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Javier López Pisón, premio Jerónimo Soriano 2023: “En Tanzania apetece hacer muchas cosas y con poco esfuerzo se podría conseguir mucho” Javier López Pisón, premio Jerónimo Soriano 2023: “En Tanzania apetece hacer muchas cosas y con poco esfuerzo se podría conseguir mucho”
El neuropediatra Javier López Pisón recogió en Teruel el Premio Jerónimo Soriano para ayuda a países desfavorecidos

Javier López Pisón, premio Jerónimo Soriano 2023: “En Tanzania apetece hacer muchas cosas y con poco esfuerzo se podría conseguir mucho”

El proyecto seleccionado permitirá formar a voluntarios para mejorar la atención a niños con parálisis cerebral
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El neuropediatra Javier López Pisón recibió el pasado martes en Teruel el premio Proyecto Jerónimo Soriano 2023 para ayuda a países desfavorecidos gracias al que se va a llevar a cabo la acción Formación de voluntarios de la comunidad de Msitu Wa Tembo y Londoto (norte de Tanzania ) en los cuidados de los niños con parálisis cerebral. Este galardón cerró la última edición del Memorial Jerónimo Soriano, el curso de actualización en Pediatría con el que se recuerda la figura del precursor turolense de esta especialidad médica y que organiza el servicio de Pediatría del Hospital Obispo Polanco.

-¿En qué consiste este proyecto que ha sido distinguido con el premio Jerónimo Soriano?

-El proyecto consiste en llevar a un poblado de la región del Kilimanjaro a un fisioterapeuta del hospital de la zona a enseñar a los community health workers, a trabajadores de la comunidad en la sanidad, que no son sanitarios pero son voluntarios de la propia población que ayudan. El plan es que ese fisioterapeuta les va a enseñar durante dos semanas a trabajar con niños que tienen ahí con parálisis cerebral. Posteriormente, esos trabajadores de la comunidad instruirán a los padres y familiares sobre cómo realizar la fisioterapia en niños con parálisis cerebral.

-¿Son zonas de difícil acceso y con pocos recursos, qué importancia tiene que se dé esa formación?

-Esto es en el norte de Tanzania. Es un poblado peculiar porque está a 24 kilómetros de Moshi que es una ciudad más o menos grande, pero llegar ahí te puede costar una hora y media por las características que tiene ya que no hay carreteras sino pistas y porque se mueven en dala dalas que son pequeños microbuses que no tiene horario, hasta que no se llenan no salen y cuando parece que no puede caber nadie más, caben 20 personas más llenas de bultos. Es un mundo peculiar. Por otro lado, los tanzanos, lo que yo he conocido, es gente muy tolerante, muy alegre, muy sonriente, no dan excesiva sensación de pobreza, pero desde luego no tienen recursos para problemas médicos bastante elementales. Realmente apetece hacer muchas cosas y con poco esfuerzo se conseguiría mucho.

-¿A cuántos niños puede beneficiar este proyecto?

-Como parte del proyecto, en una mañana valoramos trece niños, seguramente quede alguno más que no vino. Son trece niños con parálisis cerebral que se pueden beneficiar de algo que hasta ahora no han tenido. No están mal cuidados porque los cuidan estos voluntarios que son del propio poblado, pero da la sensación de decir: si a estos niños se les hubiese hecho rehabilitación de fisioterapia desde muy pequeños probablemente las rigideces y limitaciones que tienen ahora serían mucho menores.

-¿Por qué se decidió a presentar el proyecto al premio?

-La historia es curiosa porque yo estaba ahí de voluntario, he estado tres semanas, y cuando llevaba diez días o así una compañera pediatra me vio uno de los estados del móvil y me dijo: “Al año que viene te ayudo a presentar el premio Jerónimo Soriano” y le dije que me parecía bien y empecé a hacerlo. Se me ocurrió una cosa que no tiene nada que ver con el proyecto, enseñar a nadar a los niños porque allí en Tanzania en el interior no sabe nadar nadie y es una cosa que me da mucha pena porque es muy sencillo. Elaboré el proyecto y le pedí que me mandara las bases para seguir el guion y entonces me di cuenta de que estaba en plazo para presentarlo este año. Lo hablé allá y era demasiado rápido, el tema de enseñar a nadar, y el médico de la ONG en la que estaba, Tatu Proyect, me dijo que él tenía esta idea y que por qué no presentábamos esto otro.

-¿Cuándo se hará la formación?

-Ahora tendrá que mandarse el premio a la ONG y creo que en cuanto lo reciban se pondrán a trabajar.

-¿Era la primera vez que iba a esta zona de Tanzania?

-Sí. Me acabo de jubilar y tengo ganas de hacer cosas.

-¿Cuál ha sido su trayectoria profesional?

-Soy pediatra y soy neurólogo pediátrico. Hice la Pediatría en el Hospital Infantil de Zaragoza, en el Miguel Servet, luego estuve cuatro años en el Sant Joan de Deu de Barcelona, haciendo Neurología pediátrica, al acabar, volví al Servet y desde entonces he estado ahí, hasta que me he jubilado hace poco.

-¿Conocía la figura de Jerónimo Soriano?

-Sí. El año pasado estuve dando una charla de Neurología pediátrica en las jornadas y había estado hace más años.

-¿Qué le parece que desde Teruel se apueste por estos proyectos solidarios?

-Me parece que está muy bien, cualquier iniciativa positiva y que pueda ayudar a la gente me parece estupendo.