Instantes de una oportunidad que tuvo Casero de adelantar a los suyos en un córner. Edu Guillén
El Utrillas firma las tablas en un partido muy igualado ante Cuarte (0-0)
El desatino de cara a puerta por parte de ambos equipos provocó que el partido se cerrase sin goles
Tras varios días grises en Utrillas, el sol salió en La Vega para presenciar el partido entre los mineros y Cuarte. Dada la situación actual del Utrillas en la clasificación y con el paso de las jornadas, este partido se presentaba como la primera final de todos los partidos que le quedan. El Utrillas era consciente y salió a por todas, pero Cuarte también planteó un partido serio. Así pues, el partido estuvo muy igualado y ambos equipos se intercambiaron el dominio del juego de manera alternativa. Aunque los dos equipos tuvieron sus ocasiones y minutos dominantes, el desatino de cara a puerta hizo que el encuentro se cerrara con un resultado gafas y un punto para cada uno.
El partido arrancó algo nervioso, con balones aéreos, disputas y pocas opciones para la creación y el jego combinativo. Fruto de este descontrol, en los primeros minutos ambos equipos ya tuvieron alguna aproximación al área rival, siendo más claras las de los zaragozanos. No obstante, el Utrillas no negocia su estilo y siguió tratando de hacerse con el dominio del esférico.
Con la primera parte más adentrada en el tiempo el Utrillas pudo empezar a imponer su dominio en el juego. Cuando esto sucedió llegó la más clara para los mineros. Matar Ndiaye recibía un balón en la banda, conseguía zafarse de su marca y ponía un balón templado al árrea rival. Allí esperaba Ángel, quien se adelantó a los centrales para rematar cómodamente, sin embargo, el esférico se marchó por el costado de la portería. Pese a la ocasión desperdiciada, esto le srivió a los utrillenses para, tomar el relevo y ser ellos los que llevaran la voz cantante del juego a partir de los quince primeros minutos de partido.
Ante el dominio utrillense, los de Cuarte optaron por un juego más directo, buscando las espaldas de los centrales, pero la línea de atrás, comandada por Lautaro, estuvo atenta a estas tentativsa rivales. Así, la mayoría de las opciones de los zaragozanos, como mucho, llegaban hasta los tres cuartos del campo.
Pese a que en la primera parte la mayoría del juego se desarrolló en el campo del Cuarte, lo cierto es que los de Pitu Lerga tampoco conseguían concretar y el dominio no era tan claro, ya que los zaragozanos también tenían sus opciones. Rondando el minuto treinta, los de Lerga tuvieron dos córners seguidos con peligro y una oportunidad a balón parado, pero el balón siguió fuera de las mallas.
Cuando se aproximaba el fin de la primera mitad, Matar Ndiaye quiso proponer una nueva oportunidad. Tras una buena combinación con Gorgas por el lateral izquierdo, Ndiaye puso un nuevo centro. Esta vez fue Adrián quien tuvo el gol en su cabeza, pero el resultado fue el mismo.
Con todo y con eso, pese a la igualdad del encuentro, los primeros cuarenta y cinco minutos dejaron buenas sensaciones para el equipo minero, que se alejaba de la mala imagen dada ante el Binéfar y recuperaba su mejor versión, tal y como ocurrió ante el Huesca B y el Barbastro.
En el comienzo del segundo tiempo los utrillenses salieron más enchufados. Matar Ndiaye tuvo dos ocasiones prácticamente seguidas para adelantar al utrillas, pero los balones aéreos no son la especialidad del delantero y no pudo conectar un remate certero.
Los de Cuarte quisieron sorprender con una presión más asfixiante, pero los mineros no se arrugaron y, fieles a su identidad, conseguían salir desde atrás. Una situación que frustraba a los zaragozanos, lo que les costó una trajeta amarilla tonta. El dorsal número veinte se ouso delante del balón y evitó sacar rápido una falta y vio la cartulina amarilla.
En vistas de que el partido había entrado en punto muerto, ya que el buen juego utrillense no iba a ningún lado, Pitu Lerga fue el primero en mover ficha. Así pues, el técnico minero optó por sacar del campo a Tatín y Ángel, a quienes no terminaban de salirles las cosas, e introdujo a Tena y a Puky con la intención de añadir más mordiente arriba. No obstante, los cambios no surtieron efecto y Lerga se vio obligado a volver a efectuar cambios. El preparador minero decidió sacrificar el centro del campo para añadir otro hombre más de ataque. Así, introdujo al recién llegado Aritz Hernández y sentó a Jorge López, que había sido el catalizador del juego de su equipo.
Al sacrificar el centro del campo, los de Cuarte volvieron a tener la oportunidad de ejercer su dominio sobre el césped, aunque, al igual que le pasaba al Utrillas, al superar los tres cuartos de campo los jugadores se precipitaban, incurrían en errores y no conseguían sacar nada en claro.
Cuando el ecuentro agonizaba volvió el nerviosismo y el juego directo. El Utrillas apunto estuvo de aprovecharse de esta situación con Aritz Hernández en punta, pero lo cierto es que ninguno estuvo inspirado de cara a puerta y el encuentro terminó con empate a cero.
El partido arrancó algo nervioso, con balones aéreos, disputas y pocas opciones para la creación y el jego combinativo. Fruto de este descontrol, en los primeros minutos ambos equipos ya tuvieron alguna aproximación al área rival, siendo más claras las de los zaragozanos. No obstante, el Utrillas no negocia su estilo y siguió tratando de hacerse con el dominio del esférico.
Con la primera parte más adentrada en el tiempo el Utrillas pudo empezar a imponer su dominio en el juego. Cuando esto sucedió llegó la más clara para los mineros. Matar Ndiaye recibía un balón en la banda, conseguía zafarse de su marca y ponía un balón templado al árrea rival. Allí esperaba Ángel, quien se adelantó a los centrales para rematar cómodamente, sin embargo, el esférico se marchó por el costado de la portería. Pese a la ocasión desperdiciada, esto le srivió a los utrillenses para, tomar el relevo y ser ellos los que llevaran la voz cantante del juego a partir de los quince primeros minutos de partido.
Ante el dominio utrillense, los de Cuarte optaron por un juego más directo, buscando las espaldas de los centrales, pero la línea de atrás, comandada por Lautaro, estuvo atenta a estas tentativsa rivales. Así, la mayoría de las opciones de los zaragozanos, como mucho, llegaban hasta los tres cuartos del campo.
Pese a que en la primera parte la mayoría del juego se desarrolló en el campo del Cuarte, lo cierto es que los de Pitu Lerga tampoco conseguían concretar y el dominio no era tan claro, ya que los zaragozanos también tenían sus opciones. Rondando el minuto treinta, los de Lerga tuvieron dos córners seguidos con peligro y una oportunidad a balón parado, pero el balón siguió fuera de las mallas.
Cuando se aproximaba el fin de la primera mitad, Matar Ndiaye quiso proponer una nueva oportunidad. Tras una buena combinación con Gorgas por el lateral izquierdo, Ndiaye puso un nuevo centro. Esta vez fue Adrián quien tuvo el gol en su cabeza, pero el resultado fue el mismo.
Con todo y con eso, pese a la igualdad del encuentro, los primeros cuarenta y cinco minutos dejaron buenas sensaciones para el equipo minero, que se alejaba de la mala imagen dada ante el Binéfar y recuperaba su mejor versión, tal y como ocurrió ante el Huesca B y el Barbastro.
En el comienzo del segundo tiempo los utrillenses salieron más enchufados. Matar Ndiaye tuvo dos ocasiones prácticamente seguidas para adelantar al utrillas, pero los balones aéreos no son la especialidad del delantero y no pudo conectar un remate certero.
Los de Cuarte quisieron sorprender con una presión más asfixiante, pero los mineros no se arrugaron y, fieles a su identidad, conseguían salir desde atrás. Una situación que frustraba a los zaragozanos, lo que les costó una trajeta amarilla tonta. El dorsal número veinte se ouso delante del balón y evitó sacar rápido una falta y vio la cartulina amarilla.
En vistas de que el partido había entrado en punto muerto, ya que el buen juego utrillense no iba a ningún lado, Pitu Lerga fue el primero en mover ficha. Así pues, el técnico minero optó por sacar del campo a Tatín y Ángel, a quienes no terminaban de salirles las cosas, e introdujo a Tena y a Puky con la intención de añadir más mordiente arriba. No obstante, los cambios no surtieron efecto y Lerga se vio obligado a volver a efectuar cambios. El preparador minero decidió sacrificar el centro del campo para añadir otro hombre más de ataque. Así, introdujo al recién llegado Aritz Hernández y sentó a Jorge López, que había sido el catalizador del juego de su equipo.
Al sacrificar el centro del campo, los de Cuarte volvieron a tener la oportunidad de ejercer su dominio sobre el césped, aunque, al igual que le pasaba al Utrillas, al superar los tres cuartos de campo los jugadores se precipitaban, incurrían en errores y no conseguían sacar nada en claro.
Cuando el ecuentro agonizaba volvió el nerviosismo y el juego directo. El Utrillas apunto estuvo de aprovecharse de esta situación con Aritz Hernández en punta, pero lo cierto es que ninguno estuvo inspirado de cara a puerta y el encuentro terminó con empate a cero.
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