La talla de la Virgen del Campo, una vez restaurada
Villafranca restaura la talla de la Virgen del Campo, patrona de la localidad
El obispo de Teruel, José Antonio Satué, visitará este domingo la localidad para bendecir la imagen
El obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué, visitará este domingo la localidad de Villafranca del Campo con un doble motivo: por un lado celebrar con los vecinos la restauración de la talla de la Virgen del Campo, la patrona local, a la que bendecirá junto a otra réplica de la original que también se ha esculpido, y tomar contacto con la comunidad de fieles dentro del recorrido que viene haciendo por las distintas parroquias de la provincia.
La talla en madera, “de muy buena madera”, señala el secretario del Consejo Parroquial de Villafranca, Fernando Joaquín Ibáñez, data del año 1544 por lo que dentro de 23 años se celebrarán los 500 años de la presencia de esa imagen de la Virgen en el pueblo del que es patrona.
Tal y como explica Ibáñez, el paso del tiempo y el consiguiente manejo de la talla en procesiones y otros actos religiosos que requieren traslados de la figura de madera habían deteriorado la escultura. Hace ya más de un año que el Consejo Parroquial tomó la decisión de restaurar la talla y, tras recabar asesoramiento de expertos, se optó por los servicios de un taller especializado que hay en Horche, una localidad de la provincia de Guadalajara. También se consideró oportuno esculpir una réplica de la imagen original para preservar ésta de exposiciones y manejos por motivos ceremoniales en los que no necesariamente se tenía que utilizar la escultura original.
El traslado de la imagen se tuvo que hacer en los días del confinamiento como consecuencia de la pandemia del coronavirus por lo que se tuvieron que cursar permisos especiales, algo a lo que ayudó el subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro, “al que hay que agradecer públicamente su colaboración”, ha señalado Ibáñez. El secretario del Consejo Parroquial destaca la calidad del trabajo que han hecho en Horche que es de un calibre “como para que presuman nuestros descendientes dentro que quinientos años” de una imagen religiosa que ha quedado impoluta.
La talla de madera de la Virgen del Campo, explica Fernando Joaquín Ibáñez, fue hallada por una labradora en el año 1544 cuando realizaba las faenas del campo y, de hecho, la imagen de la Virgen todavía conserva en una de sus mejillas la herida que le hizo el arado cuando la rozó y la hizo aflorar de la tierra.
La Virgen del Campo luce especialmente en el interior de un templo que también ha sido objeto de trabajos de mantenimiento y mejora. Se ha pintado el interior, se han limpiado las imágenes y pinturas que lucen los altares en las naves adyacentes a la principal, púlpitos y altar mayor. También se han restaurado las enormes puertas de entrada a la iglesia. Por todo ello, Fernando Joaquín Ibáñez considera que “entre las mejoras evidentes que se han hecho en la iglesia y la restauración de la Virgen, podemos decir que tenemos un conjunto de ornamentación religiosa realmente brillante”.
En este sentido, el secretario del Consejo Parroquial, ha querido recordar en estos momentos la figura del párroco de Cella, Pascual Deler, ya fallecido, porque fue un divulgador excelente del patrimonio religioso de Villafranca del Campo. “Hace ya más de veinte años que Deler vino a Villafranca con un grupo de personas amantes del artes sacro y de la arquitectura religiosa -dice- dentro de una gira por varios pueblos de la comarca del Jiloca para tomar contacto con el patrimonio artístico-religioso del territorio y quedaron admirados ante la belleza, la amplitud, el estado de conservación y la ornamentación de nuestra iglesia”.
Deler podría haber acuñado aquel día una expresión ahora frecuentemente utilizada por los visitantes que conocen el templo de Villafranca por vez primera que define muy bien sus características: catedral del Jiloca.
“Si Pascual Deler pudiera ver ahora cómo ha quedado todo el conjunto religioso-artístico de Villafranca podría reiterar, con más argumentos aún, su precisa definición de la iglesia de Villafranca”, puntualiza Ibáñez.
La talla en madera, “de muy buena madera”, señala el secretario del Consejo Parroquial de Villafranca, Fernando Joaquín Ibáñez, data del año 1544 por lo que dentro de 23 años se celebrarán los 500 años de la presencia de esa imagen de la Virgen en el pueblo del que es patrona.
Tal y como explica Ibáñez, el paso del tiempo y el consiguiente manejo de la talla en procesiones y otros actos religiosos que requieren traslados de la figura de madera habían deteriorado la escultura. Hace ya más de un año que el Consejo Parroquial tomó la decisión de restaurar la talla y, tras recabar asesoramiento de expertos, se optó por los servicios de un taller especializado que hay en Horche, una localidad de la provincia de Guadalajara. También se consideró oportuno esculpir una réplica de la imagen original para preservar ésta de exposiciones y manejos por motivos ceremoniales en los que no necesariamente se tenía que utilizar la escultura original.
El traslado de la imagen se tuvo que hacer en los días del confinamiento como consecuencia de la pandemia del coronavirus por lo que se tuvieron que cursar permisos especiales, algo a lo que ayudó el subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro, “al que hay que agradecer públicamente su colaboración”, ha señalado Ibáñez. El secretario del Consejo Parroquial destaca la calidad del trabajo que han hecho en Horche que es de un calibre “como para que presuman nuestros descendientes dentro que quinientos años” de una imagen religiosa que ha quedado impoluta.
La talla de madera de la Virgen del Campo, explica Fernando Joaquín Ibáñez, fue hallada por una labradora en el año 1544 cuando realizaba las faenas del campo y, de hecho, la imagen de la Virgen todavía conserva en una de sus mejillas la herida que le hizo el arado cuando la rozó y la hizo aflorar de la tierra.
La Virgen del Campo luce especialmente en el interior de un templo que también ha sido objeto de trabajos de mantenimiento y mejora. Se ha pintado el interior, se han limpiado las imágenes y pinturas que lucen los altares en las naves adyacentes a la principal, púlpitos y altar mayor. También se han restaurado las enormes puertas de entrada a la iglesia. Por todo ello, Fernando Joaquín Ibáñez considera que “entre las mejoras evidentes que se han hecho en la iglesia y la restauración de la Virgen, podemos decir que tenemos un conjunto de ornamentación religiosa realmente brillante”.
En este sentido, el secretario del Consejo Parroquial, ha querido recordar en estos momentos la figura del párroco de Cella, Pascual Deler, ya fallecido, porque fue un divulgador excelente del patrimonio religioso de Villafranca del Campo. “Hace ya más de veinte años que Deler vino a Villafranca con un grupo de personas amantes del artes sacro y de la arquitectura religiosa -dice- dentro de una gira por varios pueblos de la comarca del Jiloca para tomar contacto con el patrimonio artístico-religioso del territorio y quedaron admirados ante la belleza, la amplitud, el estado de conservación y la ornamentación de nuestra iglesia”.
Deler podría haber acuñado aquel día una expresión ahora frecuentemente utilizada por los visitantes que conocen el templo de Villafranca por vez primera que define muy bien sus características: catedral del Jiloca.
“Si Pascual Deler pudiera ver ahora cómo ha quedado todo el conjunto religioso-artístico de Villafranca podría reiterar, con más argumentos aún, su precisa definición de la iglesia de Villafranca”, puntualiza Ibáñez.
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