Soy una defensora a ultranza de los avances tecnológicos, pienso que la capacidad humana de crear un entorno mejor y más cómodo para nosotros es ilimitada. Sin embargo, debemos ser conscientes de que tenemos una tendencia malvada y egoísta que nos lleva a hacer un mal uso de los mismos en algunas ocasiones. Por eso están surgiendo voces advirtiendo de los peligros del impulso descontrolado de la Inteligencia Artificial.
Debemos tener en cuenta que cuando se inventó el ferrocarril, aparecieron "expertos" que aseguraban tener pruebas del aumento de los infartos en las personas que utilizaban un vehículo tan rápido. El tiempo no les ha dado la razón, ya que la ciencia ha conseguido que viajemos a cientos de kilómetros por hora sin que apenas lo notemos. Estas razones me llevan a ser cautelosa con aquellas opiniones contrarias a la próxima revolución de la humanidad.
La Inteligencia Artificial está demostrando ser muy útil, incluso esperanzadora, sobre todo en el ámbito sanitario. La mayoría de nosotros la está utilizando como un juego en nuestros PC's, probando con imágenes y textos que, de momento, nos hacen mucha gracia. Pero las aplicaciones reales son verdaderamente alucinantes.
El problema es que su desarrollo no sea intervenido por las autoridades competentes. Quizá estamos muy influidos por la ciencia ficción, pero si los entendidos en neurociencia dicen que los sentimientos son pensamientos derivados de nuestros procesos racionales, no es difícil imaginar una inteligencia no humana que sea capaz de hacernos daño por egocentrismo o ambición, en un futuro no muy lejano. Ahora bien, si somos responsables y ponemos límites antes de que se nos escape de las manos, no tenemos por qué temer nada.
El debate está abierto, y eso es una buena señal. Dilucidar cuáles pueden ser las consecuencias perniciosas de volcar todo el pensamiento humano en algoritmos artificiales, podría salvarnos de la catástrofe. Si los que tienen capacidad para ello, se ponen manos a la obra de inmediato, veremos cosas que nunca pudimos imaginar.