![Tócala Sam, tócala de nuevo, y brinda por estos cuatro Goyas que son como soles](/uploads/diariodeteruel/contenidos/74475_250211-32-01.jpg)
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Tócala Sam, tócala de nuevo, y brinda por estos cuatro Goyas que son como soles
Últimos sorbos de una gala de películaLos vecinos de Ariño aplauden el Goya de Macipe y esperan que los visite pronto
Macipe toca el cielo a lomos de ‘La estrella azul’ al ganar el Goya a Mejor Director Novel
Los Goya terminaron por este año. “Tócala Sam, tócala de nuevo. Si ella pudo soportarlo, yo también podré”. Ha sido bonito, precioso, mientras duró. La fábrica de sueños estiró sus tentáculos para dar vida extra a una selección de películas españolas que, afortunadas, podrán llegar a más público, alguno incluso haciendo repetir su visionado. Uno de los problemas de nuestra actual civilización es la falta de tiempo. Ver una película compite con una serie, y hacerlo en una plataforma, con ir al cine. Esperemos que tras los cabezones vayamos más a las salas, especialmente al Cine Maravillas, un tesoro que pocas ciudades tiene.
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Con el aliento de la Paredes, qué grandes las palabras de nuestro Goya de Honor Aitana Sánchez-Gijón, además del “eres el amor de mi vida” que le dijo a Richard Gere: “Hay que tener miedo a la ignorancia, a la indiferencia, a la mentira, al fanatismo y a la violencia. Hay que tener miedo a la guerra, a los nuevos imperialismos y a las limpiezas étnicas”. También nos quedará París, y los discursos de nuestros aragoneses premiados -Javier Macipe, Pepe Lorente y Arantxa Ezquerro-, que fueron lúcidos y para enmarcar. Y como sucede casi siempre en todas estas citas, se pedirá que, por favor, se sea mucho más breve, porque esta vez la duración ha estado a la altura de The Brutalist.
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Muy repartidos, El 47 recogió cinco Goyas, y La habitación de al lado y Segundo Premio, tres. Mientras los selfies corrían como la pólvora, también nos quedará el retumbe de los alocados platos del gran Carlos Areces, un año más, pantomima post desde el Palacio de Congresos de Granada, todo un sandwich sonoro tras Lagartija Nick y DJ Joaquín 2Edición. “El mundo se desmorona y nosotros nos enamoramos”. O como dijo San Eduard, “seamos felices mientras podamos”.
La gala despertó mucha gana, es decir, el hambre del respetable. Hasta el amanecer se degustaron los quesos del poniente y alpujarras granadinas, aperitivos fríos como los macarons rellenos de crema de queso, el hummus de pimientos morrones asados y avellanas, y la pastela albaycinera, así como los dátiles rellenos de cordero segureño entre lo caliente. Roscos lojeños y mini piononos remataron junto a caldos de la tierra: Añares, 7Parcelas y Cerro Añón. “De todos los bares del mundo, tuvo que entrar precisamente en el mío”.
Y finalizó como empezó. Anuncio y fanfarria de un evento eminentemente social e industrial donde el macguffin es el séptimo arte. Por un momento, nuestra cinematografía fue portada de prensa, agendas e intenciones, y nuestro malquerido y bienamado cine español, la cara envidiada de las citas -como cantaba Fabio McNamara: “celebritis vanidosas, envidiosas, endiosadas, envidiadas”, ¡un Goya gay para Federico hacía falta, digo yo!-, por mucho que rivalizara con el derbi futbolístico madrileño TV en el primero de los tramos. Como dijo en la gala nuestro presidente Fernando Méndez-Leite, “volveremos el 2031 cuando Granada haya alcanzado la condición de Capital Europea de la Cultura”, pues Casablanca calza bien para esto de Granada y el cine: “Presiento que este es el inicio de una hermosa amistad”.