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Seguro que conoces a alguien gilipollas Seguro que conoces a alguien gilipollas
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Seguro que conoces a alguien gilipollas

Isabel Marco

A todo el mundo le ha ocurrido, quiero pensar que por lo menos una vez en la vida, que encuentra a ese tipo de persona a las que quieres estrangular muy fuerte o, si la estrangulación no va contigo, por lo menos apartarlas de tu camino poniendo toda la mano en su cara, como el que despeja un balón. Sí, estoy hablando del típico o típica gilipollas, con perdón de la expresión, que se ha propuesto amargarle el día a toda persona que se cruce en su camino.

Quiero pensar que hay una especie de regla no escrita, quizá el karma, que establece el número de gilipollas con los que vas a cruzarte a lo largo de tu vida. Supongo que a veces hay errores en el reparto y se acumulan, que en realidad no nos toca tal cantidad por semana, no puede ser que haya tantas personas así en el mundo. Espero tener después una larga temporada de descanso; si no, me voy a pasar los días suspirando con la mirada al cielo pidiendo un milagro, o lo que sea, para que no sea un síntoma de degradación de la especie. Después pienso en que ese tipo de gilipollez no tiene edad pues los hay jóvenes, no tan jóvenes y también personas mayores, y me tranquilizo un poco; la especie ya era defectuosa en origen.

Llevo una temporada encontrándome con ese tipo de personas, parece algo tan habitual que estoy empezando a pensar que es una situación sin remedio, como si de un virus ultra-contagioso se tratase. Sólo espero que no, porque entonces la próxima en caer voy a ser yo.

Os voy a contar todas las personas así que me he encontrado últimamente y comprenderéis a la perfección toda esta introducción. La tesis de todo esto es que estas personas quieren hacer piropos (o no), y lo que hacen es dar puñaladas traperas. Supongo que estos ejemplos podréis adaptarlos a vuestra vida perfectamente

Tengo unas fotos de promoción muy chulas, las hago con un equipo de fotógrafos profesionales que saben lo que hacen, que entienden cómo tiene que estar la luz, que saben cómo tienes que colocarte para que ésta te de donde tiene que dar y para, al fin y al cabo, hacer bien su trabajo y sacar fotografías de calidad y muy bonicas. Pues siempre hay una lista o listo de turno que me dice: ¡Mira qué guapa sales en las fotos!, ¡pero si no pareces tú! Lo mismo sucede cuando me maquillo para una actuación, ya que no soy de maquillarme a diario: ¡Vaya transformación! O esa de: ¡qué fotogénica eres, nada que ver con la realidad!

¿De verdad esas personas piensan que están lanzando un piropo? Podrían simplemente decir que les gustan mis fotos o que les gusta cómo me he maquillado. Hay gente de mi alrededor, de la que me quiere de verdad, que me dice que detrás de estas personas lo que hay es envidia. Quizá sea verdad, no lo sé. Lo que sí sé es que para hundirme en el fango me basto y me sobro con las mochilas que llevo a cuestas, no necesito frases hirientes de personas tan… sí, gilipollas. Las mismas que también suelen decir cosas como: Vaya discazo te has marcado, no me esperaba eso de ti. O: ¡Qué letras tan profundas! No sabía que tú pudieras escribir algo así. Y también está ese otro comentario de: ¡Qué buen concierto! ¡Vaya suerte has tenido!

Qué agradables, ¿verdad? Una caricia fuerte se merecen, pero no lo he hecho nunca porque no estoy de acuerdo con la violencia para la resolución de conflictos. Llamarles la atención tampoco serviría de mucho, seguro que si digo algo resulta que soy una exagerada. A lo mejor no querían herir mis sentimientos, simplemente no se han dado cuenta, simplemente carecen de empatía y nadie les ha dicho nunca nada. O simplemente es que son… gilipollas.