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Luis Moreno, autor de la escultura del Campeador en El Poyo del Cid: Luis Moreno, autor de la escultura del Campeador en El Poyo del Cid:
Luis Moreno, de 74 años de edad, recientemente en su taller

Luis Moreno, autor de la escultura del Campeador en El Poyo del Cid: "Hoy habríamos pedido un crédito para haber podido hacer la figura a caballo"

El artista participará en el XXV Encuentro Mío Cid, 25 años después de haber realizado su obra
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José Luis Rubio

La imagen de Rodrigo Díaz de Vivar que soñó Luis Moreno Cutando presiden desde hace un cuarto de siglo la entrada al Poyo del Cid. La estatua, de 2,5 metros de alto, se realizó coincidiendo con la primera edición del Encuentro Mío Cid, que se celebrará en esta localidad de la Comarca del Jiloca este fin de semana. Después de 25 años, el autor, de 74 años, asegura que solo cambiaría una cosa de esta imagen: hacerla ecuestre. Vecino de Calatayud, tiene relación con el Poyo del Cid y vivió de niño en la ciudad de Teruel.

-La escultura del Campeador se levantó coincidiendo con la celebración de la primera edición del Encuentro Mío Cid. ¿Cómo llego a ser usted el encargado de su realización?
-Hace 25 años, cuando decidieron colocar allí una obra, tenían en duda el estilo que querían. Yo tengo un amigo en Calatayud que desciende del Poyo y conocía mi trabajo y me dijo que querían hacer una escultura del estilo realista que yo trabajaba, así que nos pusimos en contacto y ahí empezó todo.

-¿Cómo fue el proceso de realización de esta escultura?
-Siempre pasa lo mismo: cuando te hacen un encargo no dejas de pensar en eso todo el rato. Así que me ilustré con algún libro y con varias imágenes. Incluso me vi la película del Cid, de Charlton Heston. Pero cuando uno se lía a trabajar con el barro todo se reduce a uno mismo y la obra. Por cierto, que acudió a verme al taller un amigo que tiene los rasgos muy marcados  y en cuanto llegó le dije que se quedase quieto  un rato. Entonces, los rasgos de la cara del Cid son los de ese amigo que acudió ese día. Porque yo estaba trabajando de memoria y con algún apunte que había tomado pero  si en ese momento ves una cara que te gusta es otra forma.

-Hasta que se enfrentó con esta escultura no solía trabajar en un formato tan grande.
-Esta es la primera. Normalmente yo hacía piezas más pequeñas. Solía hacer toros.

-¿Y cómo llego desde los toros al Cid?
-Yo soy escultor porque la vida me ha llevado por ahí. Yo compré un terreno y junto a un cuñado que yo tenía y que era albañil se nos ocurrió hacer un toro. Él me dijo que prepararía unas varillas y pondría cemento para darle la forma y que yo le podría todo lo que faltaba para darle las formas. Hicimos el toro y dio que hablar porque pasó una noche pasó un vecino que vio la silueta  se tiró al brazal. Como tenemos una ganadería apenas a 500 metros, pensó que se había escapado una de las vacas. Así empezó la cosa.

Después, un día estuvieron almorzando en casa unas personas del mundo del toro y, hablando del cartel, me ofrecí a que el día de la feria hubiera una corrida  entera. Y preparé seis toros de cemento a tamaño natural. Más tarde me llevaron al Palacio de Sástago, al hotel de Zaragoza donde se alojaban los toreros, a las charlas taurinas  ... total , que me metí en el mundo del toro. Hacía temas taurinos que iban funcionando y expuse en Madrid, en la Feria del Toro y el Caballo. Allí me vieron los de Almonte, los que tienen las yeguas de las marismas, y me pidieron una escultura para Almonte de la Saca de las Yeguas. Esa escultura tiene 9 metros y 3 de alto.

Esa fue la primera, que me la fundieron en  Madrid. En mi taller yo la había hecho en barro y escayola. Pero entre tanto, vinieron del Poyo para encargarme el Cid Campeador. Y después de hacer el modelo me fui a Madrid, a la fundición,  para preguntar si me lo tendrían listo para la fecha que me habían pedido en el Poyo, y aunque el encargado me aseguró que intentarían que sí que estuviera, un chaval que había detrás me indicó que no con el dedo. Entonces le dije a mi acompañante que esta (estatua) la fundiríamos nosotros. Fue la primera que fundí en un tamaño de 2,5 metros. Después he hecho un montón de esculturas por ahí.

-Además, no es la única estatua de gran formato que tiene en la provincia de Teruel
-En Teruel tengo la del labrador, en Alfambra. También es una escultura muy realista con el hombre y su arado, la caballería, las cadenas. La disfruté mucho.

Relevancia

-A pesar de la relevancia del personaje, en España no hay muchas esculturas del Campeador.
-Aparte de la que está en la entrada del Poyo del Cid y de la que hay en Burgos, con su caballo, no hay mucho más. Estuve hablando en Ateca para hacer un busto del Cid, pero se quedó en agua de borrajas. Recuerdo que cuando estuve hablando con el alcalde (pedáneo) del Poyo que me la encargó, Santiago Escura, unos años después y se lamentó de no haber hecho la escultura en cabalo. Le dije que lo único que se podía hacer era poner un caballo y con un ranzal debajo del brazo. Así sería una imagen con caballo, pero bajado. Pero en aquellos tiempos era mucho gasto.

-A propósito del gasto, el precio que pagó el municipio por la estatua no llegó a cuatro millones de pesetas (1.140.000 euros) y recuerdan que no se puso caballo porque no había presupuesto para más.
-Eso es, porque el presupuesto no les llegaba. Cuando imaginé al Cid en el Poyo lo visualizaba en un alto, mirando al valle, y así la hice, con su espada. La estatua fue barata y mi ganancia fue mínima.

-¿Ha vuelto al Poyo del Cid desde que hizo la escultura?
-He vuelto, pero he estado de pasada. No me gustan los discursos y es verdad que me han llamado un par de veces  para haber sido pregonero, pero lo rechacé porque no soy una persona muy estudiada como para ir de pregonero. He estado tomando un café en el bar, pero sin quedar con nadie. Ahora, cuando me llamaron  para acudir por ser el 25 aniversario, dije que iría para hablar con quien fuera.

-¿Qué sensaciones tiene ahora, un cuarto de siglo después, al pasar por delante de la estatua?
-Me pasa con esta y con otras escultura que he hecho, que las veo y pienso están bien y me parecen buenas. Yo soy autodidacta y lo pienso es lo que plasmo. Y así sale. Veo piezas que he hecho y pienso que son bastante decentes. Yo no tengo estudios y recuerdo que el maestro Luis me decía que tenía que estudiar tanto como dibujaba. Pero es que a mi, lo que me iba era dibujar, pintar o hacer manualidades ... pero estudiar no. Salir a los 13 años de la escuela me dio la vida. Yo he tenido comercio porque mi padre tuvo el suyo. De hecho, yo me fui a Teruel a los 15 días de nacer porque mi padre tenía el comercio allí. Estuve hasta los 7 años, cuando mi padre se fue a Calatayud.

-¿Se imaginó usted hace 25 años que la fiesta para la que hizo la estatua iba a tener tanto recorrido?
-Cuando se inauguró vi que cogía fuerza, como le pasó a las Alfonsadas de Calatayud o la fiesta medieval de Teruel. Se vía que tenía raíces. Claro, que también depende de quién lo lleva.Si la gente que había entonces se atrevió a encargar la escultura era porque tenían un proyecto.

-¿Qué le parece que se hayan acordado de usted 25 después?
-Es un detalle que agradezco. En cuanto me lo dijeron les dije que estaré allí el sábado. Pasaremos la mañana, comeremos y  estaremos juntos y a gusto.

-Si hoy tuviera que hacer la escultura que le encargaron hace 25 años ¿cambiaría algo?
-Algo se cambia siempre. En primer lugar, pediríamos un crédito para hacer un caballo. Como escultura, yo la veo bien y no me arrepiento de ningún rasgo. Le miro la cara y veo  trazos como de Benlliure o Sorolla.

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