Tenemos las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina, se huele a turrón en los supermercados, las tiendas tienen a la venta los productos de decoración, en algunas casas ya han encendido las luces y en algunas ciudades no tardarán hacerlo, si no lo han hecho ya; y yo todavía estoy recogiendo telarañas de Halloween.
Hoy me quería centrar en cómo afectan a los más pequeños muchas de estas celebraciones a las que se han sumado los colegios, en algunos, sin poner ningún filtro.
Para las personas que no son por naturaleza miedosas no pasa nada y celebran estas fiestas sin más pena que gloria, pero si tu retoño es miedoso... prepárate.
Mi hijo no era miedoso, por lo menos no lo era hasta que empezó la escuela. En la escuela hacen actividades maravillosas, pero hay veces en las que se olvidan que tienen rangos de edades muy distintas y que, si hay actividades que van a plantear para todas las edades, el rasero que deben de tener en cuenta es el de los más pequeños.
Recordemos que en las escuelas de educación infantil y primaria hay alumnos y alumnas que cuando se celebran Halloween y Navidad puede que todavía tengan dos años, o que haga muy poco que han cumplido tres. Desde los dos o tres años del alumnado de primero de infantil, a los once o doce de sexto de primaria hay un abismo en cuanto la percepción y asimilación de lo que ven y viven.
Mi hijo, desde la festividad de la Navidad de sus tres años recién cumplidos, tiene miedo a la Navidad. Y os preguntaréis, ¿cómo puede ser?, ¡si es una época en la que todo es amor y dulzura! Sí, eso podríamos pensar, pero ocurrió que en la festividad de Navidad de primero de infantil, decidieron que era muy buena idea introducir al Grinch; se comenzó con bromas inocentes en las que robaba cosas del aula o las cambiaba de sitio... todo para crear un poco de ambiente de misterio.
La culminación de la fiesta de Navidad, no fue el típico festival en el que van actuando todas las clases cantando villancicos. Lo que sucedió es que una persona externa al profesorado se disfrazó, quizá demasiado bien, del Grinch y bailó y cantó, quizá demasiado mal, para el alumnado; también para el de infantil.
Desde entonces mi hijo tiene miedo a la Navidad. El siguiente verano me preguntó cuánto faltaba para la Navidad y, para mi sorpresa, su cara fue de absoluto alivio cuando le dije que todavía faltaba mucho. Él había asociado ese personaje horroroso con la Navidad, ahí descubrí que tenía un miedo atroz. Desde entonces, todos los años le preguntamos a la profesora si el Grinch va a volver porque, a pesar de que ya le he explicado mil veces que era un disfraz de una persona que no va a volver porque ya no pertenece a la comunidad educativa, sigue teniendo miedo. Yo le digo que si van a celebrar la Navidad con el Grinch, ese día tan "educativo", no irá al colegio. Eso mismo ha pasado con Halloween, decoración muy cuidada, casi de película, y disfraces sangrientos y de fantasmas que hacen que mi hijo tenga miedo de ir al colegio, y sé que no es el único.
Al parecer las temáticas las escogen de películas, pero la película de El Grinch está recomendada para mayores de seis años y la de Los cazafantasmas para mayores de trece.
Si bien entiendo que sólo toman la temática, quizá deberían tener en cuenta que el alumnado de infantil puede ser muy sensible a ciertos contenidos, es que no estoy hablando de gigantes y cabezudos, es que podrían darme miedo a mí que vi Poltergeist con seis años. Ahora me pregunto: ¿mi hijo era miedoso y yo no lo sabía, o su experiencia con ese Grinch le hizo así? Sólo pido un poco de tacto con los más pequeños, ¿es mucho pedir?