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Celia Santos,  escritora: “Teresa Alonso es un símbolo  de lo que es ser un refugiado: una persona desarraigada” Celia Santos,  escritora: “Teresa Alonso es un símbolo  de lo que es ser un refugiado: una persona desarraigada”
La escritora Celia Santos, autora de la novela ‘La niña de Rusia’, en la que cuenta la vida de Teresa Alonso

Celia Santos, escritora: “Teresa Alonso es un símbolo de lo que es ser un refugiado: una persona desarraigada”

Celia Santos presenta este lunes 1 de mayo en los Pozos de Caudé su tercera novela, ‘La niña de Rusia’
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La escritora Celia Santos (Bergara, 1972) presentará este lunes 1 de mayo en los Pozos de Caudé su tercera novela, La niña de Rusia (Ediciones B), en la que cuenta la vida de Teresa Alonso, refugiada durante la Guerra Civil en la Unión Soviética.

La presentación se enmarca en el homenaje a los fusilados republicanos organizado por la Asociación de los Pozos de Caudé, al que Teresa Alonso, que ahora tiene 98 años, solía acudir.

-¿Qué supone para usted presentar La niña de Rusia en un lugar como los Pozos de Caudé?

-Es un sitio emblemático y mítico, que aparece en mi libro porque la protagonista estuvo acudiendo durante muchos años al homenaje a los más de 1.000 fusilados. Teresa Alonso es ahora muy mayor y yo cumpliré su deseo de acudir para rendir homenaje a los caídos y olvidados.

-¿Quién es Teresa Alonso, esa niña de 98 años?

-A sus 98 años, Teresa sigue siendo una Niña de Rusia. En 1937 y con 12 años, fue una de los 3.000 menores que desembarcaron en la URSS huyendo de la guerra civil y que, tres años después, se encontraron con otra guerra más cruel si cabe.

-¿Cómo tuvo conocimiento de su historia?

-Es mi vecina en Barcelona, vive a dos calles de mi casa. Pero fue en un homenaje a Lluís Martí Bielsa, que participó en 1944 en la liberación de París, cuando el presidente de la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo, Carles Vallejo, me habló de Teresa y de que llevaba años buscando a alguien que contara su vida. Yo me enamoré de su historia y no me lo pensé.

-Y ella, ¿tuvo dudas?

-Teresa tuvo una educación soviética y, aunque al principio se mostró suspicaz, enseguida se abrió. Es una mujer cariñosa y generosa. Así que estuve 3 años trabajando hasta que el libro salió a la luz.

-¿Porqué decidió que fuera una novela y no una biografía?

-A veces con la ficción las historias se asimilan un poco mejor. Una biografía o un ensayo pueden resultar más tediosos porque se llenan de datos, fechas y lugares. Escribirlo y leerlo a modo de novela puede resultar más ameno, pero eso no quiere decir que me haya inventado nada.

-¿Qué proceso siguió para la escritura de este libro?

-Lo más práctico y creíble, y la forma más honesta de contar los 20 años que Teresa estuvo en la Unión Soviética, era el orden cronológico. Nos reuníamos una o dos veces por semana y me iba contando su vida. No fue difícil porque tenía una memoria prodigiosa y se acordaba de todo. Después tuve que transcribir esas más de 100 horas de conversaciones y hacer un guión.

-¿Qué opina Teresa del resultado?

-Fue muy curioso porque, días antes de salir la novela, fuimos a la editorial porque no me la podía llevar de promoción con sus años. Después, mientras estábamos comiendo, me dijo que quería irse a casa para empezar a leerla. Pudo revivir su historia y estaba contenta y emocionada.

-Desde la presentación de la novela en septiembre de 2022, ¿ha recibido más testimonios?

-He recibido mensajes de descendientes de otros Niños de Rusia o que conocieron a algunos de los personajes que aparecen en el libro. Por ejemplo, me escribió desde La Habana una paciente de Alicia Casanovas, otra niña de Rusia que se hizo médica y que después se fue a vivir a Cuba, donde trabajó como pediatra y neumóloga y que acabó con la tuberculosis en la isla.

La gente me dice que es una historia muy dura porque en realidad lo es. Cuenta la vida de una niña exiliada sola con tan solo 12 años a un país del que no conocía el idioma. Vivió el cerco de Leningrado y tuvo que cruzar la cordillera del Cáucaso a pie, y pasar todo eso es muy duro.

-Además de contar la vida de Teresa, ¿qué otro propósito tenía al escribir este trabajo?

-Que se conozca esta parte de la historia que desgraciadamente no aparece en los libros de historia. Precisamente ahora, acogemos a los refugiados de Ucrania, que entonces formaba parte de la URSS y que también acogió a los niños españoles que escapaban de la guerra. Entonces, estábamos del otro lado. Han pasado muchos años y las generaciones nuevas no conocen estos hechos.

-¿Es la historia de Teresa la de millones de personas refugiadas?

-Es un símbolo de lo que es ser un refugiado: una persona desarraigada. Allí eran los niños españoles, y aquí los Niños de Rusia. Gran parte de ellos no recibieron el cariño ni el reencuentro que habían soñado cuando volvieron a España, algo se había roto. En la Unión Soviética tenían una buena vida y una educación exquisita, pero lo que dejaron aquí eran familias republicanas, que tenían que sobrevivir al franquismo.