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Jesús Julio Camarero, biólogo: “Estamos viendo un paisaje que se desvanece si no se mantiene la explotación del chopo cabecero” Jesús Julio Camarero, biólogo: “Estamos viendo un paisaje que se desvanece si no se mantiene la explotación del chopo cabecero”
Jesús Julio Camarero con el reconocimiento de Amigo del Chopo Cabecero. Rosa Pérez

Jesús Julio Camarero, biólogo: “Estamos viendo un paisaje que se desvanece si no se mantiene la explotación del chopo cabecero”

“Mantenerlos tiene un coste que quizás no es asumible por las administraciones, y no sé cómo podría resolverse”
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El investigador del Instituto Pirenaico de Ecología, Jesús Julio Camarero Martínez, recibió el sábado en la Fiesta del Chopo Cabecero, celebrada en Vivel del Río Martín, el título de Amigo del Chopo Cabecero por el estudio realizado sobre el crecimiento y la edad de estos árboles centenarios en la provincia de Teruel.

-¿Cómo acoge este reconocimiento?

-Es un reconocimiento en un tema que es muy de la tierra de Teruel y del medio rural, que  es muy importante para nosotros porque somos investigadores que trabajamos en temas de ecología y siempre hemos estado intentando estar conectados con temas del territorio y de interés local. Es un reconocimiento muy importante a mí y a toda la gente que ha trabajado conmigo.

-¿Cómo empezaron a investigar sobre el chopo cabecero de Teruel, porque tiene un componente sociológico, pero también social?

-Sí. Lo hicimos a través de la lectura de trabajos de las personas que llevan esto del chopo cabecero con Chabier de Jaime al frente. Leí algunos de sus trabajos y nosotros lo que hacemos es estudiar cómo crecen los árboles. Pensamos que podíamos responder a algunas preguntas que se planteaba él. Intentamos aplicar entonces nuestras técnicas de dendrocronología, que es el estudio de los anillos de crecimiento en plantas con madera.

-¿Cómo ha sido su colaboración con Chabier de Jaime?

-Sus ganas de trabajar han permitido que hayamos podido estudiar esto en varios de los sitios que él tenía muy explorados en toda la provincia de Teruel, sobre todo en el Jiloca.

-Los estudios que han hecho dan unos resultados espectaculares sobre la longevidad de estos árboles, ¿cuáles son las conclusiones?

-Usando estos anillos de crecimiento y la dendrocronología hemos podido datar la edad máxima de algunos de estos chopos en 240 años aproximadamente, y Chabier sospecha que posiblemente estemos en paisajes donde hay muchísimos chopos cabeceros que gracias a la escamonda, que se utilizaba para explotarlos en estos medios hostiles de Teruel, pues eso permitía alargar su edad. Él sospechaba que muchos chopos serían viejos y efectivamente muchos de los que hemos muestreado han dado como resultado que hay cientos de estos árboles que superan los cien años y que muchos de ellos puedan alcanzar los doscientos años.

-¿Qué porcentaje de los árboles estudiados los alcanzan?

-No son muchos, igual hablamos del diez por ciento que puedan superar los doscientos años. El problema es que si no se mantiene la escamonda pues van a sucumbir, se van a romper las ramas, a pudrir y al final van a acabar muriendo.

-¿Cuál es la edad biológica máxima que pueden llegar a alcanzar?

-No está claro porque un chopo normal no podado podría vivir cien años, pero a base de la escamonda permite alargar la edad. Entonces es fácil que alcance esas edades teóricas de unos 250 o 300 años, que para un chopo es muchísimo porque es un árbol que crece rápido y tiende a vivir poco.

-Se podría decir que esta intervención del ser humano en la naturaleza ha sido positiva, en contra de lo habitual, ¿no?

-Sí, claro. Nosotros tampoco lo vemos como algo negativo ni positivo, le damos un valor añadido al chopo cabecero como árbol viejo que también albergue muchísima biodiversidad como componente del paisaje, y que permite vivir sobre él a distintos tipos de plantas y animales, que es además algo muy bonito y que conforma un paisaje especial y que puede alcanzar grandes edades. Todo eso son factores que permite valorar esa antropización como un factor positivo. Al final vivimos en paisajes antropizados.

-Pero bueno la tendencia es destruir, y en cambio aquí se ha conseguido prolongar la vida de estos árboles.

-En este caso sí, es hacer perdurar de manera secundaria porque de lo que se trataba era de explotar estos chopos para darles un uso en el paisaje rural en medios climáticamente muy hostiles y duros donde la ganadería era la principal actividad, y era muy difícil tener bosques y estaban limitados a estos cursos de aguas y los chopos. Es un resultado digamos que de casualidad, pero que aporta otro valor a este tipo de sistemas. Lo que pasa es que si no se mantienen este tipo de explotación o de uso de los chopos pues acabarán desapareciendo todos. Estamos viendo un paisaje que se desvanece.

-El problema es cómo mantenerlo cuando ya no tiene el uso que tenía antes.

-Sí, es un problema y un coste tremendo que quizás no es asumible por las administraciones públicas, y que no sé cómo la sociedad podría resolverlo. Lo que es cierto es que ahora tienen un valor diferente como fuente de biodiversidad y de valores ecológicos, pero eso tiene un coste económico, claro.

-¿Qué le parecen actividades como la Fiesta del Chopo Cabecero y la cantidad de gente que atrae?

-Me parecen estupendas y con mucho valor porque dinamizan todo el medio rural al reunirse mucha gente en torno al chopo cabecero como excusa, digamos, para recuperar los valores del medio rural, paisajísticos y ecológicos.

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