Imagen de la autora, con el poemario que acaba de publicar y que presentará en Las Parras este martes
Carme López Arias, poeta: “A menudo nos dicen en la ciudad a mis hijas y a mí: ‘¡Qué suerte que tengais pueblo!’”
La catalana presentará este martes en Las Parras de Castellote su último poemario publicado
Carme López Arias presentará su último poemario, Bienvenidos a Las Parras, este martes, 16 de agosto, a partir de las 19.30 horas en la plaza Mayor de Las Parras de Castellote. López es una Graduada Social de Tarragona, autora de libros como Versant en femení (Neopatria, 2018) o El bulevard insome (Neopatria, 2021) y colaborado en varios poemarios colectivos. Bienvenidos a Las Parras es un conjunto de poemas gestados al tiempo que los recuerdos que conserva la escritora de su infancia en este pueblo, donde el contacto con la naturaleza, los aromas, los paisajes y sus gentes han formado parte de su vida desde el principio.
En el acto de presentación del martes intervendrán Luis Peralta, presidente de la Comarca del Bajo Aragón, Ramón Barberán, catedrático de la UZ, María Pilar Soro, la prologuista, y la propia autora del libro.
- ¿Qué le ha llevado a publicar un poemario inspirado en Las Parras de Castellote?
-En la presentación de mi primer poemario en el año 2018 en Las Parras de Castellote, ofrecí adicionalmente un pequeño recital de los poemas que tenía inspirados en el pueblo que fueron acogidos con agrado y petición de las gentes de que fuesen publicados. La frase era: ¿Para cuándo el poemario del pueblo?, pregunta que se me lanzaba a cada encuentro y que dió fuerza a la decisión de emprender este proyecto, como una ofrenda a las gentes y su entorno en donde tantas vivencias hemos compartido.
-Ese ejercicio de nostalgia... ¿le ha hecho disfrutar, o por el contrario, ha despertado un sentimiento de tristeza o de pérdida?
-Los poemas nacen del corazón hacia la pluma, son recuerdos vivos que me causan una gran satisfacción independientemente de su grado emotivo, unos son fiesteros, otros melancólicos, pero un rasgo intrínseco en mi escritura es hacer bella la tristeza también, no deja de ser un sentimiento que nos acompaña a todos en la vida y debemos canalizarlo hacia una emoción con sabor agradable y la poesía nos da esa oportunidad de transformar en belleza recuerdos dolorosos y saber mirar con un cierto romanticismo el paso del tiempo y sus vicisitudes.
-¿Cuál diría que es el tono de su poemario? ¿Vitalista, melancólico, divertido, fatal... ?
-El poemario se estructura en tres capítulos: Enaltecimiento a Las Parras de Castellote, Poesía Costumbrista y Poesía Intimista.
En el primer y segundo capítulo encontramos elementos vitalistas, melancólicos, divertidos, basados en las vivencias compartidas, en los paisajes que nos rodean, en las costumbres y su entorno arquitectónico-cultural. En el tercer capítulo se expresan las emociones íntimas que causa en mi ser, siendo un cierre al poemario de índole personal.
Diría que es regocijarse en tiempos pasados y recientes, con un sabor agridulce que despierta el sentimiento de honra por haber podido experimentar situaciones y valores que debemos evitar que pasen al olvido y transmitirlos a las nuevas generaciones. Como digo en unos de los poemas del libro: No toda comodidad es sinónimo de felicidad.
-¿Si tuviera que resumir en un verso su relación con Las Parras, cual sería?
-El primer poema del libro empieza diciendo: “Escribí unos versos sentidos dedicados a ti, pueblo querido, y sin darme cuenta sentí que vivías dentro de mí”. En el momento que surge el primer poema se produce un acto de interiorización con una afirmación contundente, allá en lo más íntimo de mí está grabado el pueblo, es una parte intrínseca que ha hecho mella en los andares de mi vida, una lección de vida que ha abierto caminos a mi mente, a la forma de asumir y evolucionar delante de los avatares de la existencia. La relación con el entorno y con sus personas, es un aprendizaje de vida que suma y que quiero reivindicar como un factor de gran valúa que poseemos todos aquellos que hemos podido participar de la vida rural.
Una frase que me han dicho más de una vez a mí y a mis hijas “¡Que suerte que tienes pueblo!”, creo que resume el agradecimiento y valor que hemos de dar al entorno rural que nos acoge.
-En lo formal cómo es 'Bienvenidos a Las Parras'? Te gusta la poesía contemporánea, libre de métricas y rima, te gusta la poesía más clásica...?
-Hago poesía en rima libre, en mi caso que escribo desde el corazón no quiero sustituir las palabras con las que él habla, por sinónimos para poder realizar la métrica, le quitaría su genuinidad. No construyo poemas con una arquitectura normativa ya que el corazón no habla así, no obstante la rima es un ejercicio que me atrae, ya que da una musicalidad a la poesía y calidad literaria entrando en una especie de juego de palabras muy atractivo.
-Hábleme de su relación con Las Parras de Castellote, por cierto...
-La relación con Las Parras viene desde que tenía cinco años. Mis padres lo conocieron a través de un matrimonio amigo, en el que ella era del pueblo, y quedaron enamorados de su paisaje y vida cotidiana sin comodidades. Tanto mi madre como mi padre habían vivido en el mundo rural en su niñez y querían que sus hijos tuvieran esa experiencia, de las dificultades, de la falta de comodidades, de la cooperación, de la buena vecindad, de la adaptación a las costumbres de allí a donde vas. Mi abuela decidió comprar casa y pasaba largas temporadas en el pueblo hasta que llegaban los fríos del invierno. De abuela a madre, a hija y nietas... Cuatro generaciones somos ya arraigadas a Las Parras de Castellote, no con sangre pero sí de alma. Como dicen los versos que inician el poemario: “No corre tu sangre por mis venas, es tu esencia quien inunda mi alma”.
-¿Qué diría que ha aportado su vinculación con este pueblo, sus estancias en él, en su vida?
-La vinculación con Las Parras me ha aportado una referencia en el camino de la vida, el pueblo siempre está allí como un pilar fundamental, con la fuerza de su abrazo vital que ha florecido en amistades imperecederas que pasan de padres a hijos como si se grabaran en los genes. El magnetismo brutal de sus gentes se contagia y te atrapa. Quien viene forastero nunca lo hace solo una vez y lo recuerda toda la vida.
-Parece que todo el mundo, voluntaria o involuntariamente, debe elegir vivir en una gran ciudad para tener a su alcance un futuro estable y unos servicios básicos para sí mismo y para su familia. ¿Quién debería envidiar a quién? ¿Los habitantes del medio rural a los del medio urbano, o viceversa?
-El sistema ha provocado el nacimiento de grandes capitales donde se aglutinan los medios necesarios para la subsistencia a costa de la destrucción previa del mundo rural, creando necesidad en sus gentes para que tuvieran que emigrar a las ciudades. Nadie deja su pueblo si no es por necesidad y admiro profundamente a los que luchan por volver con iniciativas emprendedoras para ser productivos en su localidad y poder ganarse la vida entre las paredes que lo vieron nacer. Las Administraciones deben fomentar el desarrollo económico en sus medios rurales con propuestas firmes y abiertas, evitando burocracias entorpecedoras. Se arrancaron melocotoneros, olivos, viñas... el ganado perdido. Me produce una tristeza inmensa.
La dureza de la vida sobre todo para las mujeres, que se llevaban la peor parte en aquellos años donde su finalidad era el matrimonio y tener hijos. Factores que hacían desear volar, ir a otro lugar con más expectativas de libertad, de trabajo. La juventud, ante este panorama, deseaba poder instalarse en la ciudad como una alternativa de vida y de prosperidad. Pero todo estaba orquestado por los poderes fácticos. Cuantos pueblos abandonados, cuanta diáspora...
En mi opinión cada uno escoge por necesidad su modus vivendi, unos han podido seguir en el pueblo, otros han tenido que instalarse en la ciudad y en cada uno de los dos entornos encontraremos puntos positivos y negativos, no son comparables, es una cuestión de adaptación al medio y de valorar lo que nos ofrece. Como decía un abuelo, en la capital si eres pobre, eres doblemente pobre. Realmente ante las crisis recientemente vividas mucha gente ha vuelto al mundo rural.
-Ramón Barberán y María Pilar Soro le acompañarán en la presentación del martes...
-Ramón Barberán es sobrino de la persona que nos alquiló por primera vez la casa donde nos alojamos en Las Parras antes de comprar la que tenemos en la actualidad, por ese motivo para mí tiene un valor sentimental que presente mi libro dedicado al pueblo. Y Maria Pilar Soro es, aparte de mi prologuista, amiga desde la tierna infancia y que ha compartido conmigo todas las vivencias y sentimientos que se describen en el poemario, cosa que relata en un bellísimo prólogo que le agradezco infinitamente.
-¿Ha escrito alguna vez prosa o novela, o siempre ha hecho poesía?
-La novela es un reto que no descarto emprender cuando disponga del tiempo que requiere. La poesía es innata en mí, desde la niñez y fluye como una necesidad natural de transmitir sentimientos, de envolver en belleza la realidad que me habita y entregarla al lector como una ofrenda de una parte mía.
-Pero a tenor de las cifras de ventas, el público prefiere la prosa...
-Tu pregunta me aporta una reflexión: No elijo el género, más bien el género me eligió a mi. Como bien dices, la expresión es una forma de expandir lo interno hacia el exterior y se realiza espontáneamente, en mi caso, mediante la poesía. No es premeditado, fluye de esta manera. Cierto es que el género poetico se ha convertido en el hermano pobre de la literatura vendida, pero no por su calidad, sino por el marketing que ofrecen las editoriales, muchas de las cuales no aceptan poesía, curioso pero verídico.
Ser poeta es un don, ser novelista es un oficio. Un novelista no es poeta pero un poeta puede ser novelista. La poesía es una filosofía de vida si me permites la expresión, es captar la belleza en todo y tener la facilidad de transmitirla en palabras, con metáforas para que se clave en el subconsciente del lector y lo remueva por dentro. Es un desnudarse ante la vida, dar paso a la sensibilidad que todos tenemos, muchas veces vetada por qué sentir parece ser que nos hace débiles y precisamente la valentía de una persona radica en no tener miedo a expresar sus emociones.
En el acto de presentación del martes intervendrán Luis Peralta, presidente de la Comarca del Bajo Aragón, Ramón Barberán, catedrático de la UZ, María Pilar Soro, la prologuista, y la propia autora del libro.
- ¿Qué le ha llevado a publicar un poemario inspirado en Las Parras de Castellote?
-En la presentación de mi primer poemario en el año 2018 en Las Parras de Castellote, ofrecí adicionalmente un pequeño recital de los poemas que tenía inspirados en el pueblo que fueron acogidos con agrado y petición de las gentes de que fuesen publicados. La frase era: ¿Para cuándo el poemario del pueblo?, pregunta que se me lanzaba a cada encuentro y que dió fuerza a la decisión de emprender este proyecto, como una ofrenda a las gentes y su entorno en donde tantas vivencias hemos compartido.
-Ese ejercicio de nostalgia... ¿le ha hecho disfrutar, o por el contrario, ha despertado un sentimiento de tristeza o de pérdida?
-Los poemas nacen del corazón hacia la pluma, son recuerdos vivos que me causan una gran satisfacción independientemente de su grado emotivo, unos son fiesteros, otros melancólicos, pero un rasgo intrínseco en mi escritura es hacer bella la tristeza también, no deja de ser un sentimiento que nos acompaña a todos en la vida y debemos canalizarlo hacia una emoción con sabor agradable y la poesía nos da esa oportunidad de transformar en belleza recuerdos dolorosos y saber mirar con un cierto romanticismo el paso del tiempo y sus vicisitudes.
-¿Cuál diría que es el tono de su poemario? ¿Vitalista, melancólico, divertido, fatal... ?
-El poemario se estructura en tres capítulos: Enaltecimiento a Las Parras de Castellote, Poesía Costumbrista y Poesía Intimista.
En el primer y segundo capítulo encontramos elementos vitalistas, melancólicos, divertidos, basados en las vivencias compartidas, en los paisajes que nos rodean, en las costumbres y su entorno arquitectónico-cultural. En el tercer capítulo se expresan las emociones íntimas que causa en mi ser, siendo un cierre al poemario de índole personal.
Diría que es regocijarse en tiempos pasados y recientes, con un sabor agridulce que despierta el sentimiento de honra por haber podido experimentar situaciones y valores que debemos evitar que pasen al olvido y transmitirlos a las nuevas generaciones. Como digo en unos de los poemas del libro: No toda comodidad es sinónimo de felicidad.
-¿Si tuviera que resumir en un verso su relación con Las Parras, cual sería?
-El primer poema del libro empieza diciendo: “Escribí unos versos sentidos dedicados a ti, pueblo querido, y sin darme cuenta sentí que vivías dentro de mí”. En el momento que surge el primer poema se produce un acto de interiorización con una afirmación contundente, allá en lo más íntimo de mí está grabado el pueblo, es una parte intrínseca que ha hecho mella en los andares de mi vida, una lección de vida que ha abierto caminos a mi mente, a la forma de asumir y evolucionar delante de los avatares de la existencia. La relación con el entorno y con sus personas, es un aprendizaje de vida que suma y que quiero reivindicar como un factor de gran valúa que poseemos todos aquellos que hemos podido participar de la vida rural.
Una frase que me han dicho más de una vez a mí y a mis hijas “¡Que suerte que tienes pueblo!”, creo que resume el agradecimiento y valor que hemos de dar al entorno rural que nos acoge.
-En lo formal cómo es 'Bienvenidos a Las Parras'? Te gusta la poesía contemporánea, libre de métricas y rima, te gusta la poesía más clásica...?
-Hago poesía en rima libre, en mi caso que escribo desde el corazón no quiero sustituir las palabras con las que él habla, por sinónimos para poder realizar la métrica, le quitaría su genuinidad. No construyo poemas con una arquitectura normativa ya que el corazón no habla así, no obstante la rima es un ejercicio que me atrae, ya que da una musicalidad a la poesía y calidad literaria entrando en una especie de juego de palabras muy atractivo.
-Hábleme de su relación con Las Parras de Castellote, por cierto...
-La relación con Las Parras viene desde que tenía cinco años. Mis padres lo conocieron a través de un matrimonio amigo, en el que ella era del pueblo, y quedaron enamorados de su paisaje y vida cotidiana sin comodidades. Tanto mi madre como mi padre habían vivido en el mundo rural en su niñez y querían que sus hijos tuvieran esa experiencia, de las dificultades, de la falta de comodidades, de la cooperación, de la buena vecindad, de la adaptación a las costumbres de allí a donde vas. Mi abuela decidió comprar casa y pasaba largas temporadas en el pueblo hasta que llegaban los fríos del invierno. De abuela a madre, a hija y nietas... Cuatro generaciones somos ya arraigadas a Las Parras de Castellote, no con sangre pero sí de alma. Como dicen los versos que inician el poemario: “No corre tu sangre por mis venas, es tu esencia quien inunda mi alma”.
-¿Qué diría que ha aportado su vinculación con este pueblo, sus estancias en él, en su vida?
-La vinculación con Las Parras me ha aportado una referencia en el camino de la vida, el pueblo siempre está allí como un pilar fundamental, con la fuerza de su abrazo vital que ha florecido en amistades imperecederas que pasan de padres a hijos como si se grabaran en los genes. El magnetismo brutal de sus gentes se contagia y te atrapa. Quien viene forastero nunca lo hace solo una vez y lo recuerda toda la vida.
-Parece que todo el mundo, voluntaria o involuntariamente, debe elegir vivir en una gran ciudad para tener a su alcance un futuro estable y unos servicios básicos para sí mismo y para su familia. ¿Quién debería envidiar a quién? ¿Los habitantes del medio rural a los del medio urbano, o viceversa?
-El sistema ha provocado el nacimiento de grandes capitales donde se aglutinan los medios necesarios para la subsistencia a costa de la destrucción previa del mundo rural, creando necesidad en sus gentes para que tuvieran que emigrar a las ciudades. Nadie deja su pueblo si no es por necesidad y admiro profundamente a los que luchan por volver con iniciativas emprendedoras para ser productivos en su localidad y poder ganarse la vida entre las paredes que lo vieron nacer. Las Administraciones deben fomentar el desarrollo económico en sus medios rurales con propuestas firmes y abiertas, evitando burocracias entorpecedoras. Se arrancaron melocotoneros, olivos, viñas... el ganado perdido. Me produce una tristeza inmensa.
La dureza de la vida sobre todo para las mujeres, que se llevaban la peor parte en aquellos años donde su finalidad era el matrimonio y tener hijos. Factores que hacían desear volar, ir a otro lugar con más expectativas de libertad, de trabajo. La juventud, ante este panorama, deseaba poder instalarse en la ciudad como una alternativa de vida y de prosperidad. Pero todo estaba orquestado por los poderes fácticos. Cuantos pueblos abandonados, cuanta diáspora...
En mi opinión cada uno escoge por necesidad su modus vivendi, unos han podido seguir en el pueblo, otros han tenido que instalarse en la ciudad y en cada uno de los dos entornos encontraremos puntos positivos y negativos, no son comparables, es una cuestión de adaptación al medio y de valorar lo que nos ofrece. Como decía un abuelo, en la capital si eres pobre, eres doblemente pobre. Realmente ante las crisis recientemente vividas mucha gente ha vuelto al mundo rural.
-Ramón Barberán y María Pilar Soro le acompañarán en la presentación del martes...
-Ramón Barberán es sobrino de la persona que nos alquiló por primera vez la casa donde nos alojamos en Las Parras antes de comprar la que tenemos en la actualidad, por ese motivo para mí tiene un valor sentimental que presente mi libro dedicado al pueblo. Y Maria Pilar Soro es, aparte de mi prologuista, amiga desde la tierna infancia y que ha compartido conmigo todas las vivencias y sentimientos que se describen en el poemario, cosa que relata en un bellísimo prólogo que le agradezco infinitamente.
-¿Ha escrito alguna vez prosa o novela, o siempre ha hecho poesía?
-La novela es un reto que no descarto emprender cuando disponga del tiempo que requiere. La poesía es innata en mí, desde la niñez y fluye como una necesidad natural de transmitir sentimientos, de envolver en belleza la realidad que me habita y entregarla al lector como una ofrenda de una parte mía.
-Pero a tenor de las cifras de ventas, el público prefiere la prosa...
-Tu pregunta me aporta una reflexión: No elijo el género, más bien el género me eligió a mi. Como bien dices, la expresión es una forma de expandir lo interno hacia el exterior y se realiza espontáneamente, en mi caso, mediante la poesía. No es premeditado, fluye de esta manera. Cierto es que el género poetico se ha convertido en el hermano pobre de la literatura vendida, pero no por su calidad, sino por el marketing que ofrecen las editoriales, muchas de las cuales no aceptan poesía, curioso pero verídico.
Ser poeta es un don, ser novelista es un oficio. Un novelista no es poeta pero un poeta puede ser novelista. La poesía es una filosofía de vida si me permites la expresión, es captar la belleza en todo y tener la facilidad de transmitirla en palabras, con metáforas para que se clave en el subconsciente del lector y lo remueva por dentro. Es un desnudarse ante la vida, dar paso a la sensibilidad que todos tenemos, muchas veces vetada por qué sentir parece ser que nos hace débiles y precisamente la valentía de una persona radica en no tener miedo a expresar sus emociones.
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