Síguenos
Isabel Marco
Siempre ha existido esa gente que opina de todo sin saber de nada dándoselas de interesante y que además tienen la osadía de contradecir lo que otras personas expertas en sus materias exponen.

Hoy en día ese tipo de personas campan a sus anchas en las redes y dicen lo primero que se les pasa por la cabeza por muy marciana que sea esa idea. Lo más increíble es que lo defienden a capa y espada y buscan argumentos que creen a pies juntillas y que pueden convencer a más de una persona que esté con las defensas bajas. 

Lo más triste es que cada vez parece que hay más gente que cree estos argumentos, quizá porque los argumentos de las personas expertas se alejan demasiado del lenguaje divulgativo y cuestan más comprender. 

Lo que sorprende es que a estas alturas de la vida surjan argumentos que defienden que la Tierra es plana y que haya gente que los crea y los siga, terraplanistas les llaman.

El caso es que este fenómeno de hablar e intentar convencer sin saber y creer que tienes más razón que una persona experta que ha estudiado y ha leído libros, tiene un nombre: efecto Dunning-Kruger. 

La psicología social ha descubierto que existe un sesgo por el cual las personas incompetentes sobreestiman su capacidad y las competentes hacen lo contrario y subestiman su capacidad o habilidades en relación con la de otros. 

Las personas incompetentes, por lo visto, son incapaces de reconocer su propia ineptitud. Este fenómeno fue descrito en 1999 por dos psicólogos (David Dunning y Justin Kruger) que afirmaban que este efecto se basa en un error sobre ellos mismos en las personas incompetentes; mientras que en las personas competentes se basa en un error sobre los demás.

Lo más curioso de todo esto es que estas personas que no saben de casi nada, intentan convencer al resto de que lo saben casi todo con verdades absolutas y hacen pasar a las demás por necias. 

Además, no son fáciles de convencer porque suelen tener un pensamiento muy rígido y es muy difícil intentar hacerles cambiar de opinión o que entren en razón. Esto se incrementa ahora que todo parece girar en torno a las conspiraciones, parece ser que hasta desde la ciencia nos engañan, argumento que les ayuda y les da pie a inventar todo tipo de teorías.

En los experimentos realizados por los psicólogos antes citados, se descubrió que las personas, en cuanto hacen el esfuerzo por aprender sobre algo, se dan cuenta de lo poco que saben al respecto. 

El problema es qué hacer cuando este tipo de personas ignorantes se niegan a aprender. No puedes discutir con ellas porque te darás de bruces contra un muro y acabarás por parecer tan ignorante como ellas, hay que tener en cuenta que este tipo de personas tienen mucha experiencia en ser incompetentes, no podemos competir contra eso, tenemos las de perder; por eso lo mejor es zanjar la conversación cuanto antes.

He escuchado a gente que afirma que si te pones gotas de limón en los ojos estos se vuelven amarillos, que si besas a una chica que toma píldoras anticonceptivas te va a traspasar sus estrógenos, que el autismo lo generan las vacunas, que los excrementos humanos como mascarilla son lo mejor para el cutis, que un algodón con alcohol en el ombligo quita la fiebre, que si llevas gafas de sol la piel no se pone morena, que los pájaros no existen y que eso que vemos en realidad son drones que nos espían… y así un larguísimo etcétera de opiniones e incluso recomendaciones absurdas sin ningún tipo de rigor científico, son como opiniones sacadas de una noche de borrachera en la que han mezclado un poco de todo porque da más subidón.

Yo mejor me voy a acostar cabeza abajo que con mayor riego sanguíneo en el cabeza se piensa mejor (nótese la ironía, por favor).