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Mónica Plaza, piloto de Aliaga: “Mi padre me enseñó que cuanto más chunga es la situación,  más calmada hay que estar” Mónica Plaza, piloto de Aliaga: “Mi padre me enseñó que cuanto más chunga es la situación,  más calmada hay que estar”
Mónica Plaza se abrocha el casco en la primera jornada de competición

Mónica Plaza, piloto de Aliaga: “Mi padre me enseñó que cuanto más chunga es la situación, más calmada hay que estar”

Los problemas mecánicos con una de las transmisiones obligaron a abandonar el Dakar a Mónica y a su padre
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Javier Gascó

Tras una travesía sinuosa y agridulce, Mónica Plaza regresa a casa después de tener que abandonar el cuarto Dakar junto a su padre por la persistencia de un problema mecánico en las transmisiones de su coche. Sin embargo, la copiloto con raíces turolenses ya piensa en su próximo reto: completar la Mediterranean Epic de bicicleta. Su pueblo, Aliaga, puede jugar un papel importante de cara a la preparación no solo de esa prueba, sino de un año que viene cargado de aventuras para ella, tanto en el automovilismo como en el ciclismo.

-¿Qué sensaciones le deja este Dakar?

-Es un sabor bastante agridulce. Simplemente estar allí es todo un privilegio y cuesta muchísimo esfuerzo llegar. Este año se inició un proyecto nuevo, se hicieron una serie de modificaciones al coche que funcionaban bien y al final no funcionaron tan bien. Cuesta mucho llegar y que cada día salgamos los últimos, adelantemos a treinta vehículos y que vuelva a reventar la misma pieza. Es bastante frustrante.

-Al final ya no había forma de tirar hacia delante, ¿no?

-Exacto. El problema es que se hizo una modificación en la transmisiones que llevábamos puestas en el coche y en todas las de recambio. El fallo siempre era el mismo y ya nos quedamos directamente sin transmisiones.

-Esa pieza ha sido todo un rompecabezas para ustedes.

-En tres años solo hemos roto una transmisión y porque le dimos un golpe fuerte. Este año se rompía por otra razón, pero sí que es verdad que esa palabra ya la hemos escuchado demasiado.

-Más allá de ese sabor agridulce, ¿cómo resumiría la experiencia?

-Este año, a parte de la dureza pura del Dakar y de que lo querían complicar un poquito más, las condiciones meteorológicas no han ayudado nada en absoluto. Ha habido grandes inundaciones y muchísimas tormentas. Eso ha dificultado mucho el dormir por las noches y los enlaces para las motos y los boogies. En una etapa vimos que había un tramo por pistas de World Rally Car y aquello parecía Jurassic Park. Cuando le dije a mi padre que en 25 kilómetros la situación empeoraba, pensábamos que era imposible. Pero llegamos y había regueros, por lo que era posible.

-Es el cuarto que hace junto a su padre.

-Sí. A parte del lazo familiar es una institución en la disciplina. Queda feo que lo diga yo, pero es así. Mi padre es una persona bastante fácil, tiene 62 años pero parece un chaval y un colega. Todo lo hace fácil. Además, con la forma de ser que tenemos los dos nos lo pasamos bien. Si hay problemas, él me ha enseñado que cuanto más chunga sea la situación, más calmada hay que estar. Creo que nos complementamos súper bien.

-Los Plaza y el automovilismo van cogidos de la mano. Su hermana también está dentro del mundo del automóvil, ¿se imaginan hacer un Dakar juntas?

-No. Hacer el Dakar es prácticamente inalcanzable porque es mucho dinero correrlo como piloto. Pero ella compite en el Nacional, junto a su piloto Miguel y justo el año pasado en la carrera de Cuenca, David Nadal no pudo venir a correr y la hicimos las dos juntas. Eso ya está testado y funciona bien.

-Después de tantas peripecias por el desierto, ¿cómo sienta dormir en su cama de nuevo?

-Cuando ves que se termina todo, tienes ganas de volver a casa para poder volver a entrenar y prepararme la siguiente carrera, que es de bicicleta dentro de un mes: la Mediterranean Epic. Sobre todo es bonito sentir el calor y el cariño de los familiares y amigos que es lo que necesitas.

-¿Vendrá por Teruel a preparar esa próxima prueba?

-Sí que me gustaría ir por Aliaga. No sé cómo voy a reorganizar estas semanas. Los últimos meses del año pasado he estado casi sin tocar la bici porque he estado compitiendo mucho en coches y tampoco voy a hacer en un mes un milagro. Pero sí que me gustaría ir a Aliaga a ver a los abuelos y a los amigos. Cuando sí que iré seguro será en abril para la Teruel Bike Festival, que tengo muchas ganas.

-¿Los objetivos del año se los marca sobre dos o sobre cuatro ruedas?

-Estamos cerrando para ver si vuelve a salir correr el Nacional de Todo Terreno como piloto y correré el Mundial de Cross Country, con Edu Arpons. El Nacional lo empezaremos en Jaén en el mes de marzo y el Mundial lo empezaremos en Abu Dhabi a finales de febrero.

-En líneas generales, ¿qué espera de este 2023?

-Con sobrevivir me conformo (risas). Tengo muchas cosas. Con la bici me exijo mucho, sobre todo a principio de curso, y mezclarlo todo con el Nacional y el Mundial de Cross Country es complicado.

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