Los recuerdos afloran entre los vecinos del Carmen para construir la memoria del barrio
Sale a la luz la historia y evolución de esta zona de la capital a través de talleres participativosEl barrio del Carmen de Teruel acumula siglos de historia que sus vecinos quieren sacar a la luz y mostrar al resto de la ciudadanía para recuperar su esplendor y que las instituciones le presten también más atención. Aglutina un rico patrimonio, pero sobre todo historias de vida, de quienes lo han poblado y ahora lo van a contar a través del taller Historias de mi barrio, cuya responsable es la educadora social Isabel Caulín. Se trata de una iniciativa que pretende dar a conocer esta barriada para valorarla, pero también sociabilizar en una sociedad cada vez más individualista y pragmática.
El taller ha sido organizado por la Asociación del Barrio del Carmen y colindantes y cuenta con la colaboración de la Comarca Comunidad de Teruel. Se inició el viernes de la semana pasada con una jornada de puertas abiertas para dar a conocer la actividad y que la gente se inscribiese, y las sesiones participativas comenzaron el pasado lunes y se prolongarán durante todo el mes.
Participan 15 personas, buena parte de ellas gente mayor que lleva tiempo viviendo en el barrio, y su objetivo es conocer lo que ha sido esta parte de la ciudad, pero también “conservar” las historias vivenciales de sus habitantes y, sobre todo, “divulgar”, según explica la responsable de la actividad.
Caulín vive en la avenida Zaragoza desde hace 39 años y asegura que le faltaba información de las cosas que la gente le contaba. Durante la pandemia cuenta que los mayores se organizaron de forma improvisada y quedaban en grupos pequeños para hablar al aire libre en la calle, en los bancos de la avenida, frente a la farmacia o en la virgen del Carmen.
De ahí surgió la idea de hacer el taller para rescatar su pasado histórico mediante la colaboración vecinal. Para ello, los talleres que se han organizado consisten en diferentes dinámicas para recopilar relatos con la historia de las personas que viven allí, junto con fotografías antiguas.
La intención es elaborar un póster y hacer una publicación, ya sea una revista u otro tipo de formato, con todo el material que se vaya recopilando en el taller. Los sábados incluirá también la celebración de actividades en familia con la realización de dos juegos, El plano del tesoro e Inventando una historia. Caulín explicó que con la ayuda de unos dados se trabajará la imaginación de los participantes, que irán hilando entre ellos historias que se desarrollan en el barrio.
El taller está pensado para personas de cero a cien años, incidió la responsable del mismo, pero quienes más activos se están mostrando son los mayores. Caulín aseguró que “las personas mayores saben más que una enciclopedia, son enciclopedias andantes”.
En la primera actividad ya lo pusieron de manifiesto con el relato aportado por una vecina de 84 años, a la que grabó Caulín para preservar sus recuerdos. En ellos cuenta sus más de ocho décadas de vida en El Carmen, puesto que nació durante la Batalla de Teruel.
Este relato, cuya autora quiere permanecer en el anonimato, es memoria viva del último siglo del barrio, en el que se cuenta cómo en los Franciscanos se llegó a hacer cine cuando no había el ocio que hay ahora, además de rememorar la fábrica de hielo que tenían en la zona y en la que se hacían gaseosas.
Entre sus recuerdos afloraron también el vivero, el hospital, la resinera y el paso a nivel del tren. La autora valora además que el único hospital que había en la ciudad estaba allí, o lo frecuentada que estaba la ermita del Carmen, abierta todos los días.
Hervidero de vida
Los vivos recuerdos de esta vecina, pese al paso de los años, traen a la memoria también la importancia que tenía el Hogar Comandante Aguado, al que se refiere como un “hervidero de vida”, cuya escuela se abrió a los vecinos de la zona. Lamenta el estado de abandono y falta de uso que presenta el edificio ahora.
No falta en esa añoranza de un tiempo pasado lo habitual que era encontrarse a la gente sentada a la puerta de sus casas hablando, o la alegría de los fines de semana cuando salían los chicos con traje y las chicas con zapatos de tacón camino de los porches del Torico para pasear y regresar antes de las diez de la noche.
Recuerdos así son los que se quieren rescatar en este ejercicio de memoria colectiva, en el que Isabel se define como una “facilitadora” para que la gente se comunique y no solo cuente sus historias, sino también sus demandas. Es lo que argumentó José Galán en la primera sesión, al explicar que él llegó hace treinta años y por desgracia la evolución en este tiempo ha ido “de mal en peor” por la falta de servicios y limpieza.
Sara Mora, con más de tres décadas también en el barrio, ratificó esta idea y lamentó que las calles estén en “muy mal estado” y todo “un poco abandonado por los políticos”. El ánimo reivindicativo se solapa con las ganas de saber más sobre el lugar donde viven, como es el caso de Jesús Morales, que lleva cuarenta años en el barrio y que reconoció que se sorprendía de cosas que no conocía. De igual forma, María José Moreno, que lleva la mitad de ese tiempo residiendo en El Carmen, explicó que es “bonito escuchar cosas que no sabes”.
La presidenta de la asociación vecinal del barrio, Avelina Esteban, comentó que fue Caulín quien les propuso la idea y aceptaron al parecerles una idea “interesante”, puesto que “en el día a día no paramos a pensar que las cosas van cambiando y no nos damos cuenta de lo importante que son las personas hasta que ya no están”.
A través de esta iniciativa, explicó que se pretende “hacer un poco de memoria a través de los recuerdos de la gente, ver cómo era el barrio y esa proyección en los últimos años”, dejando constancia “de los relatos de personas de todas las edades, pero sobre todo de los mayores”.
La imaginación como recurso para aprender y compartir de forma colectiva
Dentro de las dinámicas planteadas en el taller de Historias de mi barrio, Isabel Caulín comentó que muchas actividades buscan avivar la imaginación de los participantes para aprender cosas de El Carmen que desconocen y compartir con otros lo que ellos saben. Se trata, manifestó, de dar a conocer, “poner en valor el barrio, poner los recursos necesarios y que la gente venga a vivir aquí y seguir haciendo memoria”. Una memoria, precisó, que es “colectiva”, y cuya intención es seguir construyendo desde la participación y la convivencia, porque el taller que ha comenzado ahora no es más que el inicio de algo que acaba de nacer y que continuará.
“Hay voluntad de continuar, esto es solo el principio, para saber más de la historia de nuestro barrio, de las personas que vivían aquí”, apuntó la responsable del taller, que destacó las virtudes que tiene esta parte de la ciudad al poseer un rico patrimonio cultural con lugares que están declarados BIC, con restos de la antigua actividad industrial de Teruel o con sitios históricos como el camino de Capuchinos. Pero sobre todo valoró a las personas que lo habitan por ser “memoria viva”.
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