‘Villafranca es vida’ reúne 42 instantáneas para la primera exposición de Vanesa Royo

Bajo el título Villafranca es vida, la fotógrafa Vanesa Royo ha reunido una colección de 42 instantes para conformar su primera exposición. La muestra, que refleja una visión particular e intimista del municipio del valle del Jiloca, se puede visitar en el salón de la residencia de Villafranca del Campo desde el viernes y hasta el domingo a las 14:00 horas, cuando bajará el telón.

La colección se articula en distintas grandes áreas. La primera reúne una selección de amaneceres y atardeceres del pueblo, “desde la entrada del pueblo con un atardecer, la iglesia con un atardecer que hubo este tiempo atrás, que era súper bonito, súper rojo”, explicó la autora.
 

Otro de los ejes de la muestra se ha fijado en la Luna en sus distintas fases, con “varios tipos de lunas que han habido durante todo el año, desde la luna de ciervo, luna menguante, luna llena con una sombra”.

El frío es protagonista de otra parte de la colección. Vanesa Royo señala una serie de fotografías con la nieve y el hielo como hilo conductor. “Hay una en la que está todo el río cubierto de nieve que he llamado Jiloca congelado”, apuntó la artista, que también se refirió a una gota congelada que no termina de caer de un nudo hecho en una cuerda de tender.
 

Del cielo nocturno, Royo ha segregado un capítulo dedicado a las lluvias de estrellas, “las de las Perseidas que hice el año pasado, que está la ermita de la Virgen de los Dolores con las Perseidas, un arco que hay justo enfrente de la pista de pádel, también con todas las estrellas, la iglesia de San Juan Bautista, que es la del centro del pueblo con las Perseidas” con algunos instantes de abundancia de meteoros capturados desde ángulos distintos. En este apartado también se suman otras capturas de tormentas en las que los rayos destacan sobre el cielo nocturno en imágenes que han reproducido en distintas cadenas de televisión. Este capítulo incluye también algunos arcoíris, que se han empeñado en enjugazarse con algunos de los elementos arquitectónicos del municipio, como la de la “iglesia con el arcoíris detrás reflejada en un charco que se refleja en el charco tanto la iglesia como el arcoíris. Y otra de las fotos es una de las calles del pueblo a las 8 de la mañana con la niebla”, explicó la fotógrafa de Villafranca.

El último capítulo de esta historia gráfica repasa algunos momentos de la vida en el pueblo, con perspectivas generales del municipio o escenas de la recogida de la madera resultante de las podas de los árboles que hay junto al río, entre otras. Parras, girasoles o las flores de un cerezo junto a la ermita de San Juan Bautista completan este último apartado de la exposición.