El guardameta calamochino, Unai Calavia, con un brazo embarrado tras realizar una parada
Utrillenses y calamochinos se hacen más fuertes en el periodo hibernal
Tras el invierno el Calamocha y el Utrillas cuentan con un amplio margen respecto al descenso
El invierno es una estación dura en el que el frío arrecia y las condiciones se extreman. A lo largo de la historia muchos han sido los que claudicaron por culpa del doloso invierno, sino que le pregunten al todopoderoso Napoleón Bonaparte, que fue capaz de extender todo su imperio por, prácticamente, toda Europa Occidental y Central sin que nadie pudiera rechistarle. Nadie excepto el invierno, pues cuando el militar francés optó por la conquista de Rusia, los rusos no tuvieron ni que atacar, simplemente se dedicaron a impedir que los franceses pudieran abastecerse y a esperar que el invierno hiciera su magia. Algo similar le ocurrió a Hitler, a quien el invierno también le mostró el inicio de su ocaso. Sin embargo, los utrillenses y los calamochinos, que habitan en tierras frías y de condiciones extremas, ya están acostumbrados a este tipo de escenarios y, en lugar de ceder, se crecieron. Prueba de ello es que ambos equipos comenzaron dicha estación en una situación crítica, ya que se encontraban cerca del descenso, y ahora la cierran con mayor tranquilidad.
Cuando se reinició la competición, después del receso navideño, los dos equipos se encontraban sumidos en una auténtica crisis, pues los resultados irregulares los tenían anclados en la zona de abajo, muy cerca del descenso. En aquel momento, el Utrillas marchaba en la posición número once con 18 puntos, a tan solo dos puntos del descenso, y el Calamocha ocupaba el decimotercer lugar con dieciséis puntos, lo que lo dejaba empatado a puntos con el Cariñena, es decir con el descenso. No obstante, después de las diez jornadas que se disputaron durante el periodo de invierno la situación de ambos equipos es bien distinta, pues, aunque siguen ocupando los puestos de abajo de la tabla, los resultados más regulares les permiten contar con una mayor ventaja respecto a la zona caliente, que les otorga cierta tranquilidad de cara al final de la temporada en la que los del Jiloca y los de las Cuencas Mineras afrontan partidos importantes, pero con otro color y con menos presión.
En este sentido, los mineros ostentan una ventaja de ocho puntos con la zona roja y los calamochinos cuentan con un margen de siete puntos. Sin duda, una situación que rema a favor de la permanencia de los dos equipos turolenses.
Para los utrillenses, el invierno suministró una de cal y otra de arena. Estos sufrieron duras derrotas, como la primera ante el Ejea por 1-0, o las abultadas ante el Robres y el Binéfar por 4-2 y 1-4 respectivamente. Sin embargo, también consiguieron importantes victorias, batiendo incluso a, como lo eran Napoleón y Hitler, rivales fuertes y temidos, así como el Huesca B, al que consiguieron vencer por 2-1 con un partido serio en defensa y dominando la posesión. Así pues, su saldo al terminar el invierno es de tres victorias, tres derrotas y cinco empates, dejando una vitrina en la que son más los resultados que suman que los que restan, lo que hoy en día le permite afrontar este tramo final con mayor sosiego.
Para los calamochinos, la suerte fue la misma. Estos también contaron con resultados más regulares y más positivos que negativos. Empezaron su andadura invernal con derrota ante el Binéfar por 1-0, pero esto no les hizo desistir y en la segunda parte del periodo invernal lograron recuperarse. De este modo, el saldo al término de este periodo de tiempo se conforma por cuatro victorias, cuatro derrotas y tres empates, lo que también les dota de cierta serenidad de cara al final.
En resumidas cuentas, ambos equipos han sabido sacar rédito del invierno de la mejor manera posible, ya que prácticamente han conseguido poner un pie fuera del atolladero en el que vivieron durante la mayor parte de la temporada. No obstante, aunque el invierno les haya obsequiado con ese balón de oxígeno, esto no puede traducirse en relajación, ya que un exceso de confianza podría mandarlos de vuelta al hoyo.
Cuando se reinició la competición, después del receso navideño, los dos equipos se encontraban sumidos en una auténtica crisis, pues los resultados irregulares los tenían anclados en la zona de abajo, muy cerca del descenso. En aquel momento, el Utrillas marchaba en la posición número once con 18 puntos, a tan solo dos puntos del descenso, y el Calamocha ocupaba el decimotercer lugar con dieciséis puntos, lo que lo dejaba empatado a puntos con el Cariñena, es decir con el descenso. No obstante, después de las diez jornadas que se disputaron durante el periodo de invierno la situación de ambos equipos es bien distinta, pues, aunque siguen ocupando los puestos de abajo de la tabla, los resultados más regulares les permiten contar con una mayor ventaja respecto a la zona caliente, que les otorga cierta tranquilidad de cara al final de la temporada en la que los del Jiloca y los de las Cuencas Mineras afrontan partidos importantes, pero con otro color y con menos presión.
En este sentido, los mineros ostentan una ventaja de ocho puntos con la zona roja y los calamochinos cuentan con un margen de siete puntos. Sin duda, una situación que rema a favor de la permanencia de los dos equipos turolenses.
Para los utrillenses, el invierno suministró una de cal y otra de arena. Estos sufrieron duras derrotas, como la primera ante el Ejea por 1-0, o las abultadas ante el Robres y el Binéfar por 4-2 y 1-4 respectivamente. Sin embargo, también consiguieron importantes victorias, batiendo incluso a, como lo eran Napoleón y Hitler, rivales fuertes y temidos, así como el Huesca B, al que consiguieron vencer por 2-1 con un partido serio en defensa y dominando la posesión. Así pues, su saldo al terminar el invierno es de tres victorias, tres derrotas y cinco empates, dejando una vitrina en la que son más los resultados que suman que los que restan, lo que hoy en día le permite afrontar este tramo final con mayor sosiego.
Para los calamochinos, la suerte fue la misma. Estos también contaron con resultados más regulares y más positivos que negativos. Empezaron su andadura invernal con derrota ante el Binéfar por 1-0, pero esto no les hizo desistir y en la segunda parte del periodo invernal lograron recuperarse. De este modo, el saldo al término de este periodo de tiempo se conforma por cuatro victorias, cuatro derrotas y tres empates, lo que también les dota de cierta serenidad de cara al final.
En resumidas cuentas, ambos equipos han sabido sacar rédito del invierno de la mejor manera posible, ya que prácticamente han conseguido poner un pie fuera del atolladero en el que vivieron durante la mayor parte de la temporada. No obstante, aunque el invierno les haya obsequiado con ese balón de oxígeno, esto no puede traducirse en relajación, ya que un exceso de confianza podría mandarlos de vuelta al hoyo.
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