Kalumnia publica ‘Buscando sueños’, ópera prima y auténtica declaración de intenciones
Agustín Crespo, Fernando Madina o Isabel Marco colaboran en el nuevo LP“Vas a ganarte bien la vida / a costa de ser infeliz / olvidando a tu pueblo / y dejándolo morir”. Se puede decir más alto pero no más claro. El viernes se publicó en redes sociales y plataformas de música Buscando sueños, el esperado disco debut de la joven banda de punk rock de Valdealgorfa Kalumnia.
Tiene un punto más roquero y menos hardpunk que en los primeros directos o las primeras grabaciones caseras que pudieron escucharse de la joven banda, en la que ninguno de sus miembros había cumplido los 18 cuando arrancaron a tocar en 2022. Hasta recuerda un poco a El Canto del Loco Buscando sueños -el single que da título al disco-. Pero no se han privado de cantar lo que les da la gana, y para que nadie pueda acusarles de haber dado su brazo a torcer por haber llegado hasta la final del PopyRock o haber fichado por Alternativa Management, con cuyo sello, Carcajada Records, han sacado el disco, han metido el LP el corto Hoy no es el puto día. Seguramente eso les valdrá la E que en Spotify advierte del uso de lenguaje explícito -la versión moderna del doble rombo postfranquista-. Pero tal y como está el patio, eso debería ser motivo de felicitación más que otra cosa.
El discurso de la banda es inequívoco hasta el punto de correr el riesgo de resultar reiterativo: el orgullo de clase, la pertenencia a la España rural y el compromiso con el territorio. Pero los jóvenes músicos de Valdealgorfa no se quedan ahí, en un mensaje que empieza a no ser ni tan original ni tan políticamente incorrecto, y no tienen escrúpulos a la hora de mostrar sus cartas y presentar temas de los que no se escriben para hacer amigos, y menos en una provincia como Teruel, como Sangre y arena: “No hay explicación / para el maltrato animal / van a llenar las plazas / de gente sin piedad”. Pues eso.
En cualquier caso aquello del Rock de Pueblo, esa cosa que se inventó Azero a finales del siglo pasado cuando el término sonaba peyorativo, esa en la que numerosas bandas de la provincia han incidido durante los últimos 25 años hasta convertirlo en una auténtica seña de identidad, tiene dignos herederos en Kalumnia. Héctor Pardo Virutas no tiene la barba de Alfonso Martín pero toca el bajo con unas faldas que suenan a homenaje; Pablo Cester, cantante y guitarrista, toca hoy mismo con los codoñeranos en el Ternasco Rock de Foz-Calanda en lo que es un auténtico regalo para el joven, y el resto de los Kalumnia, Julieta Cebrián (guitarra), Mateu Rins (guitarra) y Daniel Viñuales (batería) tienen como principales referencias, junto a bandas míticas como Manowar, Pink Floyd o Barricada, a los Azero, Siixs, Los Draps y otras bandas de la provincia. Eso es tener identidad y lo demás son tonterías.
En todo caso, no deja de ser conmovedor que siga habiendo público que quiera pagar por la música cuando se hace de corazón -10.000 euros se recaudaron en un crowdfunding para grabar el disco-, empresas que sigan metiendo dinero en el rock and roll -Alternativa Management y Carcajada Records- y músicos -de entre 15 y 18 años- que vuelvan a colgarse las guitarras para quejarse de lo que nunca deberíamos haber dejado de quejarnos. Bien mirado, eso sí es radicalmente contemporáneo y rupturista.
El disco ofrece ocho canciones que han sido grabadas en el Estudio OVNI de Bonielles (Asturias), producidas por Daniel Sancet, Sergio Díaz Firu como ingeniero de sonido y Pablo Senator en la mezcla y masterización. Cuenta con las colaboraciones de Fernando Madina (Reincidentes) en Sangre y arena, Agustín (Los de Marras) en Gigantes de acero e Isabel Marco en ¿De quién es este Sol?. Y suena realmente bien.