Elena Castellano, técnica del Área de Clima y Energía de Amigos de la Tierra-Aragón: "Queremos cambiar el sistema energético y eso se consigue cuando se implica la ciudadanía"
"Los territorios rurales ofrecen muchas más facilidades para la implantación de comunidades energéticas"La transición energética comienza a ser una realidad de la que cada vez más personas quieren formar parte. Elena Castellano es técnica del área de Clima y Energía de Amigos de la Tierra Aragón y es la encargada del proyecto de comunidades energéticas que lleva a cabo esta asociación para dar a conocer una alternativa energética sostenible en la que la participación humana es fundamental para su desarrollo.
-¿En qué consiste exactamente su proyecto?
-El proyecto en el que estamos desde Amigos de la Tierra Aragón surge desde la organización estatal de Amigos de la Tierra y es un Proyecto Life, que tiene financiación europea. El proyecto consiste en la difusión y en la divulgación de lo que son las comunidades energéticas. Crear movimientos locales y difundir lo que son. Luego también tiene una parte que se llama de incidencia política, que consiste en hablar con el sector político para que ellos también entiendan lo que son las comunidades energéticas y lo que pueden suponer para que al final se legisle en favor a ello.
-¿Cómo define lo que es una comunidad energética?
-Las comunidades energéticas irían un poco más allá del autoconsumo. Están basadas en las energías renovables, principalmente la fotovoltaica porque es la más fácil de instalar, aunque también se contemplan otras como la energía mini eólica o mini hidráulica. Lo que diferencia un poco más del autoconsumo compartido es que las comunidades tienen que tener una base de ciudadanos y que repercuta en proyectos sociales o ambientales. El autoconsumo consiste en la instalación de renovables y eso te repercute únicamente a ti en la factura de la luz, pero en las comunidades quedan implícitos otros proyectos de carácter social o ambiental. Al ser asociaciones sin ánimo de lucro pueden invertir el dinero que se ahorran en otros proyectos.
-Es una iniciativa que cada vez está teniendo más acogida, ¿Teruel puede ser el mejor lugar para su gran impulso?
-Sí. Nosotros intentamos difundir el proyecto por todo Aragón, pero es verdad que sobre todo los territorios rurales ofrecen más facilidades para su implantación. Cuando creas una comunidad energética también creas una comunidad, por lo que la implicación ciudadana es básica. En los núcleos rurales ese paso ya está hecho. La gente se conoce y ya tiene unas inquietudes comunes de base. Por esa parte sería mucho más fácil. También por la parte de ocupación de suelo porque en las ciudades solo se alimentarían las cubiertas, mientras que en los núcleos rurales se podrían coger otras zonas y además en Teruel, que está bastante despoblado, puede tener mucha salida.
Comunidad energética
-¿Qué labores se tienen que llevar a cabo en un pueblo para dar inicio a una comunidad energética?
-Lo primero que se debe hacer es crear un grupo motor. Estos temas ahora se están hablando mucho y la gente está concienciada con el tema energético por los abusos que se están produciendo. Todavía falta sobre todo algunos promotores para que tire de estos proyectos. También es súper importante la colaboración de los ayuntamientos, sobre todo en los núcleos más pequeñitos. A partir de ahí, que es lo que más cuesta, el siguiente paso sería meternos en la parte técnica para calcular los consumos obtenidos y la gente que quiera montar la comunidad con el objetivo de sacar la potencia instalada.
-¿De dónde procede la idea de las comunidades energéticas?
-Surgen y están más avanzadas en varios países de Europa. Aquí en España se lleva muy poquito hablando de ellas, desde hace un par de años. Hemos tenido una legislación bastante poco favorable, porque en el 2007 o 2008 empezaron bastante fuertes las energías renovables, pero luego se introdujo el Impuesto al Sol, que paralizó todo. Ahora se está empezando de nuevo.
-La llegada de las renovables ha generado mucha polémica en varias zonas de Teruel debido a su impacto en la naturaleza. ¿Las comunidades energéticas están reñidas con esos grandes macroproyectos?
-No hay una disputa directa, pero desde la Asociación Amigos de la Tierra sí que estamos en contra de los megaproyectos de energías renovables tanto eólica como fotovoltaica. Si solo cambiamos la energía fosil del carbón, del petróleo o del gas por energía renovable solo estamos cambiando la fuente de energía. Nosotros lo que queremos es cambiar el sistema energético y eso no se consigue solo cambiando la central térmica por energía solar o energía eólica. Eso se consigue cuando la ciudadanía se implica directamente. Vamos a empezar por lo que tenemos más cerca y luego seguramente necesitaremos proyectos de ese tipo a una mayor escala, pero primero deberíamos dar el primer paso.
-¿Cree que ese cambio puede producirse pronto?
-Es probable. Ha empezado hace muy poquito tiempo y se ve que en este último tiempo la gente se ha interesado mucho. Se están poniendo en marcha proyectos, pero no terminan de concretarse porque falta sobre todo dar soluciones respecto al enganche a red y en la venta. Cuando haya una legislación favorable que regule todos los pasos que ahora están dando a ciegas, todo será mucho más fácil y se verán los beneficios porque son proyectos rentables.