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Ángel Celiméndiz, Lydia Floría, Óscar Blanch e Ignacio Martín exponen en Campus ARS II Ángel Celiméndiz, Lydia Floría, Óscar Blanch e Ignacio Martín exponen en Campus ARS II
Ignacio Martín Pérez presenta ‘Estrellas’, una de las piezas seleccionadas por Campus ARS II, que reflexiona sobre un problema medioambiental que afecta a las estrellas de mar

Ángel Celiméndiz, Lydia Floría, Óscar Blanch e Ignacio Martín exponen en Campus ARS II

El campus universitario de Teruel acoge por segundo año la muestra de instalación al aire libre
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Ángel Celiméndiz (Valle de Hecho, Huesca, 2000), Ignacio Martín Pérez (Zaragoza, 1984), Lydia Floría Muelas (Monzón, 1997) y Óscar Blanch Lombarte (Peñarroya de Tastanvins) protagonizan la segunda edición de Campus ARS, proyecto expositivo para estudiantes de Bellas Artes y recién egresados del campus de Teruel que desde este miércoles y hasta el 20 de diciembre muestra en diferentes puntos del campus las cuatro instalaciones seleccionadas.

La única de las cuatro obras que no está expuesta al aire libre es Jaque a los Reyes, del turolense Óscar Blanch Lombarte, que puede verse en la planta calle del edificio de Vicerrectorado. Es una propuesta que representa cuatro piezas de ajedrez de gran tamaño, dos caballos que están haciendo jaque simultáneamente a un rey y a una reina. Existe en la pieza una lectura en términos de género en cuanto a que se otorga el mismo valor estratégico al rey y a la reina, -de ahí el título Jaque a los Reyes- de lo que ocurre en el propio juego, pero además el artista explica que trata de “crear un ambiente más equitativo, más neutral, y se transforma lo bélico del ajedrez en connotaciones pacifistas”, apoyadas por el color blanco del conjunto. “La reflexión para crear armonía y paz en el mensaje de este conjunto artístico y es la conciencia activista la que se adueña del juego”.
 
‘Jaque a los Reyes’ de Óscar Blanch es la única pieza colocada a cubierto


Destaca también el hecho de que los cuadros negros de la porción de tablero que se reproduce están creados con espejo, algo que el autor interpreta como el reflejo “de la sociedad antigua con respecto a la sociedad contemporánea, siendo esta la que juega la partida” y la que, en contraposición con esa sociedad superada de la que venimos, decide convertir el juego del ajedrez en una experiencia no competitiva.

Así, Blanch afirma que la pieza “pretende llevar a cabo una deconstrucción liberadora del juego, proponiendo una transformación del rol de las piezas y normas del ajedrez y que éstas se adapten a nuestra sociedad contemporánea con una serie de reglas novedosas que tergiversan las tradicionales”. Algo así como una metáfora de lo legítimo que resulta abandonar, desdeñar o modificar reglamentos, usos o tradiciones, por instaurados que estén, con el objetivo de mejorar la realidad.

Entre el edificio del Vicerrectorado y el de la Facultad de Ciencias Sociales se encuentran dos de las cuatro instalaciones.

La primera es Estrellas, de Ignacio Martín Pérez, un conjunto escultórico en plancha de metal galvanizado y malla de alambre que emerge del césped. Estrellas está dedicado a uno de los equinodermos más populares y vistosos, las estrellas de mar, que sin embargo esta viendo como muchas de sus poblaciones se están reduciendo. desde hace algo menos de diez años. Sobre ese fenómeno trata de llamar la atención la pieza de Martín Pérez. La causa que parece estar detrás es el aumento de la actividad de microbios y bacterias en el agua marina, que reduce la cantidad de oxígeno disuelto en el mar. Este aumento puede tener que ver con el aumento de la temperatura de las aguas y la gran cantidad de materia orgánica que acaba en el mar en forma de vertido. Los investigadores han bautizado esta enfermedad como Sea Star Wasting Syndrome, y se teme que su incidencia aumente de forma exponencial y termine afectado a otros muchos organismos marinos.

La pieza en sí representa el esqueleto de un individuo ya muerto e inerte, y propone al público un acto de concienciación para “llenarlas de plásticos que se encuentren por la facultad, haciendo cómplice a cada persona de la destrucción y el aniquilamiento de estos seres vivos. Con un acto inconsciente y quizás de buena fe, nos convertimos en cómplices de esta destrucción”, afirma el zaragozano.

A pocos metros emerge del suelo Germinar, una pieza de Ángel Celiméndiz Bendi inspirada en los celebérrimos hombres-planta que popularizó José Luis Cuerda en la película Amanece que no es poco (1989).
 
Ángel Celiméndiz y ‘Germinar’, inspirada en parte en ‘Amanece que no es poco’


La instalación presenta, efectivamente, unas figuras antropomorfas, de las cuales se ha obviado deliberadamente detalles que revelen su etnia, e incluso su sexo, cuya desnudez se intuye y que están saliendo del suelo, brotando como plantas.

La pieza tiene varias lecturas, ya que incide en el concepto de estar enraizado y ligado al territorio, pero también supone una reflexión sobre la despoblación, en tanto en cuanto cobra valor el individuo cuando se piensa en él como un brote que tiene que superar una serie de dificultades antes de prosperar, y también una lectura ecologista, en cuanto a que ser humano y naturaleza forman parte de un todo, y los mamíferos, si bien no brotan directamente del suelo como los vegetales, dependen en tal medida de la salud de los ecosistemas como si lo hiciera.

Además Celiméndiz explicó que el color terroso y arcilloso de las figuras hacen referencia a la tierra en lo más desnudo, pero también a que, debido a su particular percepción del color -sufre daltonismo-, percibe Teruel de ese color ocre oscuro.

En los jardines del Colegio Mayor Pablo Serrano puede encontrarse la cuarta instalación que forma parte de II Campus ARS. Se trata de Tejer visiones, de la artista Lydia Floría Muelas, que al igual que Celiméndiz terminó el grado de Bellas Artes durante el curso pasado. En su etapa de formación Floría no ha dejado de prodigarse como creadora; la montisonense ha participado en proyectos como la colectiva Coordenadas (2021), Trash +Bestiary (2021), Vestigium (2022), Geografía Poética 3 (2023), [a]bordarme (2023), que inauguró el espacio ArTEsala hace solo dos meses, y el 1 de diciembre participará en la exposición colectiva que organiza el Museo de Arte Sacro de Teruel con motivo del Concurso Nacional de Artes Spiritu.
 
Lydia Floría muestra a sus compañeros ‘Tejer visiones’, la instalación que presentó a la segunda edición de Campus ARS

En Campus ARS II aporta Tejer Visiones, una pieza en la que sigue explorando las posibilidades del hilo y el tejido, que incorpora en la mayor parte de sus obras como fondo y como forma. Tejer Visiones entronca con la filosofía de la propia convocatoria, la de acercar, unir y conectar a las personas con el campus como espacio físico, hasta convertirlo en un espacio vivencial. Floría está convencida de que las huellas vivenciales de las personas que habitan un espacio lo configuran como tal, pasando a formar parte de su historia, por lo que su instalación trata de reunir y reflejar las vivencias y experiencias de los estudiantes vinculados al campus de Teruel para enriquecer la identidad de ese espacio físico.

En lo formal, su instalación consiste en una serie de pequeñas postales creadas a mano con un proceso de cianotipo fotográfico, con imágenes de lugares recurrentes y reconocibles del campus. Las postales están cosidas con un borde de hijo rojo -característico en muchas de las obras de Floría-, y unidas entre sí por ese mismo hilo formando un continuo a través de varios árboles frente al Colegio Mayor. En el anverso de las postales diferentes personas, alumnos, profesores o gente vinculada al campus, han escrito -algunos lo hicieron ayer, durante la inauguración de la colectiva- su propia experiencia, recuerdo o vivencia relacionada con ese espacio. Según la propia artista, “esta propuesta quiere generar un espacio transitable que simboliza el camino de la universidad y cómo el campus nos ofrece este acompañamiento en el tiempo, por lo que es importante que las palabras de las personas que recorren este camino sean escuchadas y podamos conocer sus experiencias”, formando una experiencia enriquecedora tras la propia conclusión de la obra.
 
Una chica escribe en una de las tarjetas de la instalación de Lydia Floría


Las cuatro instalaciones que forman Campus ARS permanecerán allí hasta el 20 de diciembre, siendo una excelente oportunidad para pasear por el interior de unas instalaciones habitualmente ajenas para quienes no están vinculados a la universidad. Es un proyecto organizado por el área de Escultura del grado en Bellas Artes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, teniendo como parte del comité organizador los profesores José Prieto Martín, Silvia Martí Marí, Bia Santos y David Cantarero Tomás, y que cuenta con el apoyo y la financiación de la Fundación Antonio Gargallo.

Campus ARS tiene una dotacion de 250 euros para cada autor seleccionado, en concepto de montaje de la obra en el campus, y su objetivo es impulsar la creatividad y la producción de los artistas desde su etapa de formación universitaria o recién terminada esta, además de fomentar el diálogo y el intercambio de experiencias entre estudiantes universitarios de diferentes grados convirtiendo el propio campus en una gran sala de exposiciones al aire libre.

Bia Santos, en nombre del comité organizador, alabó la calidad de las obras presentadas a la segunda edición de Campus ARS, aunque sigue echando de menos una mayor implicación por parte de los estudiantes a la hora de participar en los proyectos artísticos y expositivos extracurriculares que se ponen en marcha desde la Universidad de Zaragoza, importantes a la hora de comenzar a darse a conocer en el panorama creativo aragonés y nacional.

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