Elena Castillo Lorenzo, ingeniera técnico agrícola, especializada en mejora genética: “En ciencia no hay manera de adivinar si un artículo lo ha escrito un hombre o una mujer”

Elena Castillo Lorenzo nació en Alcalá de la Selva. Es ingeniera técnica agrícola especializada en genética vegetal, y desde hace una década trabaja en el Banco de Semillas de Kew en Reino Unido, una de las mayores reservas del mundo de semillas de plantas silvestres. Además es una de las mujeres turolenses elegidas por la Diputación de Teruel para el Calendario Pioneras 2023.

-Las estadísticas dicen que las STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) son cosa de chicos...

-Eso dicen, pero yo no puedo corroborarlo en mi experiencia, la verdad. A mí siempre me gustó la naturaleza y las ciencias, en el Bachillerato de Ciencias éramos más chicas y en la Ingeniería también. Únicamente en el máster de Mejora Genética Vegetal éramos solo un 20% mujeres, pero solo estábamos diez en total.

-¿Y en la cuestión laboral?

-Ahora mismo en mi departamento somos más mujeres que hombres, y en otros sitios donde he trabajado no había desproporciones significativas. No digo que no sea casualidad, pero en mi sector nunca me he sentido como una minoría por ser mujer.

-¿Y en cuanto a los puestos directivos?

-Hace cuatro años tuvimos una directora que dirigía toda la parte de ciencia, y en estos tres últimos años ha sido un hombre. En cuanto a mis jefes directos, yo personalmente he tenido dos hombres y dos mujeres.

-Con respecto a la brecha salarial en el campo de la investigación en el Reino Unido, ¿qué le dice su experiencia?

-Hasta donde yo sé no existe una brecha destacada en investigación. En Reino Unido son más abiertos con respecto a los salarios, cuando optas a un trabajo ya sabes qué salario o en qué rango de salario vas a moverte, y puedes negociarlo en función de tu experiencia. También conozco gente que cuenta cosas diferentes a esta, pero en mi experiencia personal nunca me he sentido discriminada por ser mujer, aunque sí que hay muchas personas que, por dedicarme a la ciencia, dan por hecho que muevo en un mundo muy masculinizado.

-Iniciativas como el Calendario Pioneras de la DPT buscan difundir referentes femeninos y turolenses, en todos los campos. ¿Cree que es importante contar con esos referentes a la hora de despertar vocaciones, en la ciencia, el arte o donde sea?

-Es posible, pero no lo fue en mi caso. Tenía claro que me gustaba la ciencia y no necesité tener esos referentes en quien reflejarme, seguramente el interés que mostró algún profesor o profesora impartiendo su materia tuvo más influencia en mí. A veces pienso que no sé hasta qué punto es bueno tener esos referentes, porque puede ser frustrante querer hacer lo que otra persona ha hecho ya, o querer lograr lo que logró Marie Curie y no conseguirlo. No me parece mal seguir tu propia estela, descubrir lo que te gusta y ser capaz de ir a por ello.

-¿Es partidaria de aplicar medidas de discriminación positiva a favor de la mujer, en sectores en los que sea evidente la falta de equilibrio?

-Depende de cómo se apliquen, claro, y siempre que se busque representar la diversidad que existe en la sociedad en la misma proporción.

-¿Qué medidas correctoras aplicaría usted?

-Yo siempre he dicho que si algún día tengo que contratar gente bajo mi cargo, quiero que la primera criba de currículos me llegue sin saber el género ni la procedencia de los candidatos, porque eso me permitirá concentrarme en elegir a los mejores, sin preocuparme inconscientemente de si es hombre o mujer o de si es del pueblo de al lado del mío.  

-En conversaciones de corrillo siempre se dice que los hombres o las mujeres son mejores o peores haciendo unas cosas u otras... ¿usted ha tenido en alguna ocasión constancia empírica de tal cosa?

-En absoluto. Hay personas que son más solventes en asuntos teóricos, en asuntos prácticos... pero en mi experiencia nunca tiene que ver con su sexo. En ciencia hay una cosa muy buena, y es que los trabajo científicos o los artículos que lees sobre un tema vienen firmados con un apellido y una inicial, de modo que no hay forma de saber si la investigación es de un hombre o una mujer. Te quitas ese sesgo de encima, y nadie cae en la tentación de discriminarte por tu sexo, porque no hay forma de saberlo. Y te aseguro que es imposible adivinarlo por cómo es su investigación.

-¿Usted se considera ingeniero técnico, ingeniera técnico o ingeniera técnica?

-Uffff... no sé. Creo que lo traduzco del inglés, pero como no existe género... Yo creo que uso más ingeniera técnico, aunque siempre que me preguntan suelo decir que estudié una ingeniería técnica.