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Judit Castillo, un ejemplo de la mujer turolense que rompe fronteras Judit Castillo, un ejemplo de la mujer turolense que rompe fronteras
La deportista de Mosqueruela, Judit Castillo, en acción. ToastyMedias

Judit Castillo, un ejemplo de la mujer turolense que rompe fronteras

La de Mosqueruela triunfa en los Estados Unidos y es toda una referente para las nuevas generaciones

La mujer turolense nació para romper barreras. A lo largo de la historia lo ha hecho en diferentes asuntos de la vida social y en el deporte no iba a ser menos. Tanto es así que Teruel cuenta cada vez más con un mayor número de referentes femeninos para las nuevas generaciones en diferentes disciplinas deportivas. En este sentido, a personalidades como Carmen Valero o Mercedes Fuertes se le vienen sumando una ristra de nuevas deportistas que exportan el talento turolense a distintas partes de la geografía española e incluso del mundo. Un ejemplo de esto es Judit Castillo, quien hace 26 años nació en un pequeño pueblo de la provincia, Mosqueruela, y ahora triunfa al otro lado del charco en la disciplina del pickleball, un deporte de palas novedoso que combina elementos del tenis, del pádel y del bádminton. Tanto es así que Judit está valorada como la mejor de España y de Europa, y figura dentro del top 5 del ránking APP, una de las clasificaciones mundiales que existen en este deporte. Todo esto cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que Judit lleva apenas dos años practicando este deporte a nivel profesional.

Su sacrificio y su esfuerzo es lo que la ha llevado a estar donde está. Desde bien pequeña mostró una gran vocación por el deporte y tuvo que tocar distintas teclas hasta dar con la suya. En 2023 comenzó a competir de manera profesional en el pickleball en los Estados Unidos de América y ahí fue cuando se descubrió su gran talento. Desde entonces no ha dejado de cosechar éxitos, lo que la convierte en un claro ejemplo de la deportista turolense que no conoce límites.

Judit Castillo abrió su palmarés con una medalla de plata en el US Open de Florida de 2023 y desde entonces no ha dejado de ganar. Así, acumula cuatro medallas de oro (Open de Sacramento APP, el torneo APP de Punta Gorda, el Open PPA de Austin y el Delray Beach Vlasic Classic APP), tres de plata (US Open de Florida, el Open de Atlanta APP y el Open de Houston APP) y cinco de bronce (la Copa del Condado de Orange de la PPA, el Oh Snap! Denver PPA, el Biofreeze USA Pickleball National Championships de Dallas, el Open de Sacramento APP y el torneo PPA de San Clemente) en apenas dos años de competición, que la han llevado a lo más alto de este deporte.

Asimismo, Judit también compite en la Major League Pickleball (MLP) en la que este año ha pegado un gran salto de calidad, y es que después de haber pasado por tres clubes en la segunda división de la liga, el Washington DC, el St. Louis Shock y el Las Vegas Night Owls, en este 2025 competirá en el nivel Premier de la MLP, es decir, en la máxima categoría de la liga, de la mano del SoCal Hard Eights. Este será su gran reto para este año y espera poder continuar con su camino de éxitos para seguir erigiéndose como un claro ejemplo de la mujer deportista que rompe barreras.

Su historia

Judit Castillo es natural de Mosqueruela y desde bien pequeña desarrolló un gran amor por los deportes. Primero probó con el atletismo y el fútbol, donde ya dejó ver parte de su talento, pero no terminaron de convencerla.

Un tiempo después, llegó el momento de empuñar la raqueta, y con ello los primeros sacrificios, y es que cuanto más crecía su talento y más en serio se lo tomaba, mayores eran los inconvenientes de la vida que Judit y su familia tenían que sortear. Así pues, de la mano de su padre y de su madre, Judit comenzó a jugar a tenis.

En Teruel no había un espacio adecuado para que Judit pudiera entrenar como debía, de modo que buscaron un club en Valencia. Así, en este nuevo ciclo, la de Mosqueruela adoptó una vida nómada. Durante tres días a la semana, Judit iba y volvía a Valencia para realizar sus entrenamientos de tres horas. Además, también volvía a la ciudad del mediterráneo para disputar los diversos torneos.

A todo ello se le sumaba la vida ordinaria de una joven de doce años en Teruel, donde estudiaba, tocaba el clarinete, tenía a sus amigos, etc. De esta manera, Judit comenzó a llevar dos vidas paralelas en dos ciudades distintas.

Después de tres años practicando la tashumancia, Judit decidió mudarse definitivamente a Valencia con su hermana para apostar más enserio por el tenis. Allí encontró algo más que una oportunidad, y es que formó una segunda familia al rodearse de personas que le hicieron descubrir lo que era la amistad, pues, por el estilo de vida que llevaba, tan nómada, no pudo estrechar lazos de calidad hasta el momento. “Encontré un grupo sólido de muy buena gente que no había encontrado hasta entonces. Son importantes en mi vida, aunque los vea una vez al año”, explica.

Este fue el primer salto, pero no el más grande. Mientras cursaba sus estudios de bachillerato, al más puro estilo de una película americana, Judit recibió una notificación que le indicaba que podía recibir una beca para poder competir en Estados Unidos al mismo tiempo que lo compaginase con sus estudios superiores. Esta vez, se trataba de palabras mayores, por lo que Judit tuvo que meditar mucho esta decisión. Sin embargo, finalmente, su afán de perseguir sus sueños la llevó a cruzar el charco y dejar atrás una vida entera.

Allí comenzó a competir para Northwestern State University, en Luisiana, a la par que estudiaba el grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Una vez obtuvo su título, la beca que había obtenido como estudiante-atleta se le caducaba, por lo que Judit tuvo que buscarse la vida allí para no dejar de lado su sueño. Así pues, comenzó a trabajar en otra ciudad cercana llamada Shreveport. Lo hizo primeramente para el club de tenis Pierremont Oaks, en el departamento de fitness y como entrenadora de tenis asistente. De ahí la ascendieron a directora de deportes de raqueta y de fitness en el club de campo East Ridge, que ostenta la propiedad del club de tenis para el que comenzó trabajando.

A partir de ahí es cuando su vida dio un vuelco. La atleta había dejado de competir para la universidad y estaba buscando su oportunidad, sin saber que su explosión estaba cerca, aunque fuera del tenis. En ese instante, el entonces entrenador de pickleball hizo un torneo de este deporte en el Pierremont Oaks y le pidió a Judit que jugara con él en dobles mixto. Judit no había escuchado nunca hablar de ese deporte y lo desconocía por completo. Sin embargo, su cuerpo le demostró que esto era para lo que había nacido. A partir de ese momento empezó a disputar torneos de forma amateur, demostrando en todos ellos un gran nivel. Ello la convenció para dar el salto a lo profesional y a la vista esta que no se equivocó.

Judit es consciente de los pasos que ha dado desde que comenzó, pero tiene claro a quién le debe total agradecimiento: sus padres. “Lo que he conseguido hasta ahora sin ellos hubiera sido imposible. Ven todos los partidos de pickleball que juego a pesar de la diferencia horaria y son el mayor apoyo que he tenido y que tendré en la vida”, comenta la deportista.

Una entre muchas

Judit es un ejemplo y un referente de la mujer turolense que rompe barreras, pero no es la única. Esta acompañada de una gran lista de nuevas deportistas que vienen pisando fuerte. Alba Bautista, Elena Martín, Elena Sanz, Belén Villarroya, Nieves Lapuente, Laura Aparicio, Laura Bonillo el equipo femenino de fútbol del Next Level y los equipos femeninos de más deportes colectivos como el balonmano, el voleibol o el baloncesto son algunos de los grandes símbolos de la provincia.

 

Judit Castillo celebra un tanto apretando el puño durante un parito. ToastyMedia

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