Marcos Martínez, ingeniero: “La IA no es solo ChatGPT, es una gran herramienta que contribuyó a superar la crisis de la covid”
El turolense trabaja para IBM Research en proyectos relacionados con acelerar el desarrollo de la cienciaEl ingeniero informático turolense Marcos Martínez trabaja desde hace dos años y medio -tiene 27 de edad- en el departamento de investigación de IBM Research, en Dublín (Irlanda), en proyectos relacionados con la aplicación de Inteligencia Artificial (IA) a acelerar los descubrimientos científicos, como desarrollar nuevas medicinas, nuevos materiales e incluso la fusión nuclear. Ayer ofreció en el Museo de Teruel la charla La revolución de la IA en bioinformática, dentro del ciclo de divulgación del conocimiento impulsado por el Instituto de Estudios Turolenses.
-Cuando uno piensa en IA suele hacerlo en ChatGPT o en ordenadores malvados que dominan el mundo...
-Y me resulta curioso que no se piense en la bioinformática o en las aplicaciones de la IA al desarrollo científico. Nos está ayudando a cosas tan importantes como el tratamiento de enfermedades o el descubrimiento de medicinas, como se demostró durante la covid... La IA se usa en muchas cosas muy buenas y muy importantes pero no se le está dando la importancia que merece.
-¿La IA contribuyó al final de la crisis de la covid?
-Sí. IBM Research trabajó con Pfizer utilizando IA para recopilar todas las proteínas y todas las moléculas que estaban relacionadas en la enfermedad. Eso aceleró el proceso de saber qué tipo de medicamentos podían ser más efectivos en el tratamiento. Y también se utiliza IA en el análisis genómico para extraer las secuencias de ARN o de ADN y poder atacarlas, o para analizar todos los artículos científicos que se han escrito a lo largo de la historia sobre un tema, extrayendo la información de ellos y creando bases de datos que los humanos tardaríamos muchísimo tiempo en hacer.
-¿En los campos relacionados con la ciencia la IA funciona de un modo similar al del resto de modelos?
-Cada modelo de IA es diferente y trabaja de un modo. La forma más habitual es el aprendizaje supervisado, el deep learning, por ejemplo, que necesita muchos datos para entrenarse. Ese método se está usando en la bioinformática porque es el que mejor resultados está dando hasta la fecha. Pero hay otros métodos no supervisados que no necesitan datos y que se basan en la física de los modelos. Si por ejemplo tú sabes qué procesos físicos están involucrados en la unión entre una proteina y una molécula determinada, tú puedes crear una IA sin datos que modere ese proceso físico, porque siempre será igual.
-¿Qué cosas se están logrando y qué cosas se pueden lograr y qué cosas podemos soñar con que se logren algún día en el ámbito de la IA aplicado al desarrollo científico?
-Esa pregunta es imposible de responder porque nadie sabe cuál es el techo que tenemos. La IA ya se está utilizando para crear nuevas medicinas, para analizar el genoma humano, para analizar proteinas, y pronto ayudará a hacer medicinas personalizadas que actuarán mejor sobre el paciente concreto sobre quien se apliquen... Pero eso puede ocurrir dentro de un año, de diez o de dos meses... es absolutamente impredecible a qué ritmo unos descubrimientos van a ir dejando obsoletos otros.
-¿La forma de trabajar de la IA puede asimilarse a la auténtica creatividad humana? Porque en ciencia, lo mismo que en poesía, la chispa creativa es esencial...
-En este momento las IA carecen de esa capacidad creativa, de esa chispa de invención en la que los humanos llevamos ventaja. Pero la clave es entender que hay muchos procesos que se pueden automatizar y acelerar, que son en los que la IA nos ayuda mucho. Y también hay procesos físicos o biológicos que son como son y una vez que los comprendes la creatividad ya no tiene nada más que aportar. Ese tipo de cosas son las que una IA hace mejor que un humano, y más rápido. Pero para tareas creativas como diseñar nuevos experimentos, teorías matemáticas, o diseñar una nueva teoría de cómo funciona el universo, por poner un ejemplo, ahí si que tenemos ventaja los humanos. A fin de cuentas la IA tiene que ser entendida como una herramienta, que hace el trabajo más fácil pero no hace el trabajo sola. En ese sentido el trabajo humano y la IA son totalmente complementarios.
-¿Qué dudas éticas y morales despierta la IA en la ciencia?
-El avance en el análisis del genoma de una persona que ocasiona el uso de IA permitirá tener mucha información sensible sobre ella. Y podría hacerse un mal uso de ella. ¿Sería legítimo que ese avance nos permitiera hacer cambios en el ADN de una persona para evitar que sufriera cáncer, pero también para que los padres pudieran elegir el color de los ojos, o pedir niños a la carta? Hay muchas dudas éticas, claro, y hay un gran debate abierto al respecto. Cualquier gran revolución las genera.
-¿Existe algún grupo de interés, algún ‘lobby’ concreto en contra de usar la IA en el desarrollo científico? ¿Alguna corriente de pensamiento opuesta?
-No lo sé. Siempre habrá alguien en contra, porque hay conspiranóicos y negacionistas para todo, pero no existe una corriente en contra como tal. En ciencia siempre hay oposición, pero como se trabaja en base a experimentos, pruebas y resultados, cuando algo funciona tú puedes estar en contra si quieres, pero sigue funcionando.