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La Carrasca y Teresa Villarroya elevan el azafrán a la categoría de orfebrería artesana La Carrasca y Teresa Villarroya elevan el azafrán a la categoría de orfebrería artesana
José Antonio Esteban, de Azafrán La Carrasca, y Teresa Villarroya, de Quimera Artesanía, durante la presentación de las piezas

La Carrasca y Teresa Villarroya elevan el azafrán a la categoría de orfebrería artesana

La artista ha creado una línea de broches, pendientes y colgantes inspirados en la flor del Jiloca
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De la unión de José Antonio Esteban, director de Azafrán La Carrasca, y de la egresada en Bellas Artes Teresa Villarroya, propietaria del establecimiento Artesanía La Quimera, uno de los productos más arraigados y tradicionales en buena parte de la provincia, el azafrán, se ha convertido en la inspiración y protagonista de una línea de orfebrería artesana que pone en el centro la hebra roja y el pétalo violeta de la flor turolense por excelencia.

José Antonio Esteban, natural de Blancas, fundó hace más de una década Azafrán de Teruel La Carrasca, una empresa familiar que recuperó el cultivo del bulbo en esa localidad, que exporta el 60% de la producción fuera de España y que continuamente está innovando y diversificando su producción, desde chocolate a azafrán en cápsulas, pasando por licores o quesos.

El azafrán es delicado de trabajar pero admite combinaciones con múltiples materiales

“Desde hace año y medio estaba dándole vueltas a la posibilidad de ir más allá de los usos alimenticios y trabajar de algún modo el azafrán y la orfebrería, de forma que explotara la belleza de la propia hebra y el pétalo de la flor”. Esteban se considera un corredor de fondo que no lleva a cabo una idea “hasta que conozco a alguien capaz de llevarla a cabo de la mejor manera posible”, así que cuando coincidió con Teresa Villarroya, turolense propietaria de Quimera Artesanía y egresada en Bellas Artes, puso en marcha su proyecto.

Durante los tres últimos meses Villarroya ha estado realizando pruebas y ensayos, utilizando su experiencia previa con materiales como las resinas, el vidrio, la piedra natural, el pan de oro y diferentes metales como el acero inoxidable o el bronce y adaptándolos a la brizna del azafrán o a la hoja de su flor. “Son materiales muy delicados que requieren una manipulación muy cuidadosa, pero también son agradecidos porque soy muy bonitos y admiten la combinación con muchos otros materiales”.

Algunas de las piezas, como este broche, recuerdan al ámbar fosilizado

La línea de bisutería artesana incluye broches, anillos, colgantes y pendientes, en los que se ha utilizado briznas de azafrán secas y pétalos deshidratados, combinados de diferentes maneras con otros materiales, entre lo que destacan la resina, material que permite encapsular los colores propios del azafrán destacándolos.

La artista ha creado objetos y adornos con diferentes sensibilidades, desde los más minimalistas hasta otros más recargados, aunque un factor que tanto ella como José Antonio Esteban consideran importante es que “queríamos que fuera algo que pudiera disfrutar cualquiera, que no fuera una línea de joyería muy poco asequible sino que, sin renunciar a la calidad y la belleza, cualquiera pudiera tener”.

Algunas de las piezas de bisutería artesana que se presentaron ayer

Así, quizá también apelando a los orígenes humildes del propio bulbo, que no es demasiado exigente ni en suelo, ni en agua ni en condiciones térmicas -pero sí en horas de trabajo-, las creaciones pueden adquirirse a precios que van de los 17 a los 39 euros. Pueden comprarse en Quimera Artesanía (Avenida Aragón, 13) o en la página web de Azafrán La Carrasca, www.saffronspainteruel.com. En la tienda física, además, es posible encargar piezas a medida o personalizadas. “Una vez sabes trabajar con los materiales y conoces cómo combinarlos bien, es fácil que un cliente venga y te diga qué tipo de pieza quiere, como le gusta, y hacerla de forma personalizada”, explicaba ayer Teresa Villarroya.

Inspiración

Más allá de la belleza de los hilos que formados por el estigma del azafrán y de los pétalos, en un intenso color morado que se preserva a través de la deshidratación, el significado que tiene la flor y el condimento que se extrae de ella, y su raigambre con Teruel y con la cultura rural, resulta especialmente sugerente e inspirador para Villarroya. “La naturaleza siempre ha sido muy inspiradora para mí, pero en este caso todavía más”. La creadora explicó que está vinculada al Jiloca, en concreto a Villafranca del Campo a través de su marido, y que aunque no lo ha vivido desde la infancia conoce la importancia que tuvo la flor del azafrán en las economías familiares de la zona. “El hecho de que la flor dure solo un día fresca, que haya que tratarla inmediatamente para conservarla y que luego quede encapsulada en una pieza a través de la resina me parece muy sugerente”, afirma Teresa Villarroya, que destacó, además, que cada pieza es única y genuina, realizada artesanalmente y con materiales orgánicos irrepetibles, como lo es cada flor y cada brizna de azafrán, que encierran una parte importante de la cultura rural de Teruel.

La línea se inspira en la naturaleza y en la cultura rural arraigada en Teruel

Innovación

José Antonio Esteban se mostró muy satisfecho con la ejecución del proyecto y confiado en que sea muy bien recibido por el público. Supone una nueva línea de producto para su empresa, que compite con azafrán producido en países como Irán o Marruecos, habitualmente más barato y de peor calidad pero que, en muchos casos, aparece etiquetado como un producto español.

Eso es responsable, entre otras cosas, de que el azafrán no encuentre un mercado más amplio en España, ya que el precio de ese falso azafrán español que inunda el mercado no se corresponde con su baja calidad y, por tanto, el producto es percibido por los clientes como demasiado caro para lo que ofrece.

Todas las piezas creadas por Villarroya son únicas y personales

De hecho la empresa familiar que dirigen José Antonio y su hijo Carlos exporta fuera de España el 60% de la producción, aunque no ceja en su empeño de aumentar su mercado interior a través de la innovación. “Si quieres tener resultados diferentes tienes que probar cosas diferentes”, explicaba ayer José Antonio Esteban, parafraseando a Albert Einstein en una frase que se completa con un “la verdadera locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.

“Con este nuevo producto estamos especialmente ilusionados”, afirma. “Porque es el primero que se sale de lo puramente alimentario y porque creo que tiene belleza y significado suficiente como para gustarle mucho al público”.

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