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Maribel Medina, escritora e impulsora del festival Mi Pueblo Lee: “No soy una escritora frustrada, prefiero dedicar mis energías  a la promoción de la lectura” Maribel Medina, escritora e impulsora del festival Mi Pueblo Lee: “No soy una escritora frustrada, prefiero dedicar mis energías  a la promoción de la lectura”
La escritora y programadora cultural Maribel Medina

Maribel Medina, escritora e impulsora del festival Mi Pueblo Lee: “No soy una escritora frustrada, prefiero dedicar mis energías a la promoción de la lectura”

La creadora de la iniciativa que une literatura y mundo rural acaba de publicar una nueva novela, ‘Hambre’
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Tras cinco años sin publicar la navarra Maribel Medina vuelve a la brecha con Hambre (Contraluz), una novela que se presentó a finales de enero en Pamplona Negra y que el 12 de febrero fue protagonista de La Silla de Galdós, tertulia literaria que dirige Javier Sierra y que se emite en RNE desde la Biblioteca Eugenio Trías de Madrid. Se trata de la quinta novela de Medina, organizadora del festival literario Libri de Libros y creadora de Mi Pueblo Lee, galardonado con el Premio Nacional de Fomento de la Lectura 2024.

-¿Novela negra y España rural?

-Sí, en Hambre mezclo dos conceptos que más que interesarme me obsesionan, como son el ámbito rural y la novela negra. Pero este libro tiene una historia curiosa, porque comenzó hace siete años, cuando escribí las veinte primeras páginas y acabó en un cajón. Y lo retomé porque me lo planteé como un auténtico reto literario, un crecimiento. Los escritores normalmente nos agarramos a elementos nuestros, a nuestras propias experiencias. Pero yo decidí crear una protagonista femenina que no tuviera absolutamente nada que ver conmigo, ser una especie de diosa que crea algo de la nada. Lo único que compartimos es que situé la acción en la primera casa donde viví cuando fui hace 25 años al Baztán, una borda en medio del valle totalmente aislada.

-¿Y qué le ocurre allí?

-Pues lo primero que le pasa es que su marido la abandona. Y ella es una mujer que vive para servir a su hombre, su vida se basa en la suya. Ni siquiera está a gusto viviendo allí en medio del campo. Así que cuando es abandonada, en una casa con ovejas y un huerto que odia, sufre rabia, soledad y desconcierto en un entorno brutal. Porque esas bordas del valle del Baztán en los 90 eran lugares desagradables, fríos, húmedos... no hay farolas ni luces, por las noches escuchas las castañas que ruedan y parecen niños que corren. Ella es francesa, no habla euskera y comprueba que la gente no es abierta ante los extranjeros...

-Menudo planazo...

-Para salir adelante ella decide poner un anuncio como detective privado, porque le gusta mucho leer novela negra. Y la contratan para resolver un caso en el que hay unas vacas degolladas. Ahí la trama se aligera un poco y me da la excusa para hablar de los personajes secundarios que por allí pululan, y de cómo se relacionan entre sí. Y Sylvie, la protagonista, descubre lo que no quiere descubrir y comienza su venganza y transformación.

-¿Transformación? Entonces la cosa acaba mejor de lo que empieza...

-No sé qué decirte. Sus pilares vitales son la religión y su marido. Y cuando se tambalean esos pilares ella descubre que no existe el castigo divino, que puede hacer cosas malas sin que ocurra nada. Todo se desmorona, tiene que elegir entre muerte o vida, y elige las dos cosas.

-¿Elegir una protagonista tan diferente a usted ha cambiado el proceso de escritura con respecto a las anteriores novelas?

-Completamente. A los personas de la trilogía de la Sangre, protagonizada por Thomas Connors, los entendía y los conocía. Eran coherentes y podría recitar su biografía de memoria. Pero a Sylvie no la he llegado a entender, no sé porque piensa y actúa como lo hace... suena un poco esquizofrénico, pero he llegado a odiarla profundamente.

-¿Por que se decidió a terminar la novela entonces?

-Porque si no siempre tendría a Sylvie riéndose en mi cabeza (risas). Ya te dije que esta historia surgió como un reto literario, y no podía dejar que me venciera y pensara que soy una mala escritora.

-Este es su regreso al mundo editorial tras cinco años... ¿prefiere el oficio de escritora al de promotora de la lectura?

-¡Qué va! No tengo ese impulso vital de escribir, yo escribo de junio a septiembre cuando regreso al Baztán, y el resto del tiempo me dedico en cuerpo y alma al proyecto de Mi Pueblo Lee, que es lo que me hace disfrutar de verdad. Mi caso no es el de una escritora frustrada, lo hago de corazón porque estoy muy agradecida a los libros. Yo quedé muy joven huérfana de padre y madre y los libros me salvaron la vida. Los libros me dieron esperanza y alegría, porque cada nuevo día era una promesa de seguir leyendo. Me salvaron y Mi Pueblo Lee no es otra cosa que una muestra de ese agradecimiento perpetuo.

-¿Pese a ello sigue teniendo proyectos en ese cajón suyo?

-Siempre los tengo, muy habitualmente escribo diez, quince páginas, las meto en el cajón y así no me molestan hasta el siguiente verano en Baztán.

-¿Qué puede contarse de la próxima edición del festival Libri de Libros?

-Pues todavía nada, porque es pronto aún, pero te puedo decir que está todo prácticamente cerrado. En realidad hace dos años que lo está, y va a ser gordo, muy gordo.

-¿El mejor Libri hasta la fecha?

-No sé si el mejor, pero sí el más difícil de organizar y el que más público va a atraer, y eso que el listón ya está alto. Sobre todo público no lector, que es mi obsesión, porque el público lector ya sabe lo maravillosa que es la literatura.

-¿Presentará ‘Hambre’ en el festival?

-No. No se puede ser escritor y organizador al mismo tiempo. No sería el primero que lo hace, pero presentar tu libro en tu propio festival de libros me parece muy cutre.

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