Rubielos ofrece un paseo por el medievo entre artesanos y casas palaciegas y aromas de romero

Rubielos de Mora acoge desde el viernes y hasta el domingo la XXXV edición del Fin de Semana Medieval, consolidado como uno de los eventos más importantes del programa estival, que recrea la concesión a la villa en el siglo XV del permiso para celebrar una gran feria de 20 días. Los visitantes que atraviesan los portales de San Antonio y del Carmen durante estos tres días penetran en las calles empedradas cubiertas de romero en las que, entre casas palaciegas y viejos conventos, se reparten los 80 puestos de artesanía y gastronomía que conforman el mercado.

Los vecinos vestidos a la usanza medieval recorren las calles de Rubielos junto a centenares de visitantes, llegados principalmente de otros pueblos de la provincia y de la Comunidad Valenciana. El alcalde de la localidad, Ángel Gracia, explicó que el inicio de la fiesta la tarde del viernes por la tarde estuvo condicionado por la amenaza de tormenta pero mostró su satisfacción por la gran afluencia de personas durante la mañana del sábado.

El mercado reúne en esta trigésimo quinta edición -la fiesta se ha celebrado todos los años salvo en 2020 y 2021 con motivo de la pandemia- a 80 comerciantes y artesanos. El Ayuntamiento, como organizador junto a las asociaciones de la villa y la Comarca Gúdar-Javalambre y la Diputación de Teruel como colaboradores, ha tenido que desestimar por motivos de espacio la presencia de otro medio centenar de interesados en participar. “Hace algunos años, decidimos ampliarlo, pero la afluencia de personas hacia las calles adyacentes era menor por lo que preferimos ceñirnos al centro”, dijo Gracia.
 

En la selección de los participantes en el mercado prima la calidad de los productos que ofrecen, así como la posibilidad de que sean elaborados en directo.

Entre quienes así lo hacen se encuentra este año el orfebre Toomai Vilar, que comenzó su aprendizaje con un platero en Formentera. El joven valenciano -que se ha empeñado en rescatar técnicas que van quedando en desuso, como el cincelado, el grabado a buril, la filigrana, el amartillado, el calado, el esmalte a fuego y el engaste de brillantes al carril, al grano y al bisel- ha trabajado con varios maestros en distintos lugares de España antes de abrir su propio taller y comenzar a recorrer mercados de artesanía, lo que le ha llevado por primera vez al de Rubielos.

“Soy muy detallista y ofrezco un trabajo muy personal. Realizo muchas piezas por encargo pero he comenzado a participar en ferias para darme a conocer. Y mi tío, que es alfarero, me recomendó realizar demostraciones”, explicó desde su fragua ubicada en la plaza de la Iglesia, desde donde invitó a valorar las labores artesanas.
 

En la calle San Antonio, que va desde la Casa del Concejo a la excolegiata de Santa María, se aposta en esta edición el cestero Vicente Redón, que acude desde hace al menos 8 años desde Peñíscola hasta Rubielos de Mora para ofrecer los enseres que elabora con esparto, palma y, en menor medida, mimbre.

En su caso, se mostró “encantado” de poder enseñar cómo las cestas van tomando forma entre sus manos y se afana en reponer los productos que más demanda la clientela. Este sábado, por ejemplo, se habían agotado las bandejas de esparto para la ropa de plancha.

Desde la vecina localidad de Albentosa llegó Jesús Redón para ofrecer la miel de Fuen del Cepo. La pertinaz sequía que afecta a la zona le ha obligado los dos últimos años a llevar sus cajas a provincias vecinas en las que ha llovido más, como Cuenca y Guadalajara.

Y entre los clientes que este sábado recorrían el mercado se encontraba Manuel Cozar, afincado en Valencia pero que dispone de la casa familiar de su mujer en Rubielos de Mora. Mientras se hacía con un buen trozo de queso de Cal Verdaguer, procedente de la localidad tarraconense de Valls, explicó que había ido comprando a todos.

“Me gusta apoyar al comercio local pero también a los que vienen de fuera porque si no les resulta rentable no se animarán a venir otro año”, argumentó Cozar.

También paseaban por las calles empedradas José Puerto y Rosa Escuín, vecinos de Palomar de Arroyos, que habían reservado para comer en un restaurante de Rubielos y que aguardaban a la tarde para comprar algunas cosas para llevarse.
 

Actuaciones

El alcalde de Rubielos de Mora, Ángel Gracia, destacó un año más la colaboración de los vecinos de la localidad que dan realce a la fiesta con su participación en los actos programados y sus trajes medievales.

En este sentido, indicó que en esta edición habían sido muchas las personas que habían participado en el concurso de repostería que organiza la asociación de mujeres Iris, con cuya entrega de premios dio comienzo al Fin de Semana Medieval el viernes al mediodía.

Las condiciones meteorológicas hicieron que el estreno de la versión de La leyenda de Alonso de Rubielos y Fática de Mora escrita y dirigida por Marcos Jiménez y puesta en escena por el grupo infantil Bureo Teatro se trasladara desde el Anfiteatro al Palacio de Exposiciones. La representación resultó “un rotundo éxito por la frescura y espontaneidad” de los actores, precisó.

Las representaciones se suceden a lo largo del fin de semana gracias a la implicación de las jaimas, cuyo número crece año tras año. Este sábado al mediodía llegó el Capítulo Templario en la excolegiata de Santa María, en la que se recreó el ingreso en la orden de un joven llamado Víctor. “No tiene pinta de noble, parece que sea un zarrapastroso”, reza el guión. No obstante, “la encomienda tiene necesidad” de contar con nuevos “monjes y guardianes de la orden”. El novicio era “sano de cuerpo” y aceptó los votos de pobreza, obediencia y castidad, así que fue aceptado para “servir como esclavo y siervo”, concluyeron.

 

El maestre, José Serrano, explicó que el fallecimiento de la primera persona que fue nombrada Templario de Honor había afectado mucho al consejo y que, por este motivo, sus miembros decidieron no elegir a nadie en esta edición, aunque tienen la intención de recuperar esta distinción el próximo año.

A medianoche, el toro jubillo que dio origen a la fiesta medieval volvió a recorrer las calles de Rubielos, en las que este domingo volverán a abrirse los puestos del mercado hasta las 21:00 horas. El nombramiento de infantes como damas y caballeros, por la mañana, y el concierto de Distillery Folk Music, por la tarde, son algunos de los actos más destacados de esta tercera y última jornada festiva.