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Tropiezo fatal en el último escalón Tropiezo fatal en el último escalón
Drama en Pinilla con el descenso consumado del CD Teruel

Tropiezo fatal en el último escalón

Apenas un cuarto de hora basta para tirar por tierra hora y pico, y seis meses, de trabajo esforzado y serio
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A falta de un cuarto de hora para el final del partido, las cuentas del CD Teruel, de aficionados, jugadores, técnicos y palco estaban en si la última jornada, en Ponferrada, podría valer incluso un empate dependiendo de los resultados de los demás. A esa hora, aproximadamente las ocho y media de la tarde, el cuadro de Jardiel embolsaba 40 puntos, colocado a uno de la permanencia, en el meollo de cuatro equipos que podrían jugarse su supervivencia en la categoría. Se lo había ganado bien a pulso, en un partido cocinado a fuego lento, con su condimento, ante el que luego se demostraría que es un buen equipo, Osasuna Promesas.

Su triunfo en Pinilla le deja un año más en Primera RFEF. Y, por contra, envía a los turolenses de nuevo a Segunda RFEF, derribando en apenas un cuarto de hora un trabajo duro, concienzudo y eficaz de escalada progresiva e inagotable que comenzó seis meses antes, sobre todo a partir de la victoria del equipo en Tarragona, y se había coronado en los dos primeros tercios del partido de este sábado; la victoria habría colocado al Teruel a un punto de la salvación para la última jornada. 

Desde una hora antes, desde el inicio del partido ante los navarros en Campo Pinilla, el Teruel demostró de sobra que tiene mimbres para seguir donde aún está. Hay equipos de vocación ofensiva, de gusto por el fútbol de ataque, que son volcánicos, arrebatadores. Otros  son abiertamente dependientes de la posesión del balón. El Teruel no es ninguna de ambas cosas. Descenderá con la fiabilidad ofensiva de un servicio de transporte metropolitano europeo. Puntual, organizado, meticuloso. Activa, uno por uno y a su debido momento, cada uno de sus motores de lanzamiento. Claro, cuando en el terreno de juego está Tena, la central de operaciones funciona; motor 1, encienden propulsores Pascual y Aparicio por banda derecha. Un dron teledirigido por el zaragozano a la cabeza de Martínez dibujó la primera del partido, en el minuto cuatro. Fácil para el portero navarro.

La segunda, en el minuto nueve, fue menos tímida. Otro tiralíneas de Aparicio encontró a Naranjo al borde del área; buen movimiento el suyo, que le coloca preparado para el chut con pierna izquierda, combado hacia palo largo. Rebotó en la madera. Y cinco minutos después entre volantes, laterales e interiores proyectan un estupendo ataque por banda que Pascual centra de nuevo a Martínez. Valencia le quitó el esférico de la cabeza. Ya entonces el Teruel merecía ir por delante.

Y eso que el motor 2 aún no estaba encendido. La activación de la banda derecha puso a Borja Martínez a pie de remate, y eso le gusta, y le activa, al extremo zurdo. Pronto llegaría su turno por banda, y de sus arrancadas salían desequilibrios que obligaban a Osasuna B a prestar atención ya a demasiados frentes abiertos. En la siguiente oleada, ya rozando la media hora de partido, no hay más perdón. Otra de Pascual por la derecha tras la enésima gran combinación apadrinada por el centro del campo se le escapó al portero Valencia de las manos; era sibilino el pase de la muerte del gallego, amagado, algo a destiempo. Le pilló al navarro con las manos blandas y la postura poco natural. Uno a cero. 

Temporizar, y rozar el 2-0

Abrió el gol local un nuevo partido. No mejor, sí diferente. Aupado en su ventaja, el Teruel aún percutió un par de veces más por la banda de Pascual, y desperdició el dos a cero en una buena cabalgada de Martínez al otro lado que Romero no acertó a remachar con precisión. Pero pronto se dejaría seducir el cuadro local por la tentación de bajar revoluciones y contemporizar hasta el descanso. El Promesas avanzó cinco metros, eso sí, muy tímido, con poca mordiente... Hasta que en el 41 Eneko marró el empate, claro, a puerta vacía tras un buen ataque visitante por derecha. Primer aviso, otra ocasión desperdiciada por Borja Martínez, y al descanso con ventaja turolense. 

Reanudación: Osasuna, un paso adelante

El tiempo de receso no le sentó demasiado bien al equipo turolense. En realidad, quede claro como elemento fundamental de lo que ocurrió ayer ante Osasuna B y de lo que le ha ocurrido al CD Teruel en los últimos partidos, lo que no le ha sentado bien al cuadro mudéjar es la apendicitis de uno de sus puntales fundamentales, el centrocampista Tena. Arriesgó al máximo para poder vestirse de corto ayer, en la mesa de su despacho proyectista se alzaron las posibilidades de permanencia del equipo a través de esa primera parte aseada y superior, y la cosa empezó a torcerse cuando, ya con el minuto 60 cumplido, el sevillano dijo basta, y tuvo que ser sustituido. 

Para entonces, Osasuna B ya había vuelto del descanso con las pilas más cargadas. Más intenso en los duelos y las disputas, mejor posicionado en la medular, dueño de los balones divididos y las segundas jugadas, y con más ganas de darle la vuelta al partido. Un tiro de Svensson y otro de Yoldi desde fuera del área amenazaron a Taliby, en jugada que repetiría Rabadán ya cerca de ese minuto 60. Apostó el cuadro navarro por un partido largo, pero decidió acortarlo en cuanto se vio en desventaja.

Pero, aún con Tena en el campo, aún con el entramado de medio campo que al Teruel le ha servido para llegar vivo hasta esta penúltima jornada, aún con Castillo y Romero repartiendo bien espacios y esfuerzos en medio de la mejoría osasunista, el Teruel seguía asustando; realmente, ayer, en su despedida de la Primera RFEF, pudo golear el cuadro rojillo local. Tuvo una clarísima Nacho Castillo en el 51, en una contra de libro que terminó por servir Naranjo para que el mirandés ejecutara fuera de la portería. 

Revolución en la medular

Hasta que Tena no pudo más. Jardiel vio lo que tenía en el banquillo, y decidió que el bisturí tenía que ser grueso, de punta ancha. De la que salió Tena, marchó también Borja Romero. Y en la entrada de Facu y Alastuey el tridente del centro del campo se convirtió en un 4-2-3-1 en el que acabaron muriendo los sueños de los turolenses. No por el esquema, tampoco exactamente por responsabilidad de los jugadores suplentes. Simplemente, que el entrenador local apostó por aceptar el envite de los navarros; ante su paso adelante, partido de ida y vuelta. 

Y que no se diga que el plan no funcionó al principio. Alastuey y Aparicio sacaron en el minuto 63 una contra que acabó con Borja Martínez sirviendo a Naranjo en otra más del Teruel. A cada arrancada osasunista respondían los lanzabombarderos turolenses en busca del dos a cero. Llegó. Otro contragolpe, en este caso bien llevado por Nacho Castillo, que encontró a Borja Martínez ya dentro del área. Definió con maestría y solvencia el exterior zurdo, culminando otro digno partido... Hasta ese fatídico minuto 75. Hasta ese momento en el que el Teruel, de repente, se vio con los deberes hechos con más facilidad de la prevista. Y, por esas cosas que tiene el fútbol, en un abrir y cerrar de ojos, al equipo local se le apagó la luz, y se olvidó de lo que tenía que hacer sobre el césped de Pinilla. 

Un 2-1 muy rápido

Siendo realmente precisos, el 2-0 del Teruel aconteció ya con un tercer cambio en el césped, Julen por un inspirado pero acalambrado Aparicio. En apenas un cuarto de hora el Teruel pasó de jugar con trivote a hacerlo con doble pivote y tres mediapuntas para después cinco defensas; cosas de que la plantilla, realmente, para lo que es esta categoría, se ha demostrado que ha quedado corta. En ese vaivén, al cuadro local se le fundieron algunos plomos. 

En el desajuste previo al reajuste táctico, Osasuna B encontró una vía de agua precisamente por la banda derecha de su ataque, la que tapaba Julen, para descargar un pase de la muerte que remacharía Yoldi. 2-1, con un cuarto de hora por jugar. Ahí el Teruel tenía que haber decidido ponerle fin al partido. Pero es cierto que no está preparado para esos menesteres; el equipo ha luchado, y ha vivido, encendido hacia la causa de la remontada, que es algo propositivo y de búsqueda. Con el botín en las manos el equipo, ayer y en otras muchas fechas, se asusta, porque le han faltado fundamentos del “otro fútbol”, veteranía de profesionales.

El empate navarro llega en una de ésas que Alastuey y Castillo no terminan de finiquitar en el centro del campo. Es verdad que pudo haber falta al de Miranda. También es cierto que esa pelota tenía que haber viajado en avión hacia Caudé. El dos a dos, con diez minutos hasta el final, acabaría con el aplomo de los turolenses, tácticamente confusos, futbolísticamente obturados y, sobre todo, físicamente fundidos por el golpe moral que supone perder dos goles de ventaja en apenas siete minutos. El equipo lo volvió a intentar, se subió a lomos de Ahn y de Villa como últimos revulsivos, y sacó un par de centros, un par de saques de esquina y un par de tiros lejanos de Facu para tratar de colocar de nuevo una victoria que parecía segura minutos antes.

Sin embargo, lo que llegó fue el 2 a 3 final, el que deja al CD Teruel con sus huesos en la Segunda RFEF del fútbol español. Viaje corto, efímero, del equipo mudéjar, en la mesa de transatlánticos que le multiplican en presupuesto, experiencia, masa social, tamaño de club... Viaje, eso sí, muy útil: este año en Primera RFEF el CD Teruel se lleva una lección, un máster de fútbol profesional. Con bofetada final. 

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