Síguenos
Carlos Fortea, traductor, escritor y coordinador del último monográfico publicado en Turia: Carlos Fortea, traductor, escritor y coordinador del último monográfico publicado en Turia:
Carlos Fortea, durante la presentación de Turia en Teruel el pasado día 23 de noviembre

Carlos Fortea, traductor, escritor y coordinador del último monográfico publicado en Turia: "'Las Mil y una Noches' sería menos menos exótico si hubiera sido traducido en sentido estricto"

El filólogo madrileño, hijo y nieto de turolenses, es uno de los traductores del alemán más importantes de España
banner click 236 banner 236

Carlos Fortea es uno de los traductores del alemán más importantes de nuestra literatura (T. Bernhard, Günter Grass, S. Zweig, Kafka...). Madrileño de padres y abuelos turolenses, ha coordinado el monográfico sobre traducción que publica el último número de la revista Turia.

-¿Cuál es el objetivo de este  monográfico?
-Poner sobre la mesa el trabajo de los traductores, los grandes olvidados de la literatura, recordando a los lectores que más de la mitad de lo que lee está traducido. Y además hemos querido ofrecer una panorámica de todo lo que están haciendo esos escritores en la sombra, que es mucho.

-¿Qué es una buena traducción?
-Es un texto capaz de incorporarse a la literatura nacional del país al que va destinado. Capaz de hacer olvidar al lector que Dickens escribía en inglés. Que incorpora al castellano los recursos utilizados por el autor, manteniendo al mismo tiempo hasta el último detalle del original.

-¿Una traducción literal podría no funcionar en castellano?
-Es imposible que funcionara.

-¿Cómo se traducen los chistes o refranes propios de una comunidad de hablantes?
-Con mucha dificultad. Normalmente buscamos una equivalencia, un chiste que, sin ser el mismo, tenga la misma intención, y que al mismo tiempo no sea demasiado castizo, porque nadie se creería que eso lo ha dicho un alemán o un francés. A veces creamos chistes a propósito para que encajen, y si no es posible asumimos que esa parte se va a perder. En una traducción siempre se pierde algo, pero es preferible eso que provocar un choque que saque al lector de la lectura.

-¿Un traductor es un escritor frustrado, o puede llegar a convertirse en tal?
-Creo que no. Un traductor es un escritor que decide escribir un género literario que se llama traducción.

-¿Un género literario?
-Estoy convencido de que lo es. Es fundamentalmente verbal, no hay preocupación por los contenidos, que te vienen dados, sino por la forma. Es la pura entrega al lenguaje. Y es una elección libre y vocacional. Pero muchos de nosotros también escribimos novela.

Creatividad

-Aunque sea verbal y formal... ¿cuánto de creativo tiene el trabajo de traductor?
-Hay un debate clásico sobre los límites de la lengua. En alemán, por ejemplo, las frases son larguísimas. Pues cuando yo traduzco del alemán debo construir frases largas para transmitir esa esencia de la forma de expresarse de otro país. Nosotros ensanchamos el castellano, no solo con términos sino con formas. Cuando traduces por primera vez a Marcel Proust o Joyce estás abriendo a los lectores españoles el mundo del flashback o del diálogo interior, por ejemplo.

-¿Las modalidades del español que se habla en América latina tienen sus propios traductores?
-Absolutamente. Las modalidades lingüísticas no son imitables. Yo puedo intentar imitar el mexicano en una traducción, pero no lograría más que una pobre caricatura.

-Se dice que lo de atribuir el pecado original a la manzana es debido a una mala traducción de la Biblia hebrea al latín... ¿Conoce algún caso similar?
-No me atrevería a decir si es cierto o no, pero leí hace años que el zapato de Cenicienta realmente era de cuero en la versión original. A mí me parece que un zapato de cristal es mucho más bonito, así que nunca sabes si es un error de traducción o un cambio creativo. Y Las Mil y una Noches se hicieron muy famosas en Europa porque eran muy exóticas. Bien traducido, stricto sensu, resultan mucho menos exóticas y menos atractivas. Al final es poner la balanza y decidir qué priorizas.

-¿Qué hace más fácil o difícil de traducir a un autor?
-Algunos escritores son difíciles por estilo y sintaxis, otros por contenidos y otros por su grado de experimentación. El más difícil que conozco es Kafka, y escribe en un alemán muy sencillo. Pero su conceptualización es tan tremenda que es dificilísimo de traducir.

-Muchos identificamos a los actores extranjeros con las voces de sus traductores españoles, que evidentemente no son las suyas... ¿Puede ocurrir eso en literatura?
-Ese es uno de los grandes debates del oficio. Yo personalmente soy partidario de que un autor tenga muchos traductores en la lengua de destino, porque así no hay una sola interpretación sino muchas.

-En el cine doblado al castellano se pone tanto mimo al traducir los textos como en la literatura?
-Seguro que sí, pero los traductores de cine están sometidos al condicionante de tener que encajar una frase en un tiempo determinado, y que incluso sea compatible con un determinado movimiento de labios. Mucha gente no sabe que en español decimos cinco pavos (cinco dólares) por el doblaje. El término original en el cine americano era buck (pronunciado bac), y un director de doblaje buscó una palabra que empezara con bilabial y tuviera una "a", le gustó "pavo" y la inventó. Eso cuajó y hoy en día lo decimos en castellano.

El redactor recomienda