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Nicolás Beltrán, artista colombiano: Nicolás Beltrán, artista colombiano:
Nicolás Beltrán Zapata, ante la propuesta artística que resultó galardonada

Nicolás Beltrán, artista colombiano: "En una época en la que nada dura más de una semana, el arte trascendente no tiene sentido"

El estudiante de intercambio logra un accésit en el concurso de arte Campus ARS organizado en Teruel
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Nicolás Beltrán Zapata es un estudiante de Bellas Artes procedente de Villavicencio (Colombia) cuya instalación, la pintura mural Alparceo Zone, resultó premiada con un accésit en la primera convocatoria de arte para estudiantes y recién egresados en Bellas Artes Campus ARS, organizada en Teruel. Su grafiti funde dos conceptos procedentes de España y Colombia: alparcear y parce.

-¿De dónde surge la instalación ‘Alparceo zone’?
-Este verano pasado estuve viajando por Aragón, sobre todo en los pueblos. Mi trabajo siempre ha sido un poco etnográfico, conocer a la gente e interactuar con personas de diferentes culturas y ambientes. Cuando llegas a un pueblo normalmente hablas con personas mayores, que son quienes viven allá. En Piedrafita de Jaca me senté en un banco, que resultó ser el mentidero del pueblo. Empecé a hablar con un vecino y me explicó qué era el mentidero, qué significaba alparcear, la dinámica del cotilleo, y también algunos términos en fabla que se estaban perdiendo. Empecé a trabajar con esos términos y me surgió la idea de combinar ese concepto del alparceo, de alparcear, que es una palabra que hace referencia a ese acto de cotillear, con el parce colombiano, que es como el pronombre neutro hen de los noruegos, de forma que se refiere indistintamente a personas de un sexo u otro. Al hibridar esas dos palabras, parce y alparcear, lo que trato de hacer es, precisamente, crear un espacio en el que tienen sentido las dos, en el que los amigos se juntan allí para charlar un rato.

-¿Qué significa ese término colombiano de ‘parce'?
-Es un amigo o una amiga, indistintamente. No tiene ningún matiz peyorativo, aunque en un círculo formal no lo vas a escuchar, más o menos como le sucede al colegui en España. Pero entre las personas de menos de 35 años se utiliza mucho. Viene del centro de Colombia, de Antioquia, y al principio se utilizaba para designar al que arrendaba una finca sin contrato, más o menos como la palabra española aparcero. Ahora se utiliza para designar a tu amigo o amiga, para dirigirte a alguien a quien acabas de conocer, o incluso a alguien a quien no conoces pero quieres dirigirte a él o a ella de forma amistosa. Si yo no conozco tu nombre o tu género te llamo parce, y así no hay ningún tipo de conflicto.

-¿Por qué planteó esta idea al concurso Campus ARS del campus de Teruel?
-Me gustó mucho la idea de poder hacer grafiti en una convocatoria de arte institucional, porque no es algo que usualmente suceda, y menos en el caso de la representación de letras, ya que por lo general buscan arte objetual o representaciones de la naturaleza. Yo suelo utilizar la pintura mural como medio de expresión, y que en Campus ARS se brindara la oportunidad de utilizar las letras en una muestra de arte efímero me pareció muy interesante.

Carácter efímero

-En realidad es una lástima que una pieza de pintura mural tenga carácter efímero...
-Estoy acostumbrado a que lo que hago corre gran riesgo de que no dure mucho tiempo, porque la mayoría de las intervenciones son urbanas y están expuestas a cualquier cosa. Ese riesgo se ha integrado a la poética de lo que hago. La misma mañana de la inauguración, cuando me levanté de la cama con la intención de terminar los últimos detalles, lo hice pensando que ojalá el viento no lo hubiera rasgado... Así funciona el grafiti, pintas en la calle esperando que ninguna persona lo haya tachado o pintado encima.

-¡Eso es muy terrible!
-Sí, pero es muy humano. Sobre todo en una época como la nuestra, en la que nada dura más de una semana, esa concepción del arte como algo que trasciende siglos y generaciones no tiene demasiado sentido.

-No obstante, la idea de la pieza incluye retirarlo el día 16, cuando la muestra concluya, y conservarlo? ¿O su destrucción forma parte del acto artístico?
-De hecho no hay forma de desmontarlo, está concebido de forma que, suponiendo que la intemperie no lo dañe, al momento de quitarlo se dañará... Ha nacido ya con un periodo de vida de un mes como máximo, lo que dura la exposición. Pero es que además conceptualmente tiene sentido, porque alparcear significa eso... venir, charlamos un rato de cosas que no son trascendentes, y ya está, se terminó.

-¿Desde cuándo le interesa particularmente el lenguaje y el factor etnográfico en el arte?
-Desde hace tiempo. Más que todo me dedico al grafiti con letras, se utilizan mucho los juegos de palabras, el adoptar términos de otros países, e intentar subvertir el lenguaje. La etnografía me apasiona y cuando me llegan temas interesantes en ese sentido siempre termino manifestándolos a través de la pintura mural. Toparme con esta palabra, con alparcear, fue para mí un enorme hallazgo que me pedía una intervención de este tipo.

-Pues viniendo del ámbito americano, en los pueblos habrá encontrado una mina...
-Totalmente. Se encuentran muchísimas relaciones que no tienes en ningún libro y en ninguna investigación. Cuando escucho un término aquí que no conozco pero se parece a otro que sí, buscas el origen y siempre están relacionados, solo que después de tantos años cada uno ha derivado por su cuenta.

 

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