Fidel Ferrando: “La cerámica es una expresión artística al mismo nivel que la pintura o la escultura”
Este sábado se clausura en Alcañiz la exposición del artista bajoaragonésLa Sala Municipal de Exposiciones de Alcañiz acoge hasta este sábado, día de la clausura, Desde el pasado. Bajo el símbolo del deseo, muestra de cerámica del bajo aragonés Fidel Ferrando, que reúne 70 piezas que sintetizan la doble mirada del artista; la pulsión de crear algo nuevo y siempre novedoso, y la herencia histórica de la necesariamente parte. La exposición, que permite hacerse una idea “de lo que la cerámica contemporánea representa en un lugar como Alcañiz, vinculada a las arcillas en lo artístico y en lo industrial”, subraya el artista, es la única muestra del festival CERCO que este año sale de la provincia de Zaragoza.
“Cualquier cosa que hago la hago desde el pasado”, explicar el artista, “porque el pasado forma parte de mi presente, como concepto histórico y como reflejo de todo lo que me rodea”, explica Ferrando, para quien el pasado es también “un espacio desde el que contemplar”. Y el símbolo del deseo es una metáfora que describe su forma de crear: “Mis principios siempre generan una serie de encuentros, descubrimientos y sorpresas. Todo lo que hago se dirige hacia el deseo de lo que aspiras a obtener”.
Fidel Ferrando, aunque radicalmente contemporáneo, se define no obstante poco amigo de la sorpresa o de la experimentación, entendiendo por tal cosa la concurrencia del azar en el resultado final. “Yo diría que no soy experimentador, sino más bien contemporáneo”, afirma cargado de ironía. “Lo que veo y lo que me rodea me empuja a crear algo nuevo. ¿Experimentar es pensar algo antes de realizarlo? Eso sí que lo hago, pero no experimento en el sentido de que lo que hago es llevar a la práctica el reflejo de lo que veo y quiero expresar, pero sabiendo a qué resultado me va a llevar y después de considerar su viabilidad técnica. Me gusta mucho controlar el proceso de creación”.
Javier Fanlo es uno de los numerosos artistas de la cerámica vinculados a Ferrando y que admiran su método de trabajo y su naturaleza de pionero en la cerámica contemporánea aragonesa. En un texto que escribe para el catálogo de la exposición, afirma: “Su formación académica le permitió despreocuparse de las ataduras de la técnica, siempre para adentrarse en la búsqueda de nuevas expresiones, y un nuevo lenguaje de la cerámica”.
Las setenta piezas de que consta la exposición que todavía puede verse hasta el 5 de octubre, de 19 a 21 horas, pueden dividirse en tres series separadas.
La primera de ellas se titula Territorio Visual y está formada por piezas realizadas en los dos últimos años, dedicadas al Moncayo, al monasterio de Veruela y a los cuentos y leyendas que Gustavo Adolfo Becquer escribió durante su estancia allí, entre 1863 y 1864.
La segunda ha sido denominada por su autor Memorias para el silencio y permanece inédita, aunque ya tiene varios años. “De algún modo forman parte de la colección de piezas que hice cuando trabajaba los grandes formatos y las tonalidades de azul, que me ocupaban entonces”, aclara Ferrando.
Por último, la tercera serie está formada por piezas que el ceramista ha creado inspirándose en la naturaleza, en lo social, y “en las texturas que se trazan sobre el barro cuando este se seca y se agrieta, y que producen una especie de hipnosis en quien la mira”. Terracotas y greses, engobes de diferentes colores, policromías y predominancia de tonos rojos, que introducen cierta novedad porque hasta ahora no habían sido demasiado utilizados.
A este respecto, Fidel Ferrando se desmarca de quienes sostienen que los tonos rojos son complejos de obtener de forma consistente y controlada, algo que él considera “un mito”. “Mucha gente ha trabajado esos tonos de forma tradicional, no es cierto que sea algo innovador”. “Técnicamente puede conseguirse de muchas maneras, yo lo hago con cadmio y selenio y se trabaja bien”.
Ferrando, químico de profesión y a quien su amigo y colega Fernando Malo define como “arquitecto del barro”, se inspira fundamentalmente en todo lo que ve y absorbe durante sus viajes o desde su casa en Alcañiz; elementos arquitectónicos, la naturaleza, la estructura de la sociedad, la historia “o elementos de todo eso mezclados entre sí”. Y de la fusión de esos elementos y el trabajo con la materia surge una expresión que es pura necesidad vital. El propio autor lo dice en el catálogo que se ha editado con motivo de la exposición: “Es mi intención revelar la belleza de lo que veo; definir el espacio y la nada, y al final siempre, como afirma el coreano Lee Wang Hyo: trabajo en la cerámica para tener una hermosa vida”.
El artista insiste además es que su perspectiva contemporánea de la cerámica se nutre de la visión histórica del pasado, pero separándola de esta, y reivindicándola como un arte mayor, con nexos quizá por sus orígenes con la alfarería tradicional, pero de una naturaleza diferente en la actualidad. “La cerámica se ha considerado tradicionalmente un arte menor, algo que no tiene ningún sentido”, afirma Ferrando. “La propia evolución de la cerámica como actividad artística le ha llevado a ganarse la contemporaneidad, un lugar entre las artes mayores. Si de algo no tengo ninguna duda es de que la cerámica es una expresión artística tan valiosa como la pintura, la escultura o cualquier otra”.
Fidel Ferrando considera una confusión grave vincular la cerámica a la actividad artesana: “Lo más parecido entre la cerámica a la actividad artesana, entendiendo por esta la multireproducción, estaría en la alfarería, pero cerámica y alfarería no tienen nada que ver desde hace muchos años”. Según el ceramista el salto cualitativo que ha dado una con respecto a la otra es enorme. “En Japón, Corea, Estados Unidos, Alemania... en muchos lugares, desde hace mucho tiempo, la cerámica popular y la artística se han separado definitivamente y no tienen nada que ver”.
A ese respecto también se expresa Javier Fanlo, cuando escribe que Ferrando “intuía desde el principio que el camino que emprendíamos estaba por explotar, y que nada tenía que ver con el oficio alfarero que dejábamos atrás”.
Sin embargo el público, especialmente en España, sigue asimilando ambas actividades, la cerámica artística y la popular o artesanal. “Es importante que la gente experimente un salto en su conocimiento y se empape de esta realidad”. Es uno de los fundamentos, precisamente, de exposiciones como la que puede verse en la sala municipal de Alcañiz.
La razón de que persista esa confusión radica, según Ferrando, en que “la cerámica siempre ha sido menos conocida que otras disciplinas artísticas”.
Sin embargo el alcañizano recuerda que hay pintores universales que han incursionado en la cerámica para incorporarla a su propia obra -aunque en muchas ocasiones fue a través de ceramistas que casi permanecieron en el anonimato-. Cita como ejemplos Picasso o Barceló, “que en sus últimos años compró una tejería tradicional de baldosas e introdujo la cerámica como elemento innovador”.
Barceló fue más allá y aseguró que “la cerámica es la madre de la pintura”, y Fidel Ferrando lo cita en el catálogo de la exposición Desde el pasado. Bajo el símbolo del deseo: “La cerámica es liberadora. Me descarga del mal rollo que acumulo pintando”.
Y entre los trabajos colaborativos que pintores y ceramistas han realizado el propio Fidel Ferrando es un gran ejemplo en Aragón. El alcañizano fue el coautor en 1996 del gran mural situado sobre la entrada principal del centro comercial Gran Casa de Zaragoza, de 75 metros cuadrados, creado sobre los diseños ideados y pintados por Antonio Saura.
Tras Desde el pasado. Bajo el símbolo del deseo, una exposición que Fidel Ferrando creó pensando especialmente en el espacio expositivo del Ayuntamiento de Alcañiz, el autor admite que se va a dar un tiempo antes de volver a pensar en futuros proyectos: “Ahora mismo tengo algunas piezas en el taller, pero no sé por dónde voy a seguir. Lo que voy a hacer es descansar, viajar, desinformarme de los conceptos de esta última exposición y trabajar en otros elementos nuevos, sin tener nada preconcebido”. No es exactamente un reseteo, porque el quehacer artístico de Ferrando se asienta sólidamente en el pasado, y el pasado es el que es y no se resetea. Pero sí que se pueden imaginar nuevos deseos, nuevos conceptos hacia los que dirigirse y a los que dar forma a través del barro y el calor.
Referencia en la cerámica aragonesa
Fidel Ferrando (Alcañiz, 1955) es químico industrial y graduado en cerámica por la Escuela Cerámica de Manises. En 1979 instaló su taller en Alcañiz y desde entonces ha participado en gran número de exposiciones individuales, del Museo Provincial de Teruel a Palma de Mallorca, pasando por Barbastro, Huesca, Alcañiz, Zaragoza, Bilbao o La Fresneda.
En el ámbito de las muestras colectivas participó en el homenaje al escultor turolense Pablo Serrano que se organizó en 1981 en Alcañiz bajo el título El pan necesario, el Reencontré National du Poitiers (Francia) o la muestra 4 Töpfer aus Aragonien que el Instituto Español de Cultura de Munich organizó en el Museo Provincial de Teruel. También ha formado parte de proyectos colectivos que han podido verse en la Escuela de Cerámica de Zaragoza, el Museo de Bellas Artes de Santander, el Centro Artesanal de la Generalitat de Catalunya, el Torreón Fortea de Zaragoza o el Ayuntamiento de Saint-Nazarie, en Francia.
Además ofrece habitualmente charlas, ponencias y cursos sobre cerámica, preocupado como está por la difusión de la cerámica como expresión artística al más alto nivel. Ha colaborado con arquitectos como José Ignacio Linazasoro o Rafael Moneo. y con pintores como Antonio Saura, junto a quien realizó Un mural para Aragón, cerámica de gran formato que puede verse en Gran Casa (Zaragoza).
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