Pablo Morales lleva la música medieval de los pergaminos y la piedra hasta nuestros oídos
La Escuela de Música de Teruel expuso ayer la colección de instrumentos del luthier caspolinoInstrumentos tan básicos como colleras de caballerías con cascabeles o morteros metálicos con los que nuestras abuelas picaban los ajos, otros tan complejos como el organistrum, un antecesor de la zanfona que era interpretado por dos personas al mismo tiempo, o curiosidades como un zumbador, acaso uno de los primeros instrumentos musicales de la prehistoria, que consiste en una pieza de madera atada a un cordel, del que se obtiene un peculiar sonido percutivo rítmico en función de la velocidad a la que lo hagamos girar, como si fuera una honda antigua.
Son algunas de las piezas que ayer pudieron verse en la Escuela de Música de Teruel pertenecientes a la exposición Cuando los pergaminos suenan, una colección de instrumentos medievales recreados por el músico y luthier caspolino Pablo Morales, que aprovechó su estancia ayer para dar varias charlas sobre este tipo de instrumentos y su construcción a alumnos de la Escuela de Música y público en general.
La exposición que pudo verse en el Auditorio de la Escuela de Música reunía una buena representación de todos los instrumentos que Moreno ha reconstruido en su taller desde 2021. En ese año recibió un encargo del conocido gaitero gallego Carlos Núñez, con quien ha tocado en varias ocasiones, para que le construyera dos fídulas como las que pueden verse en la piedra labrada del Pórtico de la Gloria, en la Catedral de Santiago de Compostera, donde 24 ancianos aparecen esculpidos mientras tocan.
“El objetivo es que la violagambista aragonesa Pilar Almalé tocara con él estos instrumentos, y como no existían los construí para él”, explica Morales. “Fue entonces cuando me picó el gusanillo y comencé a reconstruir instrumentos medievales”.
Las principales fuentes documentales que ha utilizado Morales son esa talla del Pórtico de la Gloria o el Códice Calixtino pero, sobre todo, las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, donde aparecen miniaturas con los instrumentos dibujados e incluso la postura en la que eran tocados. “Las Cantigas y el Pórtico de la Gloria son el mayor y en más antiguo de los vestigios que nos dan información sobre instrumentos musicales antiguos de toda España. YâÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂdecir eso es decir prácticamente de Europa, de Occidente y de todo el mundo”.
A partir de esos diseños en talla y en dibujo creados hace más de 700 años, Pablo Morales tomó referencias, proporciones, estudió la sonoridad y las afinaciones -diferentes a las actuales-que se estilaban en la Edad Media y fue capaz de reconstruir gran cantidad de instrumentos.
Diferentes fuentes
El músico y luthier caspolino también ha utilizado otras fuentes de información para trabajar en su taller. Uno de los instrumentos de viento que pudieron verse ayer en Teruel era una musa medieval, antecesora de la cornamusa, de la que existe una representación en la techumbre de la Catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel. La que reconstruyó Pablo Morales es en realidad un compendio de esa y de otras representaciones de ese instrumento que ha encontrado en diferentes tallas, y que todas tienen detalles que las diferencias, como cabezas talladas en la parte superior o en la parte inferior, cuernos u otros elementos ornamentales.
En su colección hay otros tesoros, como un arpa muy similar a la que luce en su escudo la Escuela de Música de Teruel, y que pasa por ser uno de los instrumentos más antiguos de la humanidad. Extraída de la que puede verse en dos de los ancianos que tocan en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, se trata de un arpa de tipo gótico, con diez cuerdas tensadas en torno a un marco triangular, cuyas primeras imágenes documentadas datan del siglo XI y se recogen en el Beato de Burgo de Osma, en la Biblia de Roda.
Entre las piezas más vistosas también había varias violas ovales, que Pablo Morales construyó en olivo, abeto, granadillo y boj, y que constituyen un antecedente de la viola y el violín, o la fídula en ocho, un instrumento semejante al anterior, diseñado para ser tocado también con un arco, cuya caja de resonancia se construía con dos semicírculos que formaban un ocho. Se trata de un instrumento que fue muy poco utilizado en la península Ibérica, al contrario que en Francia o Inglaterra, donde sin embargo cayó en desuso en torno al siglo XIII.
También tiene varias cítolas, un antecedente de la guitarra o el laúd, y ayer expuso el espectacular onganistrum, un complejo instrumento que es el que preside por encima de los demás el Pórtico de la Gloria, en su centro. Se trata de una especie de zanfona, en la que un músico hacía girar una manivela que accionaba una rueda que frotaba una serie de cuerdas, de forma regular. Otro músico, normalmente el maestro, accionaba un teclado longitudinal que estiraba las cuerdas en determinados puntos, para sacar las diferentes notas al instrumento.
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