Lunes, 6 de marzo. Piloto a la fuga
Ayer al mediodía se estrelló en los alrededores de Robledo de Chavela, cerca de Madrid, un helicóptero de la DGT, uno de esos que se dedican a poner multas de tráfico desde el aire. Al lugar del suceso acudieron los servicios de emergencia y la Guardia Civil. De repente, sin que nadie entendiera lo que estaba sucediendo, el piloto —que resultó ileso— se dio a la fuga para refugiarse en la casa de un familiar residente en Villanueva de la Cañada, a treinta y tantos kilómetros en coche y a 28 campo a través. ¡Menudo Rambo!
El misterio se resolvió cuando la Guardia Civil lo localizó y lo sometió a un control de alcohol y drogas. El piloto iba puesto de cositas que le hacían ir como una moto. ¡Pim, pam, toma Lacasitos! ¡Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley! Lo positivo del accidente, además del control de sustancias, es que no hubo ninguna pérdida humana, porque todo lo demás es un despropósito al más puro estilo Callejeros.
Martes, 7 de marzo. La floración
Hace un año publiqué en este Diario de Campo sobre la floración de los frutales: “La primavera ha venido y no sé cómo ha sido. Amantes urbanitas de la naturaleza contratan ya su viaje a Japón para disfrutar la floración de los cerezos; las carteras más humildes se conforman con un fin de semana en el valle del Jerte. Nadie sabe que en cualquier rincón, aquí mismo en Teruel, tiene el milagro de la llegada del buen tiempo”. Pues bien, hay quien tomó nota y hoy sale en Diario de Teruel que Turismo de Calanda “ofrece la floración de los melocotoneros como experiencia turística a finales de marzo”.
La iniciativa va dirigida a bolsillos humildes, lo cual me pone feliz. El precio de la actividad es de 10 a 15 euros, e incluye un paseo por el río Guadalopillo entre campos de melocotoneros en flor y una degustación de “pastel de pimiento y tomate, brazo de gitano, aceite de oliva virgen extra del Bajo Aragón sobre pan artesano, tostadas con paté de aceituna negra, melocotón en almíbar, aceitunas negras empeltre, embutidos tradicionales de la localidad y melocotón desecado”. Me parece hasta barato. Me temo que ahora tocará reivindicar que tenemos que subirnos un poco la autoestima, que estoy seguro de que el turista plebeyo puede estirarse algo más.
Miércoles, 8 de marzo. Ciencia
El lunes hubo una manifestación en Chisináu reivindicando mantener el nombre de “moldavo” para la lengua que se habla en Moldavia. El parlamento local está tramitando una ley para cambiar la denominación a “rumano” porque la lingüística reconoce como un único idioma a la lengua romance que se usa al norte del curso inferior del Danubio. Lo que se habla en Moldavia es un dialecto del rumano. El Bloque de Comunistas y Socialistas, grupo muy ligado a los intereses de Moscú en lo que fuera la República Socialista Soviética de Moldavia, es quien está en contra del nombre único. Interpretan el gesto como un acercamiento a la Unión Europea.
No hay nada más politizado que los idiomas. La construcción de identidades nacionales alrededor de las comunidades lingüísticas ha sido y es, en Europa, el motivo de los conflictos principales. ¿Por qué no dejar que sea la ciencia la que decida estas cuestiones? Es curioso que para algunos temas tengamos una fe ciega en una ciencia monolítica y para otros solo la veamos como una doctrina cargada de injerencias ideológicas. Hace falta más debate científico y menos manipulación interesada.
Jueves, 9 de marzo. Consenso
El debate científico llega a la Real Academia Española con motivo de la tilde en el adverbio “solo”. Al parecer, el debate puede llegar incluso a las manos porque, si no, no se entiende el comentario del director Santiago Muñoz Machado que recoge El País, donde este bromea diciendo que ha salido del pleno de hoy sano y salvo. La ciencia, en este caso, ha decidido mantener la opción de tildar a criterio de quien escribe, aunque mejor no, el adverbio. O sea, que sigue habiendo consenso, pero no unanimidad. “Todo ha sido en términos corteses, aunque algunos se hayan expresado con la dureza que han considerado”, asegura Santiago.
Cuanto más claras estén las cosas, mejor. Imagina que las normas de tráfico dijeran que la velocidad máxima de una carretera será de 90 kilómetros por hora, o no. A criterio de quien conduzca cada vehículo. Pues aparecería por detrás el Pérez-Reverte del volante travestido de Pietro Fittipaldi y, como poco, haría volar tus melenas al viento en el adelantamiento. Aunque bien pensado, eso ya lo hacen los camiones desde hace demasiado tiempo cuando circulan por autovía. Me río yo del límite de 90 kilómetros por hora que tienen.
Viernes, 10 de marzo. Pánico consumado
Antonio va tan tranquilo en su asiento de turista en un vuelo de regreso a Madrid cuando, de repente, el piloto anuncia que el avión va a cruzar una zona de turbulencias. Súbitamente siente un canguelo por las tripas. Casi sin darse cuenta, se abre la cortinilla que separa la clase turista de la business, a modo de telón, y aparecen Marta Sánchez y Carlos Baute, guitarra en mano, cantando Colgando en tus manos. Medio pasaje entra en un estado de pánico consumado, entre ellos Antonio; la otra mitad saca el móvil para grabar el enésimo vídeo memorable que nadie verá; y la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, aplaude entregada sin ser consciente de los nubarrones oscuros que amenazan al vuelo.
La noticia de prensa dice que fueron las azafatas quienes animaron al caraqueño y a la madrileña para amenizar el trance turbulento. Yo solo veo un oscuro motivo en esta petición: liquidar a la pareja con menos química en un dúo romántico. La recomendación es ponerse el cinturón cuando un avión entra en zona de turbulencias. Como cantó Silvia Padilla, la aspirante de Factor X: “Ponte el cinturón, protégete tu vida; tu seguridad es muy importante”. Desde aquí, un aplauso para las maquiavélicas azafatas. Queda resuelto el misterio de la ministra.
Sábado, 11 de marzo. Para mujeres
Diario de Teruel publica que el Centro de Competencias Digitales de LogiRail, la filial de Renfe, va a ofrecer en breve un curso gratuito de “formación básica de los servicios en la nube y el internet de las cosas”, dentro de un programa calificado en el titular como “formación en alta tecnología” y “para mujeres”. La fotografía que publicó Diario de Teruel el 12 de diciembre y que comenté como “veinte nardos, veinte nabos, veinte hombres; cero mujeres” removió conciencias en la empresa. Me alegro. Hoy, el director de LogiRail, Óscar Gómez, reconoce que solo el 11% de los profesionales que trabajan en su centro de Teruel son mujeres.
De todos modos, vuelvo a poner un pero. Lo siento. Tiene toda la pinta de que este primer curso para mujeres va dirigido a proveer a la empresa de la mano de obra con menos sueldo. Dentro de un tiempo, igual descubrimos que la brecha salarial en el Centro de Competencias Digitales es demasiado grande. Espero más ambición de cara a los cursos futuros y que los puestos más cualificados no estén todos pillados por hombres.
Domingo, 12 de marzo. Reencuentro
Voy a ver si hoy me reencuentro con alguien. No querría que me pasara como a ese par de amigos de Herrera, en la provincia de Sevilla, que se han vuelto a ver después de 75 años en un geriátrico de la isla de Mallorca.
La imagen de la semana / Magia
He estado en La Vilavella y me ha encantado esta parada de autobús. El hecho de viajar tiene un componente mágico que siempre me ha atraído. Y ahora se pueden hacer muchos recorridos gratis, así que hay que aprovechar. La espera bajo ese techo seguro que se me hace más corta.
- Diario de Campo lunes, 24 de mayo de 2021
Cambio radical: es imposible enmascarar el verdadero yo
- Diario de Campo lunes, 30 de enero de 2023
Adicciones saludables: no es oro todo lo que reluce
- Diario de Campo lunes, 17 de abril de 2023
Cambio climático: preocupado por la huella de carbono de la realeza
- Diario de Campo lunes, 3 de abril de 2023
Artistas: solo el ¡Hola! es capaz de dirigir la agenda pública