José Ramón Molins acaba de publicar su última novela
José Ramon Molins, historiador y escritor: “El XIX es un siglo brutal, con una gran cantidad de conflictos y una sociedad que está al límite”
El autor presenta este mes en varios pueblos su última novela, ‘La Verdad. El crimen fantástico de Castelserás', basada en hechos reales
El historiador y escritor José Ramón Molins acaba de publicar La Verdad. El crimen fantástico de Castelserás, una novela basada en hechos reales y que tiene muchísimas similitudes con el conocido Crimen de Cuenca. Editado por Terueligráfica, el libro narra una historia que ocurre entre finales del siglo XIX y principios del XX, un momento histórico marcado por el enfrentamiento de los partidos Conservador y Liberal por el control del poder, el caciquismo y el movimiento regeneracionista impulsado por Joaquín Costa para alentar a la sociedad al cambio.
-¿Qué tipo de historia nos cuenta 'La Verdad'?
-Fue un caso muy mediático en su época e incluso se representó una obra de teatro en Madrid sobre el asunto. La historia es muy similar al Crimen de Cuenca. Trata de una familia de La Codoñera que se desplaza a Castelserás para regentar el horno; el matrimonio tiene un hijo que se integra en la banda municipal. La cuestión es que el hijo quiere desvincularse de la banda, pero no puede llevarse el instrumento que tocaba; el padre del chico amenazó al director, éste cogió miedo y desapareció. El pueblo, alborotado, acusó a esta familia de la desaparición y al final les metieron en prisión preventiva. El chico, de tantos palos que le dieron, acabó confesando el crimen, pero, de la noche a la mañana, un padre escolapio de Alcañiz se encontró al director de la banda en Zaragoza y le explicó lo que había pasado. El director volvió, se aclaró todo y la familia acabó marchándose a Calanda.
-¿La novela es un reflejo de la sociedad de la época?
-Sí, La Verdad es una muestra de cómo era la sociedad de principios del siglo XX. Había una enorme polarización política entre partidos políticos, había caciquismo y hambre, mucha hambre. Aparece una fotografía en el libro con Joaquín Costa en 1903 dando un discurso y en esa imagen se ven las caras de la población, son las caras del hambre, del tercer mundo, un pueblo que vivía en la miseria. Había mucha gente y muy pocos recursos para atender a la población.
-¿De dónde ha obtenido las fotografías?
-En el libro aparecen unas 30. Son todas ellas de Castelserás y muy bonitas. Hay alguna de la banda de 1907, con el director, el que había desaparecido, entre otras de las procesiones que se hacían en el pueblo
-Usted ha escrito otras obras contextualizadas en esta época. ¿Qué tiene el siglo XIX?
-Es un siglo brutal, donde hay una enorme cantidad de conflictos y con una sociedad que se encontraba al límite, es una época en la que se produce una revolución del pueblo. Hay que recordar que en 20 años se producen dos atentados a Alfonso XII, dos a Alfonso XIII, se produce la muerte de Cánovas, de Prim, de José Canalejas, de Eduardo Dato, el atentado al Liceo de Barcelona, el atentado al General Martínez Campos... es un momento con la población al límite y a finales del siglo XIX.
-Tiene usted otro libro que es 'El Crimen de las Torretas', centrado en La Cerollera y es coautor del proyecto histórico 'La Codoñera en su historia'. ¿Esta última fue su obra más magna y compleja?
-Sí, el proyecto histórico de La Codoñera es muy amplio y fue complejo. Para elaborarlo trabajamos mucho en el archivo de Protocolos Notariales de Alcañiz. Cuando terminé el trabajo me planteé qué hacer a continuación, porque había dedicado alrededor de 30 años a estudiar unos 600 protocolos notariales que abarcaban desde finales del siglo XV a finales del siglo XIX. Así que, cuando se acabó todo, lo que me planteé fue o bien continuar escribiendo o bien dejarlo todo. Decidí seguir, y así fue como publiqué mi primera novela, que se llamó Florencia, centrada en una mujer que luchó por sobrevivir y criar a sus hijos, que sufrió los maltratos de un marido alcohólico. Después publiqué El crimen de las Torretas y La fuerza del vivir.
-¿Se puede extraer mucha información de los protocolos notariales de Alcañiz?
-En el Archivo de Alcañiz hay más de 3.000 protocolos que van desde 1450 hasta 1890 aproximadamente o 1900. El siglo XVIII es muy importante, porque se hicieron muchas obras. Todo lo que he estudiado allí es información para la Historia de La Codoñera. En los protocolos podemos encontrar de todo: testamentos, capitulaciones matrimoniales, lo que vendían, los que se morían, lo que se dividía, incluida la escoba... era un mundo muy oscuro. Había un miedo enorme de salir de aquel mundo en el que vivían y estaban, miedo al cambio.
-¿Qué tiene de diferente 'La Verdad' con respecto a sus obras anteriores?
-Cada proyecto tiene un sentido y es único en todos los aspectos. Hay un contexto histórico, pero La Verdad es un reflejo del caciquismo del siglo XIX, que fue un momento de lucha de poder en plena Restauración.
-¿Es complicado publicar hoy en día?
-Bastante, porque hay mucha competencia. Los autores tenemos varios sistemas. El proyecto histórico de La Codoñera fue autoedición; Florencia salió con Letrame y La Verdad con Terueligráfica.
-¿Algún proyecto en mente?
-Quiero trabajar ahora otra novela sobre el anarquismo, aunque no sé lo que saldrá.
-¿Qué tipo de historia nos cuenta 'La Verdad'?
-Fue un caso muy mediático en su época e incluso se representó una obra de teatro en Madrid sobre el asunto. La historia es muy similar al Crimen de Cuenca. Trata de una familia de La Codoñera que se desplaza a Castelserás para regentar el horno; el matrimonio tiene un hijo que se integra en la banda municipal. La cuestión es que el hijo quiere desvincularse de la banda, pero no puede llevarse el instrumento que tocaba; el padre del chico amenazó al director, éste cogió miedo y desapareció. El pueblo, alborotado, acusó a esta familia de la desaparición y al final les metieron en prisión preventiva. El chico, de tantos palos que le dieron, acabó confesando el crimen, pero, de la noche a la mañana, un padre escolapio de Alcañiz se encontró al director de la banda en Zaragoza y le explicó lo que había pasado. El director volvió, se aclaró todo y la familia acabó marchándose a Calanda.
-¿La novela es un reflejo de la sociedad de la época?
-Sí, La Verdad es una muestra de cómo era la sociedad de principios del siglo XX. Había una enorme polarización política entre partidos políticos, había caciquismo y hambre, mucha hambre. Aparece una fotografía en el libro con Joaquín Costa en 1903 dando un discurso y en esa imagen se ven las caras de la población, son las caras del hambre, del tercer mundo, un pueblo que vivía en la miseria. Había mucha gente y muy pocos recursos para atender a la población.
-¿De dónde ha obtenido las fotografías?
-En el libro aparecen unas 30. Son todas ellas de Castelserás y muy bonitas. Hay alguna de la banda de 1907, con el director, el que había desaparecido, entre otras de las procesiones que se hacían en el pueblo
-Usted ha escrito otras obras contextualizadas en esta época. ¿Qué tiene el siglo XIX?
-Es un siglo brutal, donde hay una enorme cantidad de conflictos y con una sociedad que se encontraba al límite, es una época en la que se produce una revolución del pueblo. Hay que recordar que en 20 años se producen dos atentados a Alfonso XII, dos a Alfonso XIII, se produce la muerte de Cánovas, de Prim, de José Canalejas, de Eduardo Dato, el atentado al Liceo de Barcelona, el atentado al General Martínez Campos... es un momento con la población al límite y a finales del siglo XIX.
-Tiene usted otro libro que es 'El Crimen de las Torretas', centrado en La Cerollera y es coautor del proyecto histórico 'La Codoñera en su historia'. ¿Esta última fue su obra más magna y compleja?
-Sí, el proyecto histórico de La Codoñera es muy amplio y fue complejo. Para elaborarlo trabajamos mucho en el archivo de Protocolos Notariales de Alcañiz. Cuando terminé el trabajo me planteé qué hacer a continuación, porque había dedicado alrededor de 30 años a estudiar unos 600 protocolos notariales que abarcaban desde finales del siglo XV a finales del siglo XIX. Así que, cuando se acabó todo, lo que me planteé fue o bien continuar escribiendo o bien dejarlo todo. Decidí seguir, y así fue como publiqué mi primera novela, que se llamó Florencia, centrada en una mujer que luchó por sobrevivir y criar a sus hijos, que sufrió los maltratos de un marido alcohólico. Después publiqué El crimen de las Torretas y La fuerza del vivir.
-¿Se puede extraer mucha información de los protocolos notariales de Alcañiz?
-En el Archivo de Alcañiz hay más de 3.000 protocolos que van desde 1450 hasta 1890 aproximadamente o 1900. El siglo XVIII es muy importante, porque se hicieron muchas obras. Todo lo que he estudiado allí es información para la Historia de La Codoñera. En los protocolos podemos encontrar de todo: testamentos, capitulaciones matrimoniales, lo que vendían, los que se morían, lo que se dividía, incluida la escoba... era un mundo muy oscuro. Había un miedo enorme de salir de aquel mundo en el que vivían y estaban, miedo al cambio.
-¿Qué tiene de diferente 'La Verdad' con respecto a sus obras anteriores?
-Cada proyecto tiene un sentido y es único en todos los aspectos. Hay un contexto histórico, pero La Verdad es un reflejo del caciquismo del siglo XIX, que fue un momento de lucha de poder en plena Restauración.
-¿Es complicado publicar hoy en día?
-Bastante, porque hay mucha competencia. Los autores tenemos varios sistemas. El proyecto histórico de La Codoñera fue autoedición; Florencia salió con Letrame y La Verdad con Terueligráfica.
-¿Algún proyecto en mente?
-Quiero trabajar ahora otra novela sobre el anarquismo, aunque no sé lo que saldrá.
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