Proyecto Caravana celebra en Olba su décimo aniversario con Caravan Tropikal Fest
La cita contará con teatro, música, talleres y diferentes actividades durante toda la jornadaJosevi Pepiol y Celia Salcedo decidieron hace diez años cambiar su Castellón natal por el valle de Olba y dar rienda suelta a su forma de entender las artes escénicas fundando su propia compañía, Proyecto Caravana. Mañana sábado se celebrará en la localidad el Caravan Tropikal Fest, con actividad desde las 11 horas hasta más allá de la medianoche, para festejar el aniversario del feliz encuentro.
Pepiol y Salcedo tienen claro que acertaron cuando decidieron afincarse en Olba. “Teníamos claro que queríamos criar a nuestros hijos en el medio rural”, explica Josevi. “Buscamos escuela y encontramos a Delfina Ruiz, la maestra jubilada pionera de la Escuela de Olba. Fue un empujón, junto al paisaje, el agua, los recursos agrarios de Olba, y por supuesto la comunidad”.
Diez años después Celia y Josevi saben que fue la decisión correcta. “Aquí nos hemos hecho nuestra casa, nuestra residencia artística, nuestro taller de títeres y han crecido nuestros hijos (Blai, Mel y Arnau). Siempre hemos dicho que Teruel es una tierra de oportunidades, porque la sensación que da es que hay mucho por hacer. Nos recibieron con los brazos abiertos y seguimos sintiéndonos así”.
En lo artístico, si algo define el teatro de Proyecto Caravana, a lo largo de los casi una docena de montajes que han creado, es la pedagogía y la sensibilización. Todo su teatro permea esa voluntad de formar en valores socialmente positivos, desde el amor por la literatura de Baúl de Cuentos o Versos en tu ventana hasta La vuelta a la tortilla sobre los estereotipos de género y el sexismo, que se estrenó en la primavera de 2015 y que se represento en varias localidades de la provincia con motivo del Día Internacional de la Mujer de ese año, pasando por la revolucionaria De puertas para adentro sobre el buentrato o La huella mi zapato, en las que colabora otra creadora afincada en Olba, Marta Enguix, que se está representado actualmente con más de 60 funciones esta temporada, y que a partir de una ocurrente metáfora en torno a un taller antiguo de calzado se invita al espectador a meterse en el zapato de los demás para ser más tolerante hacia la diversidad.
La experiencia con ese montaje está siendo especialmente satisfactoria, ya que gracias a un programa a través de la Diputación Provincial, de la Subdelegación del Gobierno y de las comarcas, La huella de mi zapato va a pasar por todos los colegios de Primaria de la provincia. “Estamos hablando de niños de 3 a 5 años”, apuntaba Pepiol el pasado mes de febrero cuando terminó la primera de las tres tandas de 20 funciones. “Y nos hemos dado cuenta de que para muchos de ellos, sobre todo los que viven en pueblos pequeños, está siendo la primera experiencia teatral, lo que lo hace muy especial”.
Viva la cultura del teatro
Esa es otra de las obsesiones que mueven a Josevi y Celia, la apuesta por una concepción de la cultura que no se quede en las pantallas y en el aislamiento, de mantener viva una cultura del teatro y de las artes escénicas que incluya la visita periódica a las salas, los cines y los teatros, con todo el ritual y la parafernalia necesarios y deseables, pero también la bienvenida a los titiriteros de carretera, los que, como Proyecto Caravana, nomadean de plaza en plaza y se instalan casi en cualquier rincón donde, con solo abrir un par de baúles, son capaces de dar rienda suelta a un sinfín de historias y fábulas.
Ese último proyecto, La huella de mi zapato, está escrito por Josevi Pepiol y Marta Enguix, con quien Proyecto Caravana comenzó a colaborar con otro montaje paradigmático, De puertas para adentro, sobre la violencia de género. Dirigido por Víctor Biau, ha supuesto un reto para los valencianos afincados en Olba dado que “se tratan temas muy serios y necesarios a un público de 3 a 12 años, que tiene que entenderte bien”. Se hace a través de un lenguaje muy gráfico y poético, marca de la casa de Proyecto Caravana, y que pese a lo que nos parezca a los adultos es el que mejor entienden los niños. Unos zapatos de deporte lloran de tristeza porque quieren bailar, y otros de fiesta están hartos de estar siempre limpios y brillantes porque lo que más desean es escalar montañas, jugar y mancharse de barro.
Llegar a ese público de forma eficaz para difundir un mensaje, hacerlo de forma divertida -porque estamos hablando de teatro, no lo olvidemos- y hacerlo con el respeto, la seriedad y el rigor necesarios, es un trabajo y una responsabilidad ardua. Pero bolo tras bolo Proyecto Caravana demuestra que los que se pintan la cara y los que hacen muecas en el trabajo son los más serios y rigurosos del mundo. Su máxima es que el espectador, sea niño o adulto, es una persona crítica, libre e inteligente, que detecta al vuelo las consignas y que aborrece el proselitismo. Y por si acaso hay dudas, otra característica de Proyecto Caravana es que suele organizar debates con el público tras cada función, donde se habla y se reflexiona sobre el fondo y la forma de los mensajes.
Evolución de la compañía
Pepiol y Salcedo son conscientes de la evolución de su trabajo en la última década. “Creo que ahora nuestros espectáculos tienen más contenido social y mayor vocación de transformación. Y también han cambiado nuestros lenguajes. Proyecto Caravana ha sido nuestra escuela de teatro y no dejamos de investigar nuevas técnicas y lenguajes para seguir avanzando”.
Además de recorrer frecuentemente la provincia, Proyecto Caravana exporta a menudo su forma de entender el arte por el resto de España y por el mundo. Suelen actuar en festivales de toda España, esta primavera giraron por la Patagonia argentina y en otoño de 2019 realizaron una ambiciosa gira de cuatro meses con su autocaravana que les llevó por todo el sur de Europa.
En cuanto al futuro, “es una carta en blanco”, afirma Pepiol. “Yo lo veo con ilusión; me sigue encantando mi trabajo, sigo llorando con él y creo que los proyectos seguirán surgiendo. Cada día conocemos gente con nuevas sensibilidades, y eso hace que se amplíe nuestro espectro artístico”.
Tanto es así que, en diez años, Proyecto Caravana se ha convertido de una compañía de teatro a una productora que organiza festivales -entre ellos el Totiritico de Teruel-, residencias de artísticas o realiza formaciones sobre artes escénicas.
Proyecto Caravana acaba de terminar el Calaceite la tercera parte de la gira La Huella de mi zapato, y tiene por delante la gira de verano, el Festival Totiritico 2022 (1, 2 y 3 de julio), el Ple de Titelles de Onda (8 y 9 de julio), la programación A la Fresca en Montanejos, La Noche de las Hachas en Castelfabib, y en otoño volverán a girar con De puertas para adentro y La huella de mi zapato. “Y ya estamos rumiando un nuevo espectáculo que nos gustaría estrenar en Navidad...”, añade Josevi Pepiol, “no podemos quejarnos, vamos a tope”.
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