Síguenos
Volando al fin del mundo Volando al fin del mundo

Volando al fin del mundo

Isabel Marco
Tengo la extraña sensación de que, de un tiempo a esta parte, la gente consume aguacates por encima de sus posibilidades. Se ha convertido en un alimento de moda, aunque no sé si es porque así nos lo han querido vender los influencers de turno con sus fotos de vistosos platos de aguacate con casi todo; porque se nos ha vendido como un súper-alimento que tiene muchos nutrientes, es muy bueno para el corazón, es rico en fibra y en potasio; o por la combinación de ambos factores.

La cuestión es que la demanda de los aguacates ha crecido muchísimo en los últimos años y no es raro encontrarlos en la comida diaria de muchas casas a pesar del elevado precio del mismo y de lo poco que dura su periodo de consumo.

Ha ocurrido con otro tipo de alimentos anteriormente, pero me llama la atención la moda del aguacate y cómo se está introduciendo en nuestra agricultura, junto con otros cultivos de procedencia tropical. Me parece que cuando esto ocurre se está pensando únicamente en el beneficio final de la venta de este tipo de frutas cuya salida al mercado es muy buena y el precio de venta es mucho mayor que el de otros cultivos. Pero no se ha tenido en cuenta que, a pesar de que las temperaturas están en constante aumento por el cambio climático y que cada vez se parecen más a las de los trópicos, no sucede lo mismo con las lluvias. Es más, estamos en una alerta por sequía constante que hace que en muchas zonas de nuestro país ya se esté viviendo con restricciones o que incluso se haya anunciado que, a estas alturas de año, ya hayamos agotado todos los recursos hídricos que podíamos consumir en el mismo.

Es el aguacate una de las frutas que más agua necesita para su cultivo, aproximadamente unos mil litros de agua por cada kilo de aguacate, cinco veces más que el plátano, pero aún así se está sustituyendo el cultivo de cítricos y olivares por el aguacate en muchas zonas de nuestro país.

Si eres una de esas personas que consumen aguacates y además estás preocupada por el medio ambiente y la sequía en particular, tal vez estas palabras estén calando en tu conciencia y quieras dejar de consumir esta fruta tan bien valorada pero tan cara por su impacto medioambiental. O puedes hacer la misma reflexión que Manuel Burque que se auto define como “yonqui de los aguacates” por culpa del capitalismo y que ha decidido seguir consumiéndolos porque cree que no debe ser él quien se lo prohíba a sí mismo, que él no tiene la culpa de la sequía. Y tal vez tenga razón y habría que, antes de eliminar el aguacate de nuestras dietas para evitar la sequía, eliminar y limitar todos esos lujos que consumen todavía más agua si cabe como pueden ser los campos de golf, las piscinas privadas, o el impacto que producen los aviones privados, los yates, etc.

Lo que sí es cierto es que la huella climática que estamos dejando solo puede frenarse a través de iniciativas globales y esfuerzos colectivos, al igual que tuvimos que usar mascarillas y no salir de casa para evitar la propagación de la covid. Estas medidas que se aplican a nivel colectivo y en masa, no vienen por una iniciativa individual.

Podemos tomar muchas iniciativas individuales para intentar aplacar el cambio climático, nos quieren hacer creer que esa es la solución, pero es un engaño para que nos sintamos mejor con nosotros mismos y no miremos al verdadero foco del problema. Seguiremos reciclando religiosamente y moviéndonos en bicicleta, pero se seguirá permitiendo la fast fashion y el jet privado, pues el capitalismo siempre manda. Buen vuelo hacia el fin del mundo.