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Isabel Marco

Siendo un niña de unos catorce años me compré el One hot minute de Red Hot Chili Peppers. Entre mis amigas no encontré ninguna con quien escucharlo, pero el hermano de una de ellas me dijo: ¿Sabes que son gays? Y yo le dije: Y a mí qué. No sé que es lo que pretendía al decirme eso. Yo seguí aprendiéndome de memoria aquel disco que me gustó mucho, a pesar de que fue muy criticado.

No tardé en querer enterarme del significado de sus letras, pero no existía el traductor de Google; solo tenía el mítico diccionario inglés-español, español-inglés Collins. En ese diccionario algunas palabras del disco ni salían, y es que el cd llevaba una pegatina que ponía: PARENTAL ADVISORY. EXPLICIT CONTENT, contenía palabras no aptas para menores. Cuando fui a comprarlo iba con mi hermano mayor y aquello le importó poco, supongo que pensaría que como estaban en inglés daba igual, o tal vez pensase: a ver si espabila un poco esta chica. Por suerte no me pasó como a él con el disco de Sabrina que, aunque no llevaba pegatina, sus famosas actuaciones resultaron lo suficientemente explícitas para que mis padres le hiciesen devolver aquella cinta de casete. Mi hermano todavía cuenta de vez en cuando ese momento en el que le obligaron a cambiar el casete de Sabrina por otro, el de Duncan Dhu; y no sé si mis padres se preguntan por qué querría su hijo el disco de aquella mujer que enseñaba las tetas si es gay.

El caso es que yo, en mi afán por descubrir lo que significaban aquellas letras, decidí empezar por la que me pareció más sencilla: Pea. Una canción muy breve de solo bajo, voz compuesta e interpretada al completo por Flea, el bajista de la banda. La canción resulta hasta infantil, pero se descubre en su intención mucha crudeza. Yo quise buscar una de sus palabras: dick. Si pones dick en el traductor, la primera acepción que aparece es polla, pero en el Collins no estaba, así que decidí recurrir a mi padre. Mi padre era profesor de inglés, pero ya se sabe: "en casa del herrero...". Yo quise pedirle su diccionario gordo en el que aparecerían todas las palabras, pensaba que allí iba a encontrar todas las respuestas. Pero mi padre, en vez de dejarme el diccionario, me preguntó: ¿Qué palabra buscas? Yo podría haberme inventado cualquier otra pero, como no sé mentir, le dije: dick. Mi padre me miró con cara de circunstancia y dijo: “¿De dónde has sacado esa palabra?”. Y yo, desde mi inocencia (ya sabía mi hermano que necesitaba espabilar) le conté la verdad y mi padre buscó en el diccionario y simplemente me dijo: “No sale”. Se levantó con su diccionario entre las manos y yo me quedé con la duda hasta que un día lo cogí sin permiso, claro.

Mi padre nunca me quitó el disco de los Red Hot, seguí escuchándolos y cantando sus canciones, y sigo; pero sé que si mi padre hubiese visto algunos de sus conciertos en los que salían con tan solo un calcetín, y no en el pie, sus discos habrían acabado en la hoguera.

Ahora soy madre y me preocupa cómo se llega ahora a contenidos sexualmente explícitos. Voy a intentar que mi hijo no acceda al porno a edad temprana e intentaré educarle para que sepa identificar que lo que muestra no es real, que ese sexo no es ni sano, ni respetuoso. Puedo poner alguna barrera en el océano de internet y redes sociales, pero últimamente me pregunto cómo hacer para que, al estar en lugares en los que ponen la música "a granel", mi hijo no escuche letras en las que se describen escenas de sexo, canciones en las que decir polla es lo mínimo. Por lo menos, la canción de Red Hot Chili Peppers iba contra un homófobo; la traducción no era literal, sólo son mal hablados, pero con más razón que un santo.