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Víctor Guiu

Alargaban sus rezos los santos y los cielos imaginados. Sobre un pincel degeneraban los tibios enlaces de una pintura que todavía esperaba, en potencia, degenerar en el lienzo, como un suspiro. A través de las líneas claras de las rendijas de la persiana un infinito parlotear de níveos reflejos, en ellos te convertirás. Alabanzas sin cuentas. Cuentas sin rosarios. Rosarios sin albadas.

De entretiempo, grises persianas alimentadas de tabaco. En la mesilla azul, una luz tenue, apagada de día, delimitada por un lugar inverso al tiempo que duraba la lectura de unos capítulos del último libro.

Sobre el ajuar de una cama deshecha, sueños húmedos del que ya no espera nada. Y un papel escrito con la lista de la compra. Varias tachaduras, en rojo o azul. Dos cruces griegas en planta que divisan lo ya comprado. Un reflejo del cristal mate de una foto familiar inunda un mundo en fotones que anidan ya su muerte eterna.

Varios días cerrado, olor a humedad verde oscura. Vaho intermitente, despreciable gasto de energía sublimada a una tarde cualquiera, como quien oye llover en los días de sol y vértigo.  Sobre el cabecero un matiz de polvo. Y un cuadro atemporal que cuadra las horas como un reloj en hora punta. Entre un instante y otro se dialoga por lo bajo y suena, más de vez en cuando de lo que quisiéramos, un tono tras otro del móvil. Llamadas perdidas, mensajes de watsapp… luego silencio y  calma.

Los días cuidan la estantería repleta de horas leídas. Y allá en lo alto, sobre una repisa que no conoce plumero, dos cajas llenas de joyas vacías, como hojarasca parda sobre la alameda de noviembre.

Os cuento el detalle, entre las horas que pasan y los días que llegan, aunque no sabes nunca si uno acierta a mostrar su propio imaginario. No hay nada más real que estos signos que aprieto con la fuerza de un labrador de antaño sobre un teclado. No hay nada más real que la hipérbole curiosa de fijarse hasta en lo más nimio. La reconstrucción de unos hechos pasados en un lugar presente que cambiará más bien poco en un futuro desconocido. O la entrañable construcción de un momento sobre el castillo de naipes del poeta desconocido.