Parte del legado fotográfico de ‘Nazarín’ se queda en Calanda de la mano de Televisa
Una muestra de imágenes impresas sobre metal de la cinta de 1959 se expone en el CastilloLa muestra, que todavía se puede ver en el Castillo de Calanda, ha llegado a la localidad bajoaragonesa con motivo del Festival de cine y después de pasar por la Muestra de Cine de Ascaso, donde, al igual que en Calanda, se expuso al aire libre. Al estar a la intemperie, las fotografías que se incluyen en la exposición están impresas sobre metal, creándose en cada una de ellas una visera para evitar su deterioro ante la permanente exposición al sol.
Tal y como explicó Héctor Orozco, comisario de las colecciones fotográficas de la Fundación Televisa, esta muestra tiene su origen en el año 2019, cuando se cumplió el 60 aniversario del rodaje de Nazarín, así como en otra macroexposición celebrada en Madrid con motivo del 40 aniversario del restablecimiento de las relaciones entre México y España, de manera que con ella “Buñuel se convirtió en el símbolo que une a los dos países, donde nació y murió”, enfatizó.
Ahora, finalmente, llega a Calanda en otro formato, fruto de otra exposición al aire libre organizada en la Muestra de Cine de Ascaso, en Huesca. “El Festival Buñuel-Calanda nos la pidió en préstamo y decidimos donarla”, apuntó el comisario. De esta manera regresa definitivamente a la tierra donde el director español nació, una tierra muy presente precisamente en la película que protagoniza estos negativos. No en vano, “la única música que suena en toda la película no es otra que los tambores de Calanda”, subrayó Orozco.
Basada en la novela homónima de Benito Pérez Galdós, la película trata acerca de un sacerdote humilde que desea hacer el bien, practicar la caridad y vivir el evangelio seguido por dos prostitutas. La película fue ganadora del Premio Internacional del Festival Internacional de Cine de Cannes de 1959 y fue precisamente en el 60 aniversario de la concesión del Premio Internacional cuando Televisa decidió restaurar digitalmente la película y presentarla nuevamente en Cannes, lugar donde había sido premiada, con el fin de conmemorar la efeméride con la exposición.
Álvarez Bravo
La muestra de fotografías lleva el nombre de Buñuel y también de Álvarez Bravo, que ha sido uno de los mayores fotógrafos mexicanos de la historia, para quien, además, la película Nazarín fue determinante, puesto que el retratista “siempre quiso incorporarse al cine y ésta fue la película con la que mejor se identificó y donde encontró un ambiente creativo, cercano a su mentalidad como observador de la modernidad en México”, manifestó Orozco.
Por otra parte, Nazarín fue la cinta que terminó abriendo las puertas de España a Buñuel desde el exilio. “Compró los derechos de la novela de Galdós para hacer la película, la presentó con una productora española a la censura española y le negaron filmarla aquí, pero después ganó el Premio Internacional de Cannes con México. A partir de ese momento, la prensa española empezó a preguntarse porqué un director español, con un actor español (Paco Rabal) y un novelista español como Galdós podían obtener un reconocimiento como el del Festival de Cannes y el premio se lo llevaba México; digamos que se removieron las aguas y el régimen cambió de postura y le permitió rodar en España Viridiana”, detalló el comisario.
Los negativos de la película Nazarín, tal y como detalló Orozco, “son de un tamaño de 6x6 y de una excelente calidad”. Ahora, una parte de ellos forman parte de esta exposición donada a Calanda, con lo que, de alguna manera, el director y su obra regresan a su lugar de nacimiento. “Simbólicamente es una exposición muy importante, y para nosotros es extraordinario que regrese a Calanda”, afirmó el comisario de la Colección de fotografías de la Fundación Televisa. No en vano, para el rodaje de la cinta el director calandino buscó en México -después de la negativa de rodar Nazarín en España- distintos paisajes y localizaciones que se parecieran a su país de origen. “Todos los paisajes que buscó están inspirados en sus memorias aragonesas, en los entornos de Madrid, es decir, que tuvo a España en la memoria mientras realizó la filmación”. Además, con el añadido de esos tambores de Calanda que acompañan la película.
Expuesta en el castillo
La exposición se compone de diferentes fotografías impresas sobre metal con una estructura a modo de visera que permite que no les dé el sol de manera directa. En ella aparecen sobre todo retratos realizados por Álvarez Bravo a Buñuel y a Paco Rabal, así como distintos paisajes en los que situó la película el director, entre ellos conventos, lugares áridos, valles que le recordaban un paisaje español. En este sentido, el comisario de la colección destacó que “se han seleccionado para la exposición distintas imágenes que muestran esa preocupación de Buñuel por recordar los paisajes de su tierra”.
Los negativos de los que ha surgido la muestra son propiedad de la empresa Televisa, que los restauró en su momento. La Fundación de la compañía mexicana atesora una de las más importantes compilaciones fotográficas de Latinoamérica y su colección fotográfica fue fundada, además, por Manuel Álvarez Bravo
El festival se fija en Pancho Villa y en cómo el cine fue una herramienta revolucionaria
La 18ª edición del Festival Buñuel-Calanda siguió ayer con su programación, que este jueves estuvo protagonizada por el catedrático de Historia y Sociología del Cine, Eduardo de la Vega, que impartió una conferencia en el Centro Buñuel Calanda titulada Mitologías cinematográficas de Pancho Villa, coincidiendo con el centenario del asesinato de José Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Pancho Villa.
El líder mexicano fue uno de los grandes personajes de la Revolución Mexicana, que sigue siendo objeto de atención para producciones audiovisuales no sólo en su país sino en otras naciones, afirmó De la Vega, quien manifestó que se estima que se han hecho unas 150 producciones audiovisuales sobre este controvertido y legendario personaje, no solo en México, sino también en países como Estados Unidos, Italia y Turquía.
El investigador y catedrático sobre temas cinematográficos a nivel de licenciatura y posgrado, Eduardo de la Vega, afirmó que, de todos los caudillos surgidos durante el conflicto armado que tuvo lugar en México de 1910 a 1920, Pancho Villa se convirtió en la figura más legendaria y en uno de los más caros emblemas de las luchas por la justicia social y económica. Pero más allá de ello, muy pronto el propio líder mexicano se dio cuenta de la importancia del cine, que en ese entonces era incipiente, “y cada vez que le fue posible, lo utilizó en consecuencia”.
El catedrático de Historia y Sociología del Cine señaló que es muy amplio el corpus de cintas en torno a la figura de Pancho Villa, alrededor de 150, que se pueden dividir en varios segmentos, entre ellos las que se hicieron cuando Villa aún vivía, en forma documental, pero también ficciones y algunas de las primeras formas del docudrama.
Este interés por la figura del mexicano continúa y este año, además, están previstos varios estrenos, entre ellos un documental producido por el Canal 11 de la televisión cultural mexicana, una serie de 10 horas de duración realizada en diversas locaciones del estado de Jalisco, dirigida por el cineasta Rafael Lara para la plataforma Star+ y una radionovela producida por Radio Educación, en México. “Cuando menos en las pantallas televisivas y en la radio, Villa renacerá”, enfatizó.
En esta quinta jornada, el certamen programó el día de Francia, con la presentación del documental Goya, el ojo que escucha, de José Luis López-Linares, un filme que hace homenaje al gran guionista francés Jean-Claude Carrière, fallecido en febrero de 2021, a los 89 años, que lo inmortaliza haciendo lo que ha hecho toda su vida: interpretar a los genios.
El artista galo viajó a España (sería su última vez) para volver a admirar las pinturas de Francisco de Goya y ponerse frente a la cámara de López-Linares en el Museo del Prado, en su villa natal, Fuendetodos o en La Cartuja de Zaragoza, entre la treintena de lugares que muestran sus obras.
Además, ayer el castillo de Calanda acogió la proyección del cortometraje Jesús 2020, de Aude Thuries, en el cual, una agencia de publicidad encarga a Claire una misión que nadie desea: desempolvar la comunicación de una pequeña parroquia, Notre-Dame du Saint-Esprit. Al principio desmotivada, acaba poniendo todo su corazón en el trabajo, conquistada por el entusiasmo del joven y dinámico padre Vianney. La campaña que lanza en las redes sociales empieza entonces a funcionar más allá de sus expectativas: Jesús parece responder a ella, a través de una cuenta de Twitter.
En el día de Francia también se presentó el largometraje Un triomphe, de Emmanuel Courcol, en el que Etienne, un actor adorable pero sin trabajo, se hace cargo de un taller de teatro en una prisión y dirige a un variopinto grupo de presos para preparar la obra de Samuel Beckett, “Esperando a Godot”
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