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¿Quién está enlatando carne humana con Denominación de Origen de Aragón? ¿Quién está enlatando carne humana con Denominación de Origen de Aragón?
El cómic toma como localizaciones diferentes puntos muy reconocibles de las tres provincias aragonesas

¿Quién está enlatando carne humana con Denominación de Origen de Aragón?

GP publica ‘La Subdirección’, un cómic de Embid y Montana ambientado en parte en Teruel
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Una cruenta batalla entre los vampiros y los licántropos que comparten de incógnito su existencia con el resto de aragoneses está a punto de desatarse. Y va a tener lugar nada menos que en Teruel, durante la celebración de las Bodas de Isabel, si nadie lo remedia. Un turbio asunto relacionado con una empresa que enlata carne humana con Denominación de Origen de Aragón, para su consumo en Alemania, va a precipitar los acontecimientos, si no lo remedia el personal de la Subdirección General de Asuntos Paranormales del Gobierno de Aragón.

Es el punto de partida de La Subdirección. El misterio de la carne enlatada, la aventura en cómic que acaba de publicar GP Ediciones, con guión del aragonés Julio Embid y el madrileño Ertito Montana.

Gran titular en Diario de Terue

La propuesta de esta ficción cómica parte de la premisa de que Aragón es mucho más que polvo, niebla, viento y sol. Vampiros, brujas, duendes, hombres lobo y demás criaturas de la noche conviven con el resto de ciudadanos. Muchos de ellos son pacíficos y hasta han abrazado el veganismo para no tener que ir almorzando personas de a pie, pero es inevitable que, de vez en cuando, haya algún que otro desmán. Para ello el Gobierno de Aragón tiene una Subdirección secreta que se encarga de solucionar todos los percances al tiempo que mantiene oculta la existencia de estos seres para evitar que el pánico cunda entre la población. La Subdirección depende del Departamento de Presidencia del Gobierno de Aragón a través de la Dirección General de Interior, y solo rinde cuentas ante las más altas esferas.

Un equipo pintoresco

Lucas Larradial, un bilbilitano que iba para abogado está al frente de un equipo operativo formado por Mapi Ibáñez; una vampiresa aficionada a las motos y con memoria fotográfica, que vive en la Plaza del Torico y que a lo largo de los siglos ha estado en todos los momentos clave de la historia de Aragón; Sescún Brotons, una granjera del Valle de Chistau que aborrece los centros comerciales y que es capaz de convertirse en una osa parda de 400 kg; Olivier Pradas, un aprendiz de mago aficionado al rap, nacido en el Barrio de las Delicias de Zaragoza y que fue expulsado del colegio de Hogwarts por mal comportamiento; y Ana Cristina Samper, una periodista de Alcañiz especializada en convencer a la opinión pública de que lo que ha visto con sus propios ojos no es auténtico.

Portada del cómic de GP Ediciones, creado por Julio Embid y Ertito Montana

Su guionista, Julio Embid, es politólogo y periodista. Fue director general de Relaciones Institucionales y Desarrollo Estatutario del Gobierno de Aragón, y en la actualidad trabaja como coordinador del Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes de Aragón. Es además un fanático de las historias pulp y de clásicos del cómic como Astérix, y desde hace años notaba que “en Aragón faltaba una referencia del cómic en la que los personajes fueran representativos de las tres provincias, como sucede en la aldea gala”. Un cómic en la que esos personajes “vivieran aventuras en las que todo Aragón estuviera representado, fuera reconocible por todos y recorriera sus lugares más emblemáticos”.

La Escalinata de Teruel, en una de las escenas que recrea las Bodas de Isabel

De algún modo La subdirección funde en el cómic parte de los dos últimos libros de Embid; Con capa y antifaz. La ideología de los superhéroes, donde analiza desde la perspectiva sociopolítica personajes como Supermán, Batman o Wonder Woman; y El tránsfuga, donde habla de la trastienda del mundo de la política a través de varios relatos breves. “Sí, quizá es un poco la fusión de estas dos obras”, admite él, “pero mucho más aragonés, está claro. Lo de crear una especie de héroes, pero muy de nuestra tierra, y que además trabajan como funcionarios, pendientes de sus moscosos y sus trienios, me pareció una idea muy divertida”.

El cómic cuenta con abundantes referencias identificables por los aragoneses

Es cierto que los personajes protagonistas del cómic, que nace con vocación y hechuras de saga, dan mucho de sí. “La vampiresa vive en Teruel y como tiene 2.000 años de edad puede hablar de cualquier episodio de la historia de Aragón de primera mano. Si la unes a un mago urbanita de Zaragoza y una mujer-oso de Huesca, que vive en una granja y habla en aragonés, y los pones a los tres juntos trabajando en la DGA... puede ser una bomba”.

Visión crítica

Más allá de un punto de partida que daría para muchas aventuras, en el trasfondo del cómic hay una lectura en clave política y, en parte, distópica, de la vida en sociedad. La parte esencial del debate que genera La Subdirección tiene que ver con la información, sobre la conveniencia de que sea pública o esté censurada. En la ficción del cómic, los hombres lobo y demás seres de la noche se las han apañado hasta ahora para mantener oculta su existencia, y en la actualidad, en la era de la comunicación, de las cámaras de seguridad y de las grabaciones de móvil, una de las tareas esenciales de la Subdirección es mantener a la prensa y al resto de la sociedad en la inopia.

Julio Embid opina que “en democracia tiene que haber transparencia en la toma de decisiones, en lo económico, en todo lo que guía el proceso legislativo”. Pero en materia de seguridad, en su opinión, la cosa cambia, porque “si se cuenta todo a la opinión público condicionas el resultado final, y eso puede tener consecuencias muy graves”. Embid justifica su postura con un ejemplo con el que, sin decirlo, hace referencia al caso del buque Alakrana, en 2009: “Hace unos años unos marineros vascos fueron capturados por piratas somalís. Esos marineros regresaron porque el gobierno negoció y pagó el rescate con fondos reservados. Si esa negociación hubiera sido pública, jamás hubiera vuelto a casa con vida”.

Uno de los combates del cómic tiene lugar en el interior del Museo de Dinópolis

Aunque en el cómic “hay alguna referencia, algún guiño a algún amigo o conocido, decidimos no meter personajes reales”, como algún representante del Gobierno de Aragón o su propio presidente. “Nos lo planteamos aunque llegamos a la conclusión de que nos complicaba más que otra cosa, aunque es un cartucho que nos guardamos en la recámara, porque eso también nos daría muchas más posibilidades de hacer crítica”. En este cómic, el objetivo más bien era “plantear unos personajes muy potentes y una aventura, que fuera divertida y bastante blanca”.

Julio Embid piensa en El misterio de la carne enlatada como el libro de presentación de una saga, que podría incluir “muchísimas historias, muchas de las cuales ya las tengo en la cabeza”. Según el guionista “todo depende de la acogida que tenga por parte del público, pero podría continuarse la saga con nuevas aventuras, otros villanos, e incluso otras tramas que se entrecruzaran con la Subdirección... porque la mitología que tenemos en Aragón da para mucho”.

Sescún, Anacrís, Mapi, Lucas y Olivier son el equipo operativo de la Subdelegación General de Asuntos Paranormales

Y eso pese a que, como Julio Embid admite, “un cómic lleva mucho, muchísimo trabajo, más que la novela o el ensayo”. Es un trabajo que requiere un trabajo en equipo y muchísima interacción entre guionista y dibujante. En el caso de Ertito Montana, que ya había trabajado con GP Ediciones en historietas como Tigre Callejero o Abraxas, la editorial aragonesa pensó en él “porque nos encanta su estilo de dibujo, y pensamos que encajaba muy bien en el tipo de cómic que planteaba Julio”, como explica Daniel Viñuales. Ofrecía el handicap de que el dibujante madrileño está afincado en una aldea de Ourense y todo el contacto entre Embid y él tuvo que ser a través de videoconferencias y mensajería instantánea, hasta el punto de que, tras dos años de trabajo, no se han conocido personalmente hasta hace un mes, durante el último Salón del Cómic de Zaragoza. Además Montana no conocía Aragón, cuyos escenarios naturales y urbanos forman parte integral del proyecto. “Yo no tengo ni idea de dibujar y me fiaba completamente del criterio de Ertito, pero muchas de las viñetas ya las tenía en la cabeza y le envié muchísimas fotografías de los lugares emblemáticos y reconocibles de Aragón por los que discurre la trama, para que no tuviera ningún problema con las localizaciones”, asegura Julio Embid.

El público y las ventas serán las que determinen si este peculiar Scooby Doo aragonés tienen cabida en el mercado editorial patrio. Por el momento la idea es promocionarlo tanto como se pueda y darlo a conocer. De hecho durante este mismo mes de enero el guionista y la editorial tratan de cerrar alguna fecha para presentar el cómic en Teruel capital y quizá en Alcañiz.

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