Lleó: “El alabastro del Bajo Martín tiene una luz propia que no tienen otras piedras”
La mallorquina expondrá en Oreka una serie de esculturas creadas en el Cida de AlbalateEl alabastro del Bajo Martín estará presente en la galería Oreka de Gabolatz (Guipúzcoa), donde se expondrán a partir de marzo esculturas de Isabela Lleó. La artista mallorquina realizó una serie de seis piezas con esta piedra turolense desde el Centro Integral para el Desarrollo del Alabastro (Cida) de Albalate, donde realizó una estancia artística de una semana que concluyó el pasado viernes.
Lleó llevaba tiempo queriendo trabajar en el Cida, “un espacio estupendo donde te enfocas por completo a la escultura, y donde tienes herramientas, espacio e infraestructura para esculpir ese material a tus anchas”, según explica. La posibilidad que le ofreció de exponer en Oreka Alberto Ramírez ha sido el pretexto perfecto, ya que “me apetecía llevar obra nueva en piedra, y en particular en este tipo de alabastro”.
Durante su estancia de una semana Lleó ha desbastado las formas y tiene los volúmenes, aunque le resta aún el pulido de las piezas. Se trata de esculturas geométricas creadas a partir de cubos de en torno a 25 cm de arista, que forman un conjunto titulado Réquiem, dedicado a Elena Asins (1940-2015), Premio Nacional de las Artes Plásticas de 2011. “Toda su obra está relacionada con la matemática, fue una pionera del arte creado por ordenador y uno de los pilares del arte conceptual”, explica Lleó. “Siempre me llamó la atención el rigor de su trabajo, las premisas tan exactas con las que hacía sus obras”.
Lleó parte de esos cubos y desarrolla formas ortogonales, casi siempre trabajado con líneas y ángulos rectos. “Eso complica el trabajo porque requiere una gran exactitud, trabajando siempre a escuadra, comparándolo con las formas más orgánicas”.
Para trabajar este tipo de pieza en una piedra como el alabastro traslúcido del Bajo Martín un escultor necesita unas herramientas concretas y, sobre todo, “un espacio amplio”. Según la artista, “el corte genera muchísimo polvo y necesita un material muy específico que no sueles tener en tu taller”. “Por eso”, aclara, “había trabajado menos de lo que yo hubiera querido el alabastro, que es una piedra que me encanta”.
Isabela Lleó conoció el Cida de Albalate a través de Sculpture Network, una asociación que reúne a numerosos profesionales de la escultura desde muchos ámbitos, artistas, fabricantes de herramienta, canteras o galeristas, y con el que el centro albalatino ha trabajado en varios proyectos. “En España yo no conozco ningún sitio que te facilite tanto el trabajo como este, por sus instalaciones, herramientas y porque tienes la piedra al lado. El hecho de que puedas venir con un proyecto propio y pongan a tu alcance tantos medios es algo muy poco habitual”.
Las particularidades de la piedra blanca de la comarca del Bajo Martín también tiene mucho que ver con que anualmente sean muchos los artistas de todo el mundo que recalan en el Cida. El alabastro por sí solo ya las tiene, con una ductilidad y una fragilidad con respecto a otras piedras que tiene sus inconvenientes, porque un mal golpe le causa una fractura interna perfectamente visible desde el exterior, debido a su translucidez, o porque el trabajo de pulido tiene que ser especialmente cuidadoso para no rayar la piedra; pero que también ofrece ventajas, como la gran cantidad de posibilidades creativas y técnicas que proporciona a la hora de esculpir. “Y el hecho de que tenga esas vetas y esa translucidez la hace muy especial. Es una piedra con una luz propia que no tienen otras”. Isabela Lleó afirma además que, entre los alabastros que ella conoce, el del Bajo Martín se lleva la palma. “Es especialmente bonito y transparente... hay otros alabastros, como el de Jadraque, que tiene más impurezas y es más opaco. El que tenéis aquí es maravilloso”.
De Arco a Japón
Tras su estancia artística de la mallorquina en el Cida, durante la que el centro no le sufragó la manutención pero puso a su disposición las instalaciones que tiene en el polígono de las Eras Altas de Albalate, Isabela Lleó prepara unos meses de gran actividad. En febrero expondrá en el salón Hybrid de la Feria ARCO de Madrid, donde realizará una exposición colectiva sobre el pueblo Saharaui junto a otros artistas, vinculados a la galería sevillana Artagora. En marzo será cuando exponga en la galería vasca Oreka, con las piezas creadas en Teruel entre otras obras, y en junio tiene previsto marcharse varios meses a trabajar a Ire no Fuyana (Japón) con Wataru Hamasaka. “Tengo muchísimas ganas porque voy a trabajar con mármol vietnamita, una piedra a la que llaman mármol cristal”.
Por último, durante el mes de septiembre participará en el Simposio Internacional de Arte en la Montaña de Fiss (Austria). Diez escultores realizarán una residencia artística en esta localidad, muy popular entre los esquiadores, con el objetivo de realizar una serie de esculturas y exponerlas a más de 2.000 metros de altitud.
Isabela Lleó es una mallorquina licenciada en Bellas Artes y Psicología, y con una larga trayectoria artística. Pese a que su formación principal tuvo lugar en Alemania en el mundo del cine y del audiovisual, desde que comenzó a crear en el campo de la escultura en piedra, esa ha sido la disciplina que más la ha cautivado, y que más piezas públicas, en museos o en colecciones particulares le ha permitido generar. Pese a ello no ha abandonado nunca el videoarte, que para ella suele ser un vehículo de denuncia y reivindicación, trabajando junto a especialistas como Robert Cahen, considerado el padre del videoarte, con quien realizó una serie de proyectos en 2019 en la Sierra de Tramontana, al noroeste de la isla de Mallorca. Isabela Lleó se considera sobre todo una artista “polifacética” que también trabaja con fotografía, pintura, o grabado. “Creo que es bueno saber diversificar tus formas de expresión, porque incluso te permite abordar el mismo proyecto desde diferentes disciplinas, desde la escultura, la foto, el dibujo... y eso me parece muy interesante”, asegura la artista, que sin embargo admite que donde más cómoda se encuentra es cincelando piedra, “pese a que es un trabajo duro, físico, que requiere una condiciones especiales y un lugar especial para trabajar, a veces menos cómodo que tu estudio y en muchas ocasiones a la intemperie”.
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