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Zarramencho, la propuesta nacida en el  Valle del Jiloca para renovar el folk aragonés Zarramencho, la propuesta nacida en el  Valle del Jiloca para renovar el folk aragonés
Chabier Crespo, Laura Benito, Elena Martínez y Arturo Lozano (de izda. a dcha.) son los componentes de Zarramencho

Zarramencho, la propuesta nacida en el Valle del Jiloca para renovar el folk aragonés

Su propuesta pasa por melodías tradicionales con nueva instrumentación y arreglos complejos
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Zarramencho es una palabra aragonesa utilizada en el Valle del Jiloca, que Pascual Crespo Vicente definió como “vestimenta vieja"ˆo “trapos” en su Estudio sobre el léxico aragonés en la Comarca del Jiloca, publicado en la revista Xiloca 5, en abril de 1990.  Además es el término que han elegido cuatro músicos que viven en Calamocha y Torrijo del Campo, Elena Martínez, Laura Benito, Chabier Crespo y Arturo Lozano, para bautizar su nuevo proyecto musical. 

Zarramencho, que ya ha debutado en directo en formato acústico en Pancrudo y en formato eléctrico en Monreal del Campo durante los últimos meses de 2024, da un giro de tuerca a la música folk, con melodías heredadas de la tradición aragonesa, desde el sistema Ibérico a los Pirineos. Su propuesta se basa en la superposición de voces y en la percusión, y apuesta por extender las melodías y hacerlas más complejas, acaso más cultas sin perder su esencia popular. En el formato eléctrico incorpora nuevas instrumentaciones como guitarras eléctricas o sintetizadores, y nuevos aires musicales procedentes del jazz, fundamentalmente. Si hubiera que poner una etiqueta, Zarramencho sería una banda de folk progresivo. 

Elena Martínez es, junto a Laura Benito, una de las ideólogas del grupo, y de hecho el concepto llevaba años rondándole la cabeza la intención de fundir la música tradicional con la eléctrica y la electrónica. Esta zaragozana que vive afincada en Calamocha junto a su pareja, el teclista y acordeonista Chabier Crespo, lleva muchos años en la escena del folk aragonesa. Ha formado parte de grupos como Mallacán, La Birolla o Loba Parda, y en la actualidad es una de Las Cardelinas de la Ribera junto a Laura Ruiz, y con ella, Crespo y Roberto Montañés (Los Gandules) integra Los Ases del Jiloca. En 2018 publicó en solitario Zarré os uellos,  un disco en aragonés que musicaba poemas de Ánchel Conte.
 
Guitarras, panderos o acordeón se complementan con teclados, sintetizadores y bajos en el formato eléctrico que propone la banda


En esta ocasión el repertorio que recupera y adapta para Zarramencho indaga en los cancioneros que recopiló Miguel Arnaudas a principios del siglo XX, en el Manuscrito de Cubel que contenía melodías tradicionales del Jiloca y Gallocanta transcritas en el siglo XVIII, y otras recopilaciones semejantes como las realizadas por Alan Lomax. “Hemos picado de muchas fuentes, y también hemos versionado temas adaptando sus letras”, explica Elena Martínez, “como un Dance de Espadas de los Monegros, una canción procedente de Occitania (sur de Francia) o un tema de Hedningarna, que siempre ha sido como un grupo top para nosotros”. Hedningarna es un grupo sueco de folk escandinavo que lleva 35 años en la brecha. Uno de sus temas ha sido adaptado a la lengua aragonesa con el título Falaguera, y Zarramencho lo ha grabado para el octavo volumen de O Zaguer Chilo, disco en el que la asociación Noguera Religada recopila anualmente canciones en aragonés, y que previsiblemente se publicará durante la primavera de 2025. 

Otra de las características del repertorio del grupo turolense es que la mayor parte de sus canciones utilizan lo que Martínez denomina “ritmos cojos”; compases impares y asincompados que hacen caminar la música, y que en realidad han sido una tónica habitual en gran parte del folclore tradicional, desde Castilla hasta el klezmer de centroeuropa. “Nosotros hemos respetado esos ritmos en las melodías rescatadas que lo tenían, y lo hemos incorporado en otras que ya lo habían perdido”, afirma Elena Martínez. “Eso, unido a las ideas jazzísticas de Arturo le da un sabor muy especial a las canciones”. 

Arturo Lozano añade que esos compases de amalgama hoy en día suena muy sofisticados en comparación con el sempiterno 4/4, pero antes eran habituales en las albadas del Jiloca o los cantos de trillas. “Si lo haces bien no suenan forzados ni raros, y de hecho son naturales. Estas canciones hablan de labores del campo, y en el campo se trabaja, se descansa un momento, y se vuelve al trabajo. Esos compases impares” -5/4, 7/4- “son simétricos e introducen una rítmica que le es completamente natural a estas canciones. Lo que pasa es que la jota en Aragón hizo tabla rasa y toda esa riqueza rítmica se perdió”. 

Arturo Lozano es una de las referencias de la guitarra en Teruel en muy diferentes ámbitos. Desde Almas para el Diablo, una de las bandas pioneras del rock y el blues en Teruel capital que ya no existe hasta Los Sabinos, Ecce Homo Followers o Anna Mir Trío, tres proyectos que siguen funcionando y que abarcan desde un tributo a Joaquín Sabina hasta  compositores clásicos del siglo XX como Prokofiev, pasando por el jazz y funky. Dirige la Escuela de Música de Calamocha, es de Fuentes Claras pero vive en Torrijo del Campo junto a su pareja Laura Benito, que también forma parte de Los Sabinos y es hija de Jesús Benito, conocido jotero de Torrijo con quien han aprendido a cantar infinidad de personas por toda la provincia. 

“Yo vi en Elena (Martínez) la oportunidad de hacer algo fresco y diferente”, asegura Lozano. “Ella tiene un repertorio muy sugerente y auténtico, y yo podía aportar arreglos musicales que le dieran aire de otras músicas, como el jazz, la electrónica o el folk contemporáneo. Y creo que de esa fusión de los cuatro ha salido algo muy interesante”. “Constantemente siento la necesidad de hacer cosas complejas, enrevesadas, puzzles musicales”, afirma categóricamente el turolense.
 
Zarramencho esconde el resultado de años de investigación sobre folk aragonés y la voluntad de renovarlo y darle cierta frescura

Dos espectáculos distintos

La instrumentación de Zarramencho varía sensiblemente según su formato sea acústico -apropiado para escenarios pequeños, templos, lavaderos, ermitas, tabernas- o eléctrica -salas de conciertos más convencionales-. En realidad se trata de dos espectáculos diferentes, “y cada uno de ellos tiene su punto, su historia y su razón de ser”, afirma Elena Martínez. 

Laura Benito y Elena Martínez cantan haciendo las dos voces principales, aunque en muchos de los temas Lozano y Crespo aportan la tercera y la cuarta voz, creando un juego coral que resulta especialmente visto en recintos con buena acústica como iglesias o ermitas. Chabi Crespo toca el acordeón en el formato acústico y los teclados y sintetizadores en el eléctrico. Artur Lozano aporta la percusión en acústico, y en eléctrico toca guitarras eléctricas, batería electrónica, bajo o sintetizado. En algunas ocasiones incluso tiran de sampler reproducen pistas grabadas mientras tocan otros instrumentos, para buscar cada vez un sonido más complejo e inhabitual. “Al final rendimos homenaje a la música folk aragonesa, de raíz, pero dándole un aspecto diferente”, afirma Lozano.“Nuestra experiencia hasta ahora es que la gente mayor conoce los temas o las melodías les son muy familiares, pero les sorprende la forma en  la que suenan. Y los jóvenes aceptan el formato eléctrico y electrónico con naturalidad, pero escuchas unas melodías que no les suenan de nada”.

A modo de resumen, podría decirse que en su formato acústico Zarramencho da el protagonismo a la melodía a varias voces junto con la percusión tradicional que suele caminar con rítmicas poco usuales. Y en el formato eléctrico se juega con el contraste que provoca esa sólida base musical cuando es atacada por sonidos atípicos en el folk aragonés tradicional como la guitarra eléctrica o el sintetizador. 

El grupo nacido en el corazón del Jiloca sonó en acústico en Pancrudo el pasado 15 de noviembre y en eléctrico el 30 de noviembre en Monreal del Campo. Su objetivo a corto plazo es darse a conocer entre programadores públicos y privados y empezar a recorrer la geografía turolense y aragonesa, para lo cual planea grabar algunos videoclips que distribuirá a través de sus redes sociales -@zarramencho en Instagram y Youtube-, donde ya algo de material para escucharles y abrir boca. 

Y a medio y largo plazo la banda no oculta sus deseos de grabar un disco y asentar su aportación a la renovación del folk aragonés. Material ya tienen, pero prefieren tomárselo con calma y esperar al momento adecuado. 
 

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