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Una exposición sobre Clemente VIII cierra el 600 aniversario de la elección del antipapa turolense Una exposición sobre Clemente VIII cierra el 600 aniversario de la elección del antipapa turolense
Vista de la exposición que se inaugura esta tarde en el Claustro del Obispado

Una exposición sobre Clemente VIII cierra el 600 aniversario de la elección del antipapa turolense

El Claustro del Obispado de Teruel acogerá la muestra sobre su trayectoria histórica hasta el 31 de enero
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Tras la conferencia que ofreció el historiador turolense Pedro Luis Hernando y el concierto temático de ArteSonado, esta tarde se inaugurará en el Claustro del Obispado la exposición dedicada a Clemente VIII que servirá como colofón a los actos organizados desde el Instituto de Estudios Turolenses para celebrar el 600 aniversario de la elección de este Papa turolense en el cónclave de Peñíscola en 1423.

La muestra se abrirá a partir de las 18 horas de esta tarde, y podrá visitarse hasta el 31 de enero en horario de 11 a 14 horas y de 16 a 19 horas de lunes a domingo. El día de la inauguración coincide además con el 576 aniversario de su fallecimiento en Mallorca, el 28 de diciembre de 1447.

La muestra está formada por una docena de apartados con sendos paneles que explican diferentes aspectos sobre la vida y la obra de Gil Sánchez-Muñoz y Carbón (Teruel, 1370-Mallorca, 1447), conocido como Clemente VIII entre 1423 y 1429, año en el que abdicó a la cabeza del papado de Aviñón, poniendo fin al Cisma de Occidente y dejando a Martín V como único Papa reconocido.

Estos paneles están dedicados a los siguientes apartados: Nacimiento, infancia y formación; Cargos eclesiásticos antes de su acceso al papado; Pontificado en Peñíscola; La renuncia al papado y el final del Cisma de Occidente; Episcopado mallorquín; Clemente VIII y la colección de reliquias de los Sánchez Muñoz; El libro de la Crónica de las Gestas del Cid; El escudo de los Sánchez Muñoz; El sepulcro en la sala capitular de la Catedral de Mallorca y La máscara mortuoria de Clemente VIII.

Una de las páginas de ‘Lucha’ que se hacían eco de la figura de Clemente VII

La información textual se complementa con cuatro vitrinas expositoras que contienen las reliquias de la familia Sánchez Muñoz, uno de los linajes turolense más importantes en Aragón, y del cual él formó parte; las copias de algunos documentos relativos a Clemente VIII, algunas piezas artísticas con el escudo de los Sánchez Muñoz y otras sobre Teruel en la época de Clemente VIII.

Comisarían la exposición Pedro Luis Hernando y Belén Díaz, que además son los responsables del Museo de Arte Sacro de Teruel, y los textos son obra del propio Hernández junto a Concepción Villanueva.

Figura desconocida

La exposición organizada por el Instituto de Estudios Turolenses tiene como objetivo difundir la figura histórica de un personaje turolense de indudable importancia y, pese a todo, bastante desconocida. Según los comisarios de la muestra, dos son los elementos destacados del último antipapa: haber sido el sucesor del Papa Luna -Benedicto XIII-, elegido en Peñíscola el 10 de junio de 1423; y también haber puesto fin al Cisma de Occidente con su abdicación, cerrando un periodo, de 1378 a 1429, en el que la Iglesia Católica estuvo dividida entre la obediencia a Roma y la obediencia a Aviñón.

Gil Sánchez Muñoz parecía predestinado a la vida guerrera como primogénito de Pedro Sánchez Muñoz y Liñán II y Catalina Sánchez de Carbón, pero traspasó esos honores a su hermano Pedro y dedicándose Gil a la carrera eclesiástica.

Cajas y relicarios expuestos en la muestra

Estudió leyes en Montpellier, universidad frecuentada por los estudiantes aragoneses del siglo XIV, y ocupó numerosos cargos eclesiásticos bajo obediencia del papado de Aviñón, al que estaba vinculado la Corona de Aragón, y mantuvo la vinculación con Teruel siendo además arcipreste de Santa María de Mediavilla o racionero de la iglesia de San Martín.

En 1423, con 53 años, fue nombrado papa en el Castillo de Peñíscola, cuando el papado de Aviñón estaba en franco retroceso. Su destino como cabeza de la iglesia estuvo ligado a Alfonso V, rey de la Corona Aragonesa, quien le seguía apoyando principalmente por sus ambiciones de incorporar a su corona el reino de Nápoles.

Martín V, papa de Roma, decidió entonces zanjar de una vez por todas el cisma, y envió al cardenal Pierre de Foix a negociar directamente con Alfonso de Aragón. Logradas algunas concesiones, entre ellas sus ambiciones sobre Nápoles, el rey aragonés consideró que ya estaba amortizado el cisma, e instó a Clemente VIII a abdicar y poner fin a la división. Durante su abdicación,el escaso colegio cardenalicio de Peñíscola eligió como sucesor a Martín V, un acto formal que cerraba definitivamente la unificación pontifical. A cambio, Martín V restituyó al antipapa turolense y a sus cardenales, que habían sido excomulgados, y Gil Sánchez Muñoz fue nombrado obispo de Mallorca, cargo que ocupó durante 16 años hasta su muerte, en 1447.

Reproducción fotográfica de la máscara mortuoria de Clemente VIII, con su aspecto en el momento de fallecer

Durante este periodo, los textos elaborados para la exposición en Teruel explican que fundó el hospital de Nuestra Señora de Gracia, o que evitó una masacre gracias a su intervención en 1435 durante una revuelta civil contra los judíos mallorquines, a quienes acusaban de haber dado muerte a dos sarracenos. Además dio un importante avance a las obras de la Catedral de Mallorca.

En la exposición también se abunda en su faceta como bibliófilo, que desarrolló como canónigo encargado de la biblioteca de la Catedral de Valencia. Uno de los libros más característicos que poseyó en su colección particular fue una crónica de las gestas del Cid, que actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia.

Piezas expuestas

Entre las piezas que acompañan a los carteles explicativos, se encuentra una reproducción del plato de cerámica mudéjar que perteneció a la familia Sánchez Muñoz, en posesión actualmente del Metropolitan Museum de Nueva York. La superficie del plato, un tajador de gran tamaño destinado a presentar la comida sobre la mesa, aparece decorada con los motivos familiares. Aparece su blasón cuartelado en el que alternan cruces santiaguistas y campos en púrpura, repetido dentro de una trama de lacerías , con lazos de a ocho formando estrellas). Algunos de estos motivos fueron incorporados a su escudo pontificio, y se repiten insistentemente a lo largo de los siglos XIV y XV como muestra de la importancia que el linaje turolense alcanzó en la Corona de Aragón.

Reproducción del plato de los Sánchez Muñoz que se conservan en el Metropolitan Museum de Nueva York

También se exponen algunas de las cajas y escritorios en los que Clemente VIII conservó varias reliquias santas, procedentes de la colección de Benedicto XIII.

En otra vitrina hay una peculiar colección de hemeroteca de copias de páginas del periódico Lucha -después DIARIO DE TERUEL-, que a lo largo de los años 70 publicó diferentes artículos sobre Clemente VIII y su legado, principalmente desde el punto de vista divulgativo.

También destacan la representación fotográfica de la máscara mortuoria del último antipapa, aparecida en el inventario realizado en 1484 de la familia Sánchez Muñoz. Se trata de una mascarilla de cera creada a partir de un molde elaborado en yeso obtenido sobre la cara de Gil Sánchez Muñoz en los momentos posteriores a su muerte, para crear después bustos y esculturas. En este caso se trata de la cabeza completa adornada con un gorro y con los rasgos bien definidos de una persona mayor, de rostro enjuto, finos labios, nariz ligeramente prominente, orejas alargadas y pegadas, que casa con un busto de medio cuerpo, cubierto por una muceta abotonada al centro y una cruz de metal colgada de un cordón. Muy probablemente fue la pieza que se empleó como modelo para esculpir el sepulcro de la catedral de Mallorca donde reposan sus restos, y desde luego permite hacerse una imagen perfectamente fiel del papa turolense en el momento de su fallecimiento.

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