Andrei Ratiu realiza un pase durante el entrenamiento de ayer con la SD Huesca. SD Huesca
Andrei Ratiu: “Vuelvo a Aguaviva y es como si fuera uno más del pueblo”
El jugador de la SD Huesca e internacional con la selección de Rumanía llegó a la localidad turolense con seis años y allí comenzó a jugar a fútbol
Con seis años su vida cambió. Dejó atrás su Rumania natal para seguir haciéndose mayor en un pueblo de poco más de 500 habitantes en la provincia de Teruel. Aguaviva los acogió -a él y a su familia- con los brazos abiertos sin saber que unos años más tarde Andrei Ratiu sería una de las grandes promesas del fútbol rumano.
Su llegada a la SD Huesca le ha permitido dar el salto definitivo. Combina a las mil maravillas la potencia defensiva con el descaro ofensivo, fruto de sus años como delantero en el Andorra. Su gran papel en el cuadro oscense no ha pasado desapercibido para Mirel Radoi, seleccionador de Rumania. Tras un verano muy movido, con Juegos Olímpicos y cambio de club incluidos, el gran premio le llegó a principios de este mes con un soñado debut en la absoluta. Ahora intenta aportar lo máximo al equipo del Alcoraz para tratar de devolverlo a la máxima categoría. Todo ello, sin olvidar sus orígenes y con el recuerdo de su infancia en Aguaviva muy latente en su corazón.
-Su vida comienza en Rumania, pero al poco tiempo se traslada a un pequeño pueblo de Teruel, ¿qué le hizo llegar a Aguaviva?
-Yo nací en Rumania y estuve allí hasta los seis años. A Aguaviva llegué entonces porque mis padres estaban trabajando. Estuve cuatro años en el pueblo. Allí empecé a jugar a fútbol sala y estuve desde los seis hasta los ocho. Luego me apuntaron a fútbol siete y estuve dos años en el Andorra. En un torneo de verano, en Calamocha, salí nombrado mejor jugador y máximo goleador, porque antes jugaba de extremo o de delantero.
-¿Y de ahí ya pone rumbo al Villarreal?
-Sí. Ese verano me llamó el Villarreal para ir a hacer unas pruebas. En Infantiles me fui para allí y pasé once años en las categorías inferiores. El último año me marché a Holanda y a mitad de temporada me repescaron. Esos fueron mis inicios.
-¿Qué recuerdos guarda con especial cariño de esos inicios?
-Tengo muchos amigos de Aguaviva. Además, mis tíos viven en Mas de las Matas, que está a cinco minutos. De mi etapa en el Andorra mantengo relación con mucha gente de los que jugábamos. Me acuerdo mucho de los entrenadores, que eran Fran y Emilio Griñón. A día de hoy nos vemos muchísimo.
-¿Recuerda algún consejo que le dieran ellos?
-Siempre nos insistían en disfrutar. Decían que eso era lo primero. Además, a mí me decían que tuviera paciencia, que las cosas llegarían. También comentaban mucho que fuéramos nosotros mismos. Cuando nos vemos siempre recordamos algún momento gracioso o algún partido difícil de esa época. Ellos me ayudaron mucho, si no podía ir a entrenar venían a por mí. Guardamos una bonita relación que nos dio el propio fútbol.
-Cuando ha ido por el pueblo, ¿qué le dice la gente?
-Hay muchos amigos que ya no están de cuando yo vivía allí porque se han ido a estudiar fuera. Los que están en Aguaviva siempre me hablan del progreso y del salto que he dado como futbolista. Los niños más pequeños, a los que les cuentan cosas sobre mí, flipan al ver a un jugador profesional en persona.
-¿Qué siente usted cuando va por allí?
-Cuando vuelvo a Aguaviva es como si fuera uno más del pueblo. Llego allí para pasármelo bien.
-Cuando se marchó al Villarreal, ¿en algún momento se imaginó que volvería a Aragón para jugar en el Huesca?
-La verdad es que no lo pensaba. Yo era muy pequeño y, casi sin darme cuenta, los años pasaban. Cuando salió lo del Huesca estaba ilusionado porque tengo a muchos conocidos cerca.
-¿Se puede decir que ya es un poco aragonés?
-Bueno, viví en Aguaviva esos cuatro años que fueron muy bonitos. Luego en Villarreal he vivido muchos años también, pero guardo muchos amigos, familia y recuerdos en la zona. Siempre que puedo aprovecho y me escapo para verlos. Voy a menudo a ver a mi primo pequeño.
-¿Cuándo fue la última vez que pasó por el pueblo?
-Hace poco fui con mi novia porque quería enseñárselo. Este verano he podido ir dos veces: una con mi hermano y la otra esa con mi pareja. Siempre le he hablado de mis origines y tenía ganas de que los conociera.
-En lo deportivo, ha pasado de jugar a fútbol sala en Aguaviva a ir convocado con la selección rumana. Algunos se atreven a compararlo con Cosmin Contra. ¿Qué opina al respecto?
-Son halagos. Él hizo su historia y yo acabo de empezar. Apenas llevo dos partidos con la Selección absoluta y es muy pronto para que me comparen con nadie. No quiero meterme esa presión a mí mismo.
-¿Y qué espera de esta temporada con el Huesca?
-Estamos trabajando mucho. Los primeros dos partidos parecía que estábamos ‘subidos’ ya. Muchos pensaban que estábamos en Primera, pero esto es fútbol y puede pasar cualquier cosa. Lo que tenemos claro es que vamos a trabajar y a luchar para devolver al club a donde se merece. Tenemos equipo para poder hacerlo.
Su llegada a la SD Huesca le ha permitido dar el salto definitivo. Combina a las mil maravillas la potencia defensiva con el descaro ofensivo, fruto de sus años como delantero en el Andorra. Su gran papel en el cuadro oscense no ha pasado desapercibido para Mirel Radoi, seleccionador de Rumania. Tras un verano muy movido, con Juegos Olímpicos y cambio de club incluidos, el gran premio le llegó a principios de este mes con un soñado debut en la absoluta. Ahora intenta aportar lo máximo al equipo del Alcoraz para tratar de devolverlo a la máxima categoría. Todo ello, sin olvidar sus orígenes y con el recuerdo de su infancia en Aguaviva muy latente en su corazón.
-Su vida comienza en Rumania, pero al poco tiempo se traslada a un pequeño pueblo de Teruel, ¿qué le hizo llegar a Aguaviva?
-Yo nací en Rumania y estuve allí hasta los seis años. A Aguaviva llegué entonces porque mis padres estaban trabajando. Estuve cuatro años en el pueblo. Allí empecé a jugar a fútbol sala y estuve desde los seis hasta los ocho. Luego me apuntaron a fútbol siete y estuve dos años en el Andorra. En un torneo de verano, en Calamocha, salí nombrado mejor jugador y máximo goleador, porque antes jugaba de extremo o de delantero.
-¿Y de ahí ya pone rumbo al Villarreal?
-Sí. Ese verano me llamó el Villarreal para ir a hacer unas pruebas. En Infantiles me fui para allí y pasé once años en las categorías inferiores. El último año me marché a Holanda y a mitad de temporada me repescaron. Esos fueron mis inicios.
-¿Qué recuerdos guarda con especial cariño de esos inicios?
-Tengo muchos amigos de Aguaviva. Además, mis tíos viven en Mas de las Matas, que está a cinco minutos. De mi etapa en el Andorra mantengo relación con mucha gente de los que jugábamos. Me acuerdo mucho de los entrenadores, que eran Fran y Emilio Griñón. A día de hoy nos vemos muchísimo.
-¿Recuerda algún consejo que le dieran ellos?
-Siempre nos insistían en disfrutar. Decían que eso era lo primero. Además, a mí me decían que tuviera paciencia, que las cosas llegarían. También comentaban mucho que fuéramos nosotros mismos. Cuando nos vemos siempre recordamos algún momento gracioso o algún partido difícil de esa época. Ellos me ayudaron mucho, si no podía ir a entrenar venían a por mí. Guardamos una bonita relación que nos dio el propio fútbol.
-Cuando ha ido por el pueblo, ¿qué le dice la gente?
-Hay muchos amigos que ya no están de cuando yo vivía allí porque se han ido a estudiar fuera. Los que están en Aguaviva siempre me hablan del progreso y del salto que he dado como futbolista. Los niños más pequeños, a los que les cuentan cosas sobre mí, flipan al ver a un jugador profesional en persona.
-¿Qué siente usted cuando va por allí?
-Cuando vuelvo a Aguaviva es como si fuera uno más del pueblo. Llego allí para pasármelo bien.
-Cuando se marchó al Villarreal, ¿en algún momento se imaginó que volvería a Aragón para jugar en el Huesca?
-La verdad es que no lo pensaba. Yo era muy pequeño y, casi sin darme cuenta, los años pasaban. Cuando salió lo del Huesca estaba ilusionado porque tengo a muchos conocidos cerca.
-¿Se puede decir que ya es un poco aragonés?
-Bueno, viví en Aguaviva esos cuatro años que fueron muy bonitos. Luego en Villarreal he vivido muchos años también, pero guardo muchos amigos, familia y recuerdos en la zona. Siempre que puedo aprovecho y me escapo para verlos. Voy a menudo a ver a mi primo pequeño.
-¿Cuándo fue la última vez que pasó por el pueblo?
-Hace poco fui con mi novia porque quería enseñárselo. Este verano he podido ir dos veces: una con mi hermano y la otra esa con mi pareja. Siempre le he hablado de mis origines y tenía ganas de que los conociera.
-En lo deportivo, ha pasado de jugar a fútbol sala en Aguaviva a ir convocado con la selección rumana. Algunos se atreven a compararlo con Cosmin Contra. ¿Qué opina al respecto?
-Son halagos. Él hizo su historia y yo acabo de empezar. Apenas llevo dos partidos con la Selección absoluta y es muy pronto para que me comparen con nadie. No quiero meterme esa presión a mí mismo.
-¿Y qué espera de esta temporada con el Huesca?
-Estamos trabajando mucho. Los primeros dos partidos parecía que estábamos ‘subidos’ ya. Muchos pensaban que estábamos en Primera, pero esto es fútbol y puede pasar cualquier cosa. Lo que tenemos claro es que vamos a trabajar y a luchar para devolver al club a donde se merece. Tenemos equipo para poder hacerlo.
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