Víctor García se toca el pelo tras una acción de la primera mitad
El Calamocha vuelve a meterse en serios problemas a su paso por Cuarte (2-0)
Los de Sergio Lagunas caen ante un rival directo con dos errores muy evitables
El Calamocha se mete en serios problemas al volver a caer a domicilio en competición liguera y sumar una segunda derrota consecutiva tras la sufrida en la anterior jornada en Jumaya ante el Illueca gracias a un solitario gol a pelota aparada. En esta oportunidad el tropiezo es mucho más grave por producirse ante un rival directo en la tabla clasificatoria como el CD Cuarte, que ahora aventaja a los de Sergio Lagunas en tres puntos y que coge aire en un grupo XVII de la Tercera RFEF, donde hasta siete equipos que luchan por la permanencia semana a semana están separados por apenas un par de victorias.
Como era de esperar el duelo entre dos conjuntos tan necesitados y presionados no fue atractivo ni demasiado ortodoxo, tampoco las condiciones meteorológicas ayudaron, y se resolvió a favor de los visitantes por su mayor eficacia en el área contraria, lo que le permitió aprovechar mejor las ocasiones que generó. Los de Cuarte de Huerva dominaron la posesión y el territorio durante todo el primer tiempo y no sólo consiguieron adelantarse en el marcador en el ecuador de la primera, gracias a un mal despeje de la zaga local, sino que además prácticamente sentenciaron el resultado al filo del descanso con un segundo gol producto de un nuevo error calamochino.
En el interludio Sergio Lagunas removió su banquillo de forma generosa y su equipo fue otro bien distinto al visto anteriormente, especialmente en cuanto a actitud, pero en una segunda mitad mucho más brusca y trabada, y pese a tener ocasiones de sobras como para haber sumado algo positivo en el Nuevo Municipal, no fue capaz de acertar con la red y los zaragozanos se llevaron un triunfo muy deseado pues ponía fin a una racha especialmente negativa de diez partidos consecutivos sin una sola victoria.
En una mañana soleada pero especialmente ventosa, el Cuarte comenzó jugando a favor del dios Eolo y eso sin duda supuso una ventaja reseñable, porque el viento también fue protagonista destacado en el duelo. Así, con mucha tensión y pocos argumentos más que los del juego directo, ambos onces saltaron al césped dispuestos a dejárselo todo pero con los locales aportando siempre un puntito mayor de intensidad. Un aspecto fundamental en un choque que fue de pelea y segundas jugadas, donde se le dio mucha importancia a la pelota parada, y que hasta el descanso le permitió al Cuarte llevar el peso, el dominio y a veces, incluso el control. Sobre todo cuando consiguió marcar en el minuto 23 por mediación de Villalba desde la frontal con un disparo abajo, tras aprovechar un mal despeje y una mala atención en la segunda jugada de los de Jiloca.
El gol permitió a los de Jorge Abad serenarse y mandar de forma más o menos clara pero sin recibir ni un solo susto. Por si fuera poco, al filo del paso por los vestuarios en una falta a favor a la altura de los banquillos, Víctor García se hizo un lío junto a un Unai Calavia decidido a botarla en largo, el centrocampista se la tocó de improviso y el portero golpeó mal el cuero, al centro del campo donde el goleador Villalba no se lo pensó dos veces y marcó a puerta vacía el segundo.
En la segunda, tras el segundo mazazo psicológico y con un triple cambio de Lagunas en el descanso que trastocaba lo táctico e indicaba al equipo que había que ir a por la heroica, el Calamocha tuvo una buena respuesta y su atención o actitud sería otra bien distinta, aunque eso no le alcanzó para jugar bien y dominar de forma clara porque baste decir que hubo muchas tarjetas e interrupciones de todo tipo, pero sí para encerrar al Cuarte y tener alguna opción de sumar, sobre todo en una falta en la frontal y en otra a la altura del medio campo que Fonsi estrelló en la madera, pero no tuvo la fortuna necesaria y al final ni siquiera hubo emoción.
La derrota fue más dura por el rival ante el que se concedió que por los puntos que se dejaron de ganar, ya que con el triunfo el Cuarte dejó atrás una mala dinámica que le puede hacer salir de la parte baja y además sumó tres puntos que lo aúpan hasta la novena posición de una tabla apretada en la que la salvación va a ser un premio muy cotizado. Los del Jiloca tendrán un nuevo match ball la semana que viene, cuando el Cariñena, que está penúltimo, visite Jumaya antes de que el derbi turolense llegue al calendario.
Como era de esperar el duelo entre dos conjuntos tan necesitados y presionados no fue atractivo ni demasiado ortodoxo, tampoco las condiciones meteorológicas ayudaron, y se resolvió a favor de los visitantes por su mayor eficacia en el área contraria, lo que le permitió aprovechar mejor las ocasiones que generó. Los de Cuarte de Huerva dominaron la posesión y el territorio durante todo el primer tiempo y no sólo consiguieron adelantarse en el marcador en el ecuador de la primera, gracias a un mal despeje de la zaga local, sino que además prácticamente sentenciaron el resultado al filo del descanso con un segundo gol producto de un nuevo error calamochino.
En el interludio Sergio Lagunas removió su banquillo de forma generosa y su equipo fue otro bien distinto al visto anteriormente, especialmente en cuanto a actitud, pero en una segunda mitad mucho más brusca y trabada, y pese a tener ocasiones de sobras como para haber sumado algo positivo en el Nuevo Municipal, no fue capaz de acertar con la red y los zaragozanos se llevaron un triunfo muy deseado pues ponía fin a una racha especialmente negativa de diez partidos consecutivos sin una sola victoria.
En una mañana soleada pero especialmente ventosa, el Cuarte comenzó jugando a favor del dios Eolo y eso sin duda supuso una ventaja reseñable, porque el viento también fue protagonista destacado en el duelo. Así, con mucha tensión y pocos argumentos más que los del juego directo, ambos onces saltaron al césped dispuestos a dejárselo todo pero con los locales aportando siempre un puntito mayor de intensidad. Un aspecto fundamental en un choque que fue de pelea y segundas jugadas, donde se le dio mucha importancia a la pelota parada, y que hasta el descanso le permitió al Cuarte llevar el peso, el dominio y a veces, incluso el control. Sobre todo cuando consiguió marcar en el minuto 23 por mediación de Villalba desde la frontal con un disparo abajo, tras aprovechar un mal despeje y una mala atención en la segunda jugada de los de Jiloca.
El gol permitió a los de Jorge Abad serenarse y mandar de forma más o menos clara pero sin recibir ni un solo susto. Por si fuera poco, al filo del paso por los vestuarios en una falta a favor a la altura de los banquillos, Víctor García se hizo un lío junto a un Unai Calavia decidido a botarla en largo, el centrocampista se la tocó de improviso y el portero golpeó mal el cuero, al centro del campo donde el goleador Villalba no se lo pensó dos veces y marcó a puerta vacía el segundo.
En la segunda, tras el segundo mazazo psicológico y con un triple cambio de Lagunas en el descanso que trastocaba lo táctico e indicaba al equipo que había que ir a por la heroica, el Calamocha tuvo una buena respuesta y su atención o actitud sería otra bien distinta, aunque eso no le alcanzó para jugar bien y dominar de forma clara porque baste decir que hubo muchas tarjetas e interrupciones de todo tipo, pero sí para encerrar al Cuarte y tener alguna opción de sumar, sobre todo en una falta en la frontal y en otra a la altura del medio campo que Fonsi estrelló en la madera, pero no tuvo la fortuna necesaria y al final ni siquiera hubo emoción.
La derrota fue más dura por el rival ante el que se concedió que por los puntos que se dejaron de ganar, ya que con el triunfo el Cuarte dejó atrás una mala dinámica que le puede hacer salir de la parte baja y además sumó tres puntos que lo aúpan hasta la novena posición de una tabla apretada en la que la salvación va a ser un premio muy cotizado. Los del Jiloca tendrán un nuevo match ball la semana que viene, cuando el Cariñena, que está penúltimo, visite Jumaya antes de que el derbi turolense llegue al calendario.
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