Los gestores culturales piden una nueva Ley de Museos y más implicación del Gobierno
Decenas de iniciativas para difundir el patrimonio local rural comparten su experiencia en TeruelA punto de cumplir 40 años, quizá haya llegado el momento de revisar la Ley 7/1986 de Museos de Aragón. Eso, y que el Gobierno de la Comunidad Autónoma suele ser el gran ausente en las iniciativas que tratan de dar a conocer, proteger y explotar el patrimonio cultural de los territorios despoblados para mantener su viabilidad, fueron dos las grandes conclusiones que se lanzaron al mediodía de este sábado, en el salón de actos del Colegio Mayor Pablo Serrano, durante la clausura de la 17ª edición del Coloquio del Arte Aragonés, organizado desde el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.
Durante dos días se han congregado en Teruel más de 40 expertos entre historiadores del arte, investigadores, profesores, artistas, gestores culturales, conservadores y directores de fundaciones o asociaciones culturales de comarcas de todo Aragón. El objetivo era que cada cual compartiera con el resto sus experiencias en la gestión de museos locales, fundaciones o iniciativas cuya razón de ser es la protección, promoción o divulgación del patrimonio cultural local material o inmaterial en zonas despobladas de Aragón, conocer ejemplos similares al suyo que se han implantado con más o menos éxito en otros territorios similares, y también copiar ideas que ya han demostrado su eficacia.
Las jornadas se celebran habitualmente en Zaragoza, pero en esta ocasión se descentralizó la actividad de la Universidad y tuvo lugar en el campus de Teruel. Muchos de los ponentes agradecieron en sus intervenciones el esfuerzo de los organizadores, Chema Alagón y Pedro Luis Hernando, del departamento de Historia del Arte de la UZ en Teruel, que a su vez celebraron que la cita hubiera reunido a tantas personas procedentes de pueblos de Zaragoza o Huesca.
En el turno de poner en común las conclusiones, la investigadora y doctora en Historia del Arte Pilar Biel aseguró que “echaba de menos la presencia del Gobierno de Aragón coordinando el trabajo de los gestores culturales” que mantienen los museos y asociaciones locales ligadas al patrimonio, cuyo principal apoyo económico son los recursos propios en primer lugar y las instituciones locales, como el Ayuntamiento o las comarcas, en segundo lugar. “Muchas veces hay duplicidades y solapamientos, y el gran ausente es el Gobierno de Aragón”.
En ese sentido los investigadores también coincidieron en que falta una estructura administrativa a todos los museos locales y centros de protección y divulgación de patrimonio, que nos los convierte en un reino de taifas que funciona de diferente forma según quién y qué forma jurídica adquiera quien los gestiona. De ese modo podrían dimensionarse correctamente en cuanto a personal, necesidades presupuestarias o recursos.
En cualquier caso durante el congreso se puso de manifiesto que el patrimonio local tiene importancia dentro y fuera de las comunidades a las que pertenece. Una afirmación así es importante, especialmente este sábado, Día del Orgullo Rural, porque significa que ha calado el mensaje de que la cultura tradicional del mundo rural no es un lastre que hay que abandonar para poder mirar al futuro, como se dio a entender durante el desarrollismo español, sino que es una herencia susceptible de proteger y generar interés.
Muchos de los ponentes coincidieron también que la Ley de Museos de Aragón, la 7/1986, probablemente necesite una revisión ya que algunos de sus aspectos clave se han quedado obsoletos. Salió a colación, por ejemplo, la distinción que establece entre museos locales y centros de interpretación, según tengan o no colección de arte propia. Esa distinción deja con menos recursos a aquellos territorio musealizados cuyo principal activo es el patrimonio local material o inmaterial, y que por su naturaleza carece de sentido que posean colección permanente de arte.
Pilar Biel introdujo además un matiz importante: “El trabajo voluntario y las fundaciones sin ánimo de lucro suelen ser muy importantes en estos proyectos, pero el trabajo voluntario no debe de ser un sustitutivo del que deberían realizar profesional, cobrando por él, cuando no hay recursos suficientes”.
Cambiar el paradigma
Durante las dos jornadas del debate se han puesto en común ejemplos, experiencias y estrategias de centros locales de muy diversa índole, desde el Centro Integral de Desarrollo del Alabastro de Albalate, del que Santiago Martínez recordó que su vertiente artística, contra todo pronóstico, es lo que ha tirado del carro, hasta los Amigos del Serrablo, que han recuperado medio centenar de ermitas y construcciones tradicionales pirenaicas que estaban prácticamente derruidas y puesto en marcha el Museo Ángel Orensanz y Artes del Serrablo o el Museo de Dibujo Julio Gavín de Larrés. Pasando por Territorio Goya, que trabaja en una de las comarcas -Campo de Belchite- más deprimidas de toda Europa, o la Red Local de Museos y Espacios Expositivos del Sobrarbe, que reúne casi 30 centros de muy diversa temática y constituye un paradigma donde verse reflejado. Sabina Lasala, en representación de la Red, explicó que los objetivos fundamentales de estos centros son el cultural -conocer y dar a conocer- y social, contribuyendo a afianzar una identidad colectiva. Pero tampoco es desdeñable el objetivo económico. “Nosotros no tenemos pistas de esquí y tuvimos que espabilar”, explicó Lasala. “Hemos sabido sacar partido de nuestro patrimonio como generador de recursos económicos, pero sin perder el norte. Al final nuestro destinatario no puede ser solo el turista”.
Juan Carlos Lozano explicó cómo desde Territorio Goya han realizado numerosas acciones culturales y patrimoniales -no necesariamente relacionadas con Goya- en una serie de pueblos muy pequeños y desconocidos, algunas de las cuales con tanta repercusión como la exposición de fotografía Los ojos de la guerra, que mostró Gervasio Sánchez en Belchite.
Con mayor o menor éxito, todas estas experiencias demuestran que es posible trabajar con el patrimonio y convertirlo en una herramienta, económica, pero sobre todo social y cultural, para luchar contra la despoblación. “El patrimonio no va a solucionar por sí solo el problema”, afirma Pedro Luis Hernando. “Pero es una de las herramientas en las que podemos apoyarnos”.
Sin embargo todos los presentes, muchos de los cuales procedían de Zaragoza, están de acuerdo el algo que explicó Hernando, historiador del arte y director además del Museo de Arte Sacro de Teruel: “No es suficiente con cambiar leyes o estructuras, tenemos que aspirar a cambiar directamente la sociedad. Evidentemente no somos como los déspotas ilustrados que queremos enseñar a la gente lo que le conviene, pero sí que podemos enseñarles que hay alternativas a vivir en las grandes ciudades”.
En ese sentido se expresó también Juan Carlos Lozano, miembro de la asociación Territorio Goya y profesor de Historia del Arte en la UZ. “Todos nuestros alumnos quieren acabar sus estudios y empezar a trabajar en el IAACC Pablo Serrano, o en el Reina Sofía si nos ponemos exquisitos. Pero tenemos que concienciarles que donde más posibilidades de encontrar trabajo tienen es en el entorno rural”. “Si no lo conseguimos estaremos desaprovechando muchas oportunidades de trabajo y de consolidar población en los pueblos”.
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