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Rural Forks II se despide tras visitar 7 iniciativas ecológicas sostenibles en el Bajo Aragón Rural Forks II se despide tras visitar 7 iniciativas ecológicas sostenibles en el Bajo Aragón
Llegada a La Ojinegra para degustar productos ecológicos producidos en Teruel

Rural Forks II se despide tras visitar 7 iniciativas ecológicas sostenibles en el Bajo Aragón

Catorce jóvenes pedalean entre la realidad de los pueblos
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La segunda edición de Rural Forks en Aragón, proyecto Erasmus+ coordinado por Brújula Intercultural y Biela y Tierra, concluyó el pasado miércoles en Alloza para conocer La Ojinegra, El Noveno Corral y Aceites Aiosa.

Desde el 27 de agosto, la iniciativa visitó también el Mas la Llum de Arens de Lledó, la Red de Semillas de Aragón en La Portellada, a los hermanos Lorenzo en Torrecilla de Alcañiz y a Javier Franco en Calanda. También estuvo en La Casa Bosque, El Gozo de Aragón, La Casa de las Burbujas Azules y donde las hermanas Molina en Caspe (Zaragoza).

En total, los 14 participantes de entre 18 y 30 años recorrieron más de 200 kilómetros en bicicleta. Tuvieron la oportunidad de conocer en profundidad iniciativas rurales sostenibles: desde la bioconstrucción hasta la dinamización rural pasando por la ganadería y la agricultura ecológica. “Cada parada fue una celebración de las raíces aragonesas, destacando la riqueza cultural y gastronómica que define el territorio. Además, se llevaron a cabo diversas actividades complementarias, como agroexperiencias, cata de aceites, talleres de lana, visitas a granjas y productores locales, y rutas que acercaron a los participantes a la vida rural en su esencia más pura”, explica Rural Forks en su página web.

Conectar con la esencia

El proyecto también ha sido una oportunidad de conectar con la población local a través de presentaciones y charlas en distintas localidades. Para Julia, madrileña de 20 años, la experiencia ha sido “transformadora en términos de consciencia y de valores”, pues le ha permitido asumir “las dificultades a las que se enfrentan los agricultores, lo que conlleva hacer agricultura ecológica” y la importancia de tener empresas que no estén controladas por “la macroindustria” alimentaria.

Peter, barcelonés de 28 años con raíces en Albacete, aseguró que Rural Forks ha sido “un chorro de aire fresco en medio de la rutina cosmopolita; hay realidades rurales que son perfectamente válidas y que funcionan y que hay que luchar por ellas porque al final son una gran satisfacción y tienen mucho valor”.

La Ruta Rural Forks Aragón ha destacado también por su compromiso con la sostenibilidad, promoviendo la bicicleta como herramienta clave para la movilidad sostenible y el consumo de productos ecológicos y de proximidad.

Ana Santidrián, de la Asociación Biela y Tierra, explicó: “Ver cómo el grupo de jóvenes participantes han conectado con el territorio, sus gentes y proyectos sostenibles nos llena de esperanza. Hemos recorrido paisajes increíbles y conocido iniciativas que demuestran que otro modelo de vida es posible. Este proyecto fortalece nuestro compromiso con nuestros pueblos y nos motiva a seguir creando puentes entre el medio rural y el urbano”. Por su parte, Laura Dall’Omo, de Asociación Brújula Intercultural, compartió su emoción “por el impacto positivo que la ruta de Aragón ha tenido en las participantes” para una experiencia participativa y sostenible.

Para finalizar esta edición, se celebrará el II Congreso Jóvenes por un Mundo Rural Vivo en Pradoluengo (Burgos) entre el 27 y el 29 de septiembre. Serán unas jornadas abiertas que buscan ser “un punto de encuentro, evaluación, celebración y reflexión sobre el papel de los jóvenes en los entornos rurales y sus necesidades para fomentar el diálogo para un desarrollo rural sostenible”.

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