La historia de ‘María la Jabalina’, la miliciana de Jabaloyas, da el salto al cómic
La joven anarquista turolense fue, en 1942, la última mujer fusilada por el franquismoLa turolense María Pérez Lacruz, conocida como María la Jabalina (1917-1942), fue a sus 25 años la última mujer fusilada en el conocido como Paredón de España de Paterna (Valencia) y un cómic recupera ahora su historia porque, según defienden sus creadores, hay que “remover la historia y cicatrizar las heridas”.
Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou, ganadores en 2019 del Premio Nacional del Cómic por El día 3 -sobre la tragedia del accidente de metro de Valencia de julio de 2006, con 43 muertos y 47 heridos-, reavivan en María la Jabalina (Astiberri), que sale a la venta hoy, una de las muchas historias “silenciadas de mujeres que lucharon por la paz y la libertad”, según la editorial vasca.
El proyecto nació a partir del encargo que les hizo el Ayuntamiento de Sagunto, a través de la Concejalía de Memoria Histórica, para recordar a esta vecina suya -aunque nacida en Teruel- que con tan solo 25 años fue fusilada el 8 de agosto de 1942 en El Terrer, la zona ubicada junto al cementerio de Paterna donde fueron ejecutadas más de 2.200 víctimas del franquismo.
María Pérez Lacruz nació en Teruel, aunque su familia procedía de Jabaloyas. Cuando ella tenía 6 años, en 1923, se trasladaron a Sagunto en busca de trabajo.
De encargo a obra personal
“Fue un encargo pero se ha convertido en una obra personal”, relatan en una entrevista a Efe sus creadores, quienes reconocen que antes de escribir esta novela gráfica no conocían nada de esta mujer, pero una vez empezaron a investigar y a documentarse han quedado fascinados con su historia.
La Jabalina fue una joven anarquista de las Juventudes Libertarias que creció en Puerto de Sagunto, y que con tan solo 18 años se alistó como miliciana en la Columna de Hierro, donde ejerció como enfermera.
Fue probablemente la primera mujer herida en la Guerra Civil y durante la represión de la posguerra fue delatada, detenida, acusada y condenada injustamente por delitos que nunca pudo haber cometido, además de sufrir otras muchas desgracias.
Tras su fusilamiento, su cadáver pudo ser recuperado por la familia y recibió sepultura. En el barrio saguntino de La Pinaeta hay una calle con su nombre.
“Le pasó de todo”, cuenta Cristina Durán, ilustradora del cómic, quien destaca que se trata de una historia tremenda que ocurrió “aquí al lado” y no hace tanto tiempo. De hecho, la hermana pequeña de María todavía vive.
Junto a la vida de María, una de las cosas que más llama la atención de los autores de este cómic es la fuerza de su familia, especialmente de su madre, quien no dejó de buscar pruebas y apoyos, tanto a derecha como a izquierda políticamente hablando, para salvar a su hija.
“Consiguieron cartas de todo el mundo defendiéndola. Ahí ves que realmente había unos cuantos que querían ir a por ella porque daba igual lo que lo que presentaras, lo ignoraron todo. La usaron de escarmiento”, señala Miguel Ángel Giner, guionista de la historia.
Recuperar la memoria
Durán y Giner se han especializado en el cómic social porque, según dicen, siempre han tenido “un componente activista”, y les gusta comparar su trabajo con “la lluvia fina, que parece que no haga nada pero al final acabas empapando al otro”.
Ninguno de los dos entiende que haya personas que defiendan que no se hable de historias como la de María; ellos abogan por “remover, porque la gente necesita cerrar la historia y cicatrizar las heridas”.
Sin embargo, su objetivo no es cambiar el mundo ni ajustar cuentas contra nadie. “Simplemente recuperar la memoria de una persona que nos parece que no se tiene que olvidar” porque a pesar de ser la historia de María, retrata también a muchas mujeres de la guerra y la posguerra, afirman.
Creen que el cómic es un buen medio para dar a conocer este tipo de historias porque es “más directo”. “No tienes que leer muchísimas páginas para entender conceptos; en una página, con una imagen, puedes transmitir muchísimo”.
En este proceso, han comprobado que “las heridas siguen muy abiertas”. “Mira que hemos tocado temas delicados, pero con este ya tenemos trols antes de salir el libro y antes de que hayan podido leerlo”, lamentan, algo que ya veían venir pero que en el caso de Cristina no acaba de llevar bien. Trol es un término que se aplica a quien, a través de las redes sociales y habitualmente oculto en el anonimato o la falsa identidad, trata de dinamitar una obra literaria, ensayo o cualquier manifestación pública a través de la denuncia y del escarnio, normalmente desde un falso prisma político o moral.
“Trato de que no me afecte pero me afecta, sobre todo por lo que significa. Esta división que hay ahora cada vez más extrema en el país y en el mundo me parece muy peligrosa. Me preocupa que contar la historia de una persona que simplemente ha luchado por salvar su vida provoque enfados, ofensas y la gente salte”, afirma.
En todo caso, esperan que el libro emocione a los lectores y que permita mostrar una parte de la historia de España que mucha gente no conoce.
En este sentido, agradecen el trabajo previo realizado por Robert Arnau para un documental que todavía no se ha podido llevar a cabo por falta de financiación; a los libros de Manuel Girona y Rosana Corral-Márquez sobre La Jabalina, y a la obra de la Companyía Hongaresa de Teatre.
“Sin todo ese trabajo no hubiéramos podido hacer el libro”, aseguran, y celebran que instituciones como el Ayuntamiento de Sagunto apuesten por este tipo de proyectos que, por un lado, recuperan la memoria y, por otro, fomentan la cultura.
Una peripecia que había sido adaptada a la novela y el teatro
María La Jabalina de Durán y Giner es la adaptación al cómic de la fascinante -aunque desgraciadamente corta- peripecia vital que vivió una turolense, afincada en El Puerto de Sagunto, que luchó por la libertad y la democracia. Los propios autores reconocen el trabajo de anteriores creaciones en las que se han apoyado para llevar su historia a la viñeta. Dos de las más conocidas son Una miliciana en la Columna de Hierro (Universitat de Valencia, 2007)), de Manuel Girona, y Si me llegas a olvidar (Versátil Narrativa, 2013), de Rosana Corral-Márquez.
El primero de ellos es un ensayo que recopila minuciosamente los documentos más importantes del juicio sumarísimo al que fue sometida La Jabalina, y rebate una a una todas las falsas acusaciones que se vertieron sobre ella y que acabaron con su vida. Entre otros exabruptos, las pruebas del Consejo de Guerra incluían el testimonio de un miliciano detenido que aseguraba que había participado en el asesinato de varias personas, incluida el cónsul de Bolivia en Valencia -nunca existió tal cargo allí-, en un momento en el que, como certificó el director del Hospital Provincial de Valencia, ella se encontraba hospitalizada. Fue acusada de adhesión a la rebelión y desafección al régimen y fusilada el 8 de agosto de 1942 en Paterna.
El segundo, Si me llegas a olvidar, es una biografía novelada de María, en la que enfatiza que el amor, a su hija, a su familia, a su patria, y a sus camaradas y a la libertad fue lo que predominó en su vida.
También existe una adaptación sobre su vida en el ámbito de la dramaturgia. La escribió Lola López -Premio de la Crítica de Barcelona a la mejor Actriz-, dramaturga y fundadora de la Companyia Hongaresa Teatro, a propuesta de Paca Aguirre (1930-2019), una poeta alicantina, Premio Nacional de Poesía (2011) y Premio Nacional de las Letras (2018), obsesionada por dar voz a las mujeres silenciadas de la historia española, silenciadas como, durante la mayor parte de su vida, fue la suya propia.
Desde 2007 La Hongaresa ha representado la obra, que es en realidad un monólogo interpretado por la propia Lola López, en multitud de espacios, entre ellos muchos pueblos turolenses o en Argentina, ante muchos de los descendientes de exiliados por la guerra civil. En julio de 2019 la compañía valenciana la representó en Jabaloyas, localidad de origen de la familia de la miliciana anarquista, razón por la cual era denominada María La Jabalina.
En 2017, como colofón a una exposición organizada por la asociación Pozos de Caudé con motivo de las XIII Jornadas de la Memoria Histórica, titulada Fotografías sobre los bombardeos en Teruel y provincia durante la guerra civil, el IES Vega del Turia acogió la representación de esta obra.
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