Sergi Barrios, psicólogo canino y preparador de perros para búsqueda de trufa: “Para formar a un perro trufero, me fijo en si son juguetones y comilones además de sociables”
El adiestrador prefiere hablar de individuos antes que de razas y asegura que no todos los animales son capacesEl psicólogo canino Sergi Barrios es “un apasionado” del adiestramiento de perros interesado en facilitar al truficultor animales perfectamente preparados “para que la trufa no se quede en la tierra”. La empresa Unitat Canina de Detecció, ubicada en la localidad barcelonesa de Vacarisses, ha estado presente en la vigésimo tercera edición de Fitruf celebrada en Sarrión.
-¿Tiene demanda de perros truferos en la Comarca de Gúdar-Javalambre?
-Sí, sí, mucha. Aparte de la feria, en la que la gente se acerca a pedir o a preguntar por los perros, imparto el Curso de Adiestramiento Canino para Trufa que organiza la Asociación de truficultores y recolectores de la provincia de Teruel (Atruter). Mucha de la gente que participa, aparte de prepararse el perro, lo que hace es pedir porque se dan cuenta de que necesitan dos o tres más y no tienen tiempo. Cuando tienes mucha producción, necesitas que alguien te traiga un perro ya preparado para que, en cuanto toque campo, se ponga a trabajar.
-¿Cuánto tiempo cuesta preparar a un perro para que esté disponible para buscar trufas en el campo?
-Eso depende mucho del animal. Yo me fijo mucho en los perros, sobre todo en dos cosas: si son comilones y si son juguetones. Si tienen las dos cosas, mejor, pero que tengan al menos una de las dos. Aparte de eso, me gustan los perros que sean manipulables, seguros y sociables. Entonces entrenamos todos los días y te puedes ir a unas 12 semanas para tener un perro ya para presentarlo. Hay perros que requieren un poco más de tiempo y también hay que decir que he llegado a preparar perros en menos tiempo. Hay perros que son muy espabilados, que cogen los conceptos rápido y que en 6 semanas ya están listos para entrar en la plantación y les falta poco para que se puedan acoplar a su nuevo dueño. El animal es un condicionante importante a la hora de preparar un perro para la trufa.
-Usted prepara perros que le llevan pero también vende propios...
-Las dos cosas. Lo que sucede es que muchas veces te dicen, por ejemplo: “¡Tengo un perro a la mitad, a ver si me lo acabas de terminar!”. Al final, la realidad no se ajusta a lo que te han dicho y el perro tiene carencias en el sistema de control o en la manipulación; es un perro que tiende a despistarse, es decir, tiene mucha más faena de la que toca. Por lo cual nosotros ahora no admitimos un plan de reeducación. Y para partir de cero, siempre los veo antes in situ o en vídeo.
-¿Cómo selecciona a los animales?
-Se les hacen unas pruebas muy sencillas y, a partir de ahí, se le coge o no se le coge para prepararlo. Siempre que la gente te pide un perro desde cero, que tú seleccionas, de alguna manera el trabajo es más sencillo porque yo intento no perder el tiempo con los que no tienen las habilidades o las capacidades para esto. Esto en el mundo de la truficultura hay veces que cuesta pero, si hacemos unas preguntas, se entiende rápido. ¿Cualquier perro vale para cazar, para hacer rescates o para detectar narcóticos? No. Entonces, ¿por qué nos empecinamos en pensar que cualquier perro vale para sacar trufa? Para rascar una trufa cualquier perro puede servir, pero no todos tienen las capacidades para ser un buen perro trufero, que es lo que todo el mundo quiere.
-¿Qué razas son las que mejor se adaptan a la truficultura?
-A mí me gusta más hablar de individuos que de razas. Pero si tuviera que elegir razas, me centraría, por ejemplo, en el grupo de los perros pastores porque suelen estar muy pendientes del dueño, tener unas capacidades cognitivas bastante altas y entender muy bien los conceptos. Por otro lado, estaría el grupo de los perros de muestra y de cobro. Ahí entran los bracos, los drahthaars, los setters, los bretones, los labradores... Esos serían los dos bloques importantes, pero luego te puedes encontrar cruces de perros muy buenos. Yo, por ejemplo, tengo un teckel de 8 años llamado Rusty que funciona muy bien. Aunque tenga ese cuerpecitos salchichudo, es un perro con mucha pasión por el trabajo y eso es lo que valoro: un perro con chispa, con ganas de jugar y de comer.
-La caída de producción de trufa por la sequía, ¿ha provocado un descenso en la demanda de perros?
-Yo no lo he notado porque son tantas las plantaciones emergentes... A la vez, la necesidad real de perros es muy grande, bien porque la gente de pronto necesita no sólo un perro sino varios porque simplemente porque se le han quedado viejos o no tiene tiempo de prepararlos. A veces se junto todo. Quizá saben preparar un perro, pero no tienen tiempo y les sale mucho más a cuenta comprarlo.
-¿Qué importancia tiene la formación en este ámbito?
-Se le debería dar más importancia a la parte formativa. Es decir, de la misma manera que se hacen cursos de poda, micología o cata y todo el mundo va, creo que la gente debería tener los conocimientos básicos para seleccionar perros y poder prepararlos. Esto supone añadir a los conocimientos que se tienen de los abuelos y los padres cosas para optimizar los recursos, para tener claras las secuencias para que el perro pueda progresar en el futuro.