Unai fue el héroe del partido para el Calamocha al detener el penalti local. Ángel Huguet
Los calamochinos muestran sus credenciales ante la UD Barbastro (0-2)
Los del Jiloca suman su segundo triunfo consecutivo gracias a un imperial Unai Calavia, que detiene un penalti decisivo
Un Calamocha necesitado visitaba Barbastro consciente de la importancia que podía tener en el desarrollo de la temporada conseguir un segundo triunfo consecutivo, y además hacerlo en casa de un rival enrachado. Lo que no sabían los de Sergio Lagunas era que el duelo iba a ser uno de esos que se recuerdan a final de temporada porque marcan un antes y un después. El bloque turolense cosechó un nuevo triunfo con un partido muy serio y trabajado, que puso fin a la excelente racha de resultados de la UD Barbastro.
Tras una primera igualada y con sólo una ocasión clara para los de Jiloca, se pasó a una segunda más movida donde los oscenses jugaron sus mejores minutos generando ocasiones muy claras, como una pena máxima superada la hora donde Unai Calavia detuvo el envío de Conte. Pero no solo eso, dos minutos más tarde el colegiado señalaba otro penalti por manos pero en área local y en esta oportunidad el especialista Fonsi no perdonaba. EL segundo turolense llegaría en el último segundo tras una contra remachada por Fuertes.
El partido comenzó a ritmo tranquilo con los dos onces jugando con mucha pausa y sin nada de precipitación, ni siquiera para poner en juego la pelota tras saque de banda o falta. Ambos intentaron en todo momento jugar la pelota a ras de suelo y lo consiguieron, pero durante el primer tramo de encuentro el balón no llegó a las áreas con opciones. Poco a poco, el Barbastro fue ganando posesión y dominio territorial, jugando más en campo calamochino, por lo que Sergio Lagunas ordenó a Unai Calavia que, al igual que hacía el local Adrián Buetas, botara en largo todos los saques de puerta o faltas en campo propio, que no era sino una manera de que el equipo siguiera ordenado con la pelota en zona poco peligrosa.
Así, el duelo avanzó monótono y todavía más igualado, convertido en una disputa constante que era solo del agrado de los jugadores, porque superada la primera media hora la grada no había visto ni siquiera un solo acercamiento con peligro. El único disparo a puerta, que no a palos, había sido de Víctor García desde la frontal; mientras que el Barbastro solo lo había intentado desde la esquina, pero pese a botar varios córners no logró rematar ninguno y el Calamocha no sufrió ni un pequeño susto. En el último cuarto de hora de la primera mitad nadie se movió lo más mínimo pero para entonces quedaba claro que se jugaba más a lo que querían los de Jiloca que los oscenses. De hecho la única ocasión fue visitante, al filo del descanso, con una falta escorada a la altura del medio campo que voló cruzada hasta la esquina del área chica sin que los locales consiguieron despejarla y hasta dejar a Obere completamente solo ante Adrián Buetas, que salvó a los suyos en su primera parada.
Nada cambió en la segunda tras el reinicio, si acaso que el Calamocha daba un par de pasos al frente para jugar más cerca del área rival. Sin embargo, antes de llegar al cuarto de hora el Barbastro tuvo una llegada importante, producto de una falta inexistente en la frontal que botó el especialista Perso tocando el larguero de Unai Calavia por arriba. El partido se animaba y la entrada al campo del local Adil bien pudo coincidir con el primer gol, pues en una falta lateral peinó el cuero dejando a Bocardo completamente solo, pero Calavia rechazó el gol cantado.
El equipo de Josete comenzaba a creérselo y cada vez llegaba con más insistencia, hasta que en el minuto 20 del segundo tiempo, tras una doble acción clarísima de Bocardo, el colegiado terminaba señalando penalti por manos calamochinas. Una pena máxima que lanzó Conte por raso pegada al palo, pero Unai Calavia enmudeció a todo el estadio parando e incluso atrapando el cuero. Sin tiempo para digerir el error, dos minutos más tarde, en una llegada visitante, Fonsi la colgó y Gayán la tocó con las manos. El colegiado tampoco dudó en área oscense y Fonsi no lo desaprovechó y marcó desde los once metros con un disparo al centro del marco.
De ahí a la conclusión el Barbastro arriesgó cada vez más y pese a que no tuvo ninguna muy clara terminó encajando un segundo tanto en una contra finalizada por Fuertes, que certificó el golpe de efecto calamochino en territorio oscense. El segundo triunfo consecutivo de los de Lagunas les permite respirar con tranquilidad y les da un empujón importante en la clasificación.
Tras una primera igualada y con sólo una ocasión clara para los de Jiloca, se pasó a una segunda más movida donde los oscenses jugaron sus mejores minutos generando ocasiones muy claras, como una pena máxima superada la hora donde Unai Calavia detuvo el envío de Conte. Pero no solo eso, dos minutos más tarde el colegiado señalaba otro penalti por manos pero en área local y en esta oportunidad el especialista Fonsi no perdonaba. EL segundo turolense llegaría en el último segundo tras una contra remachada por Fuertes.
El partido comenzó a ritmo tranquilo con los dos onces jugando con mucha pausa y sin nada de precipitación, ni siquiera para poner en juego la pelota tras saque de banda o falta. Ambos intentaron en todo momento jugar la pelota a ras de suelo y lo consiguieron, pero durante el primer tramo de encuentro el balón no llegó a las áreas con opciones. Poco a poco, el Barbastro fue ganando posesión y dominio territorial, jugando más en campo calamochino, por lo que Sergio Lagunas ordenó a Unai Calavia que, al igual que hacía el local Adrián Buetas, botara en largo todos los saques de puerta o faltas en campo propio, que no era sino una manera de que el equipo siguiera ordenado con la pelota en zona poco peligrosa.
Así, el duelo avanzó monótono y todavía más igualado, convertido en una disputa constante que era solo del agrado de los jugadores, porque superada la primera media hora la grada no había visto ni siquiera un solo acercamiento con peligro. El único disparo a puerta, que no a palos, había sido de Víctor García desde la frontal; mientras que el Barbastro solo lo había intentado desde la esquina, pero pese a botar varios córners no logró rematar ninguno y el Calamocha no sufrió ni un pequeño susto. En el último cuarto de hora de la primera mitad nadie se movió lo más mínimo pero para entonces quedaba claro que se jugaba más a lo que querían los de Jiloca que los oscenses. De hecho la única ocasión fue visitante, al filo del descanso, con una falta escorada a la altura del medio campo que voló cruzada hasta la esquina del área chica sin que los locales consiguieron despejarla y hasta dejar a Obere completamente solo ante Adrián Buetas, que salvó a los suyos en su primera parada.
Nada cambió en la segunda tras el reinicio, si acaso que el Calamocha daba un par de pasos al frente para jugar más cerca del área rival. Sin embargo, antes de llegar al cuarto de hora el Barbastro tuvo una llegada importante, producto de una falta inexistente en la frontal que botó el especialista Perso tocando el larguero de Unai Calavia por arriba. El partido se animaba y la entrada al campo del local Adil bien pudo coincidir con el primer gol, pues en una falta lateral peinó el cuero dejando a Bocardo completamente solo, pero Calavia rechazó el gol cantado.
El equipo de Josete comenzaba a creérselo y cada vez llegaba con más insistencia, hasta que en el minuto 20 del segundo tiempo, tras una doble acción clarísima de Bocardo, el colegiado terminaba señalando penalti por manos calamochinas. Una pena máxima que lanzó Conte por raso pegada al palo, pero Unai Calavia enmudeció a todo el estadio parando e incluso atrapando el cuero. Sin tiempo para digerir el error, dos minutos más tarde, en una llegada visitante, Fonsi la colgó y Gayán la tocó con las manos. El colegiado tampoco dudó en área oscense y Fonsi no lo desaprovechó y marcó desde los once metros con un disparo al centro del marco.
De ahí a la conclusión el Barbastro arriesgó cada vez más y pese a que no tuvo ninguna muy clara terminó encajando un segundo tanto en una contra finalizada por Fuertes, que certificó el golpe de efecto calamochino en territorio oscense. El segundo triunfo consecutivo de los de Lagunas les permite respirar con tranquilidad y les da un empujón importante en la clasificación.
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