

Juan Carlos Calvo, historiador: “Francisco Moya siempre ha suscitado interés, pero faltaba un trabajo monográfico sobre él”
El turolense ofrecerá una charla este viernes (17.30 horas) sobre el escultor barroco frente a su retablo en San AndrésEl escultor Francisco Moya fue uno de los referentes artísticos más importantes del siglo XVIII en la provincia de Teruel, aunque hasta la investigación de Juan Carlos Calvo Asensio, historiador del arte turolense y profesor en la Universidad de Zaragoza, no se le ha dedicado un estudio monográfico en profundidad. Este viernes se presenta esa monografía a las 17.30 horas en la iglesia de San Andrés de Teruel, donde Calvo ofrecerá una charla divulgativa sobre el artista nacido en Jorcas dentro del ciclo que organiza el Instituto de Estudios Turolenses.
-¿Por qué Francisco Moya no es un artista suficientemente conocido?
-Sobre todo porque su principal obra, el retablo de la iglesia de la Compañía de Jesús, situada en lo que ahora es el Seminario, fue destruido durante la Guerra Civil. Y aunque tiene muchas obras en la Catedral y en las visitas guiadas se le nombra, pasa algo desapercibido porque lo eclipsan la techumbre y el retablo de Gabriel Yoly. Pero tiene obras realmente importantes.
-¿Cuáles destacaría?
-La primera documentada es la sillería del coro de la iglesia de la Purificación de Fortanete, que no se conserva. Y las primeras que se conservan son los retablos de la Virgen del Rosario y el Retablo Mayor de la iglesia de Alba del Campo. Después de eso se estableció en Teruel, en la década de 1730, y comienzan a llegarle muchos encargos del obispo Francisco Pérez de Prado. Hace el retablo de la capilla de la Inmaculada o el Ostensorio del retablo mayor de la Catedral, y también realiza el armario monumental de la sacristía, en el que se guardaban la Custodia y la Plata. Esa pieza no se ve en las visitas, pero tiene formato de retablo. Tras esos trabajos para la Catedral de Teruel le llega el reconocimiento y las iglesias parroquiales comienzan a encargarle muchas obras: de esta época es el retablo mayor de la desaparecida iglesia de San Juan, que tras la guerra fue trasladado a San Andrés, y también coordinó la parte escultórica del templo más monumental que hubo en el siglo XVIII en Teruel, la iglesia de San Juan. Otra obra muy interesante es el retablo mayor de San Miguel, que hoy en día está en Torres de Albarracín.
-¿Por qué la historia del arte no se había detenido todavía en él de forma exhaustiva?
-Moya siempre ha suscitado interés. Pero los primeros autores que se acercaron a su obra, en el siglo XIX, desprestigiaban su obra porque consideraban al barroco extravagante y demasiado recargado. A mediados del siglo XX un historiador turolense, Santiago Sebastián, recupera la figura de Moya desde una óptica más científica, y empieza a señalar que el escultor merece un lugar relevante entre los artistas del XVIII turolense. Ana María Gimeno publicó una tesis doctoral dedicada a las artes en Teruel durante ese siglo (Las artes en Teruel en el siglo XVIII, 2003) y también destaca a Moya, pero al no ser una monografía no profundiza sobre el escultor. Por eso decidí que era el momento oportuno de dedicar un trabajo en exclusiva a este artista.
-Trabajo que recoge el libro publicado que también presenta...
-Eso es. En 2018 hice el master en Estudios Avanzados de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, y realicé el Trabajo de Fin de Master sobre Moya, tutorizado por Rebeca Carretero. Ella me animó a publicarlo, y gracias al Instituto de Estudios Turolenses y la Beca Gonzalo Borrás vio la luz en diciembre de 2024. La obra es el número 10 de la colección e-librosdeteruel que publica el IET, y está disponible gratuitamente en su página web. Además se han imprimido 250 ejemplares que serán distribuidos entre colecciones y bibliotecas apropiadas.
-¿Hasta qué punto pudo indagar en la vida personal de Francisco de Moya gracias a la documentación existente?
-Hay muchas lagunas en ese sentido. Se cree que nació en Jorcas, pero es imposible saberlo con seguridad. En el Archivo Diocesano de Zaragoza encontré documentos que permiten saber que su esposa y varias personas con su mismo apellido, que sin embargo no se sabe con seguridad si eran sus hijos, vivieron en Jorcas. Y otro dato interesante es que sabemos que en 1753 intentó dar el salto a Madrid inscribiéndose en la Academia de San Fernando. Presentó un relieve de la Degollación de los Santos Inocentes, pero hubo algún error en la documentación presentada y no llegó a ser admitido. De hecho en la documentación que existe se le recuerda como Estatuario de Fernando VI, así que debió de tener algún contacto con la corte española, pero no se ha podido determinar hasta qué punto. En el libro que presento, Francisco Moya: un escultor al servicio episcopal en el Teruel del siglo XVIII, manejo la hipótesis es que esa vinculación pudo deberse a la recomendación del propio Pérez de Prado, que después de ser obispo de Teruel residió en Madrid como Inquisidor General y consejero de Fernando VI.
-¿Prevé publicar otros trabajos a corto plazo?
-Estoy dedicando mi tesis al arte en Teruel durante el siglo XVII, el siglo anterior al que cubre la investigación de Ana María Gimeno. Creo que la depositaré durante este años, 2025, aunque todavía no sé exactamente cuándo.