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Fabián Navarrete y Gustavo Ramos, cantante y baterista de EFFE. Navarrete: “La edad pasa factura en esto  del rock and roll... pero existe el Ibuprofeno” Fabián Navarrete y Gustavo Ramos, cantante y baterista de EFFE. Navarrete: “La edad pasa factura en esto  del rock and roll... pero existe el Ibuprofeno”
Gustavo Ramos (izda.) y Fabián Navarrete, miembros fundadores de EFFE. M. A.

Fabián Navarrete y Gustavo Ramos, cantante y baterista de EFFE. Navarrete: “La edad pasa factura en esto del rock and roll... pero existe el Ibuprofeno”

EFFE celebra su décimo aniversario con un concierto gratuito, que finalmente y por causas meteorológicas, no se pudo celebrar en el Seminario
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EFFE es la banda de rock de referencia en la capital turolense. Nació hace una década, cuando varios músicos procedentes de otras formaciones se unieron para girar con un disco escrito por Fabián Navarrete, producido por Frankcho Gallego y grabado junto a Gustavo Ramos. La banda se consolidó y desde entonces han pasado diez años, cuatro discos y un millón de anécdotas y vivencias. Esta noche está previsto que EFFE celebre su fiesta de décimo aniversario, en un concierto gratuito en la plaza del Seminario que empezará a las 23 horas y que contará con la colaboración de algunos de los artistas que han grabado algunos de sus temas, como Kutxi Romero (Marea), Quini Ruano (Benito Kamelas), Ramoncín, Jerry Erro (Cuatro Madres), Jorge Pérez Kapi (Azero), Alberto Arnau (Abismo), Chema Mangas (guitarrista de EFFE hasta 2020) y Frankcho Gallego. Antes de eso, a las 19.30 horas, habrá un tardeo en el que Toni Alcaine y David Utrilla pincharán música rock.

-¿Cuáles fueron los inicios de EFFE?

-Fabián Navarrete: Comenzó siendo un proyecto mío personal que tenía el objetivo de grabar un disco que tenía escrito. Así que nos encerramos cuatro personas en el estudio RockFlow de L'Alcudia: Rafa Sánchez -guitarrista de Los Girasoules y técnico del estudio-, Frankcho Gallego, Gustavo Ramos y yo, y lo grabamos. Y para defender el disco en directo buscamos músicos, así que se formó la banda con Rubén Fernández (bajo), Chema Mangas (guitarra) y Borja Lacruz (guitarra), además de Gustavo (batería) y yo (voz). Y con ese disco hicimos como 70 u 80 conciertos en dos años, presentamos por todos los sitios, y funcionó muy bien. A partir de ahí vimos que EFFE merecía asentarse, ya no como proyecto personal sino como banda.

-Gustavo Ramos: Hicimos una especie de quid pro quo. Fabián había acabado con el grupo El Frío -Javier Giménez a la batería, Ritxard Giménez al bajo, Miguel Hernández (guitarra), Fabián Navarrete (guitarra y voz)- haría como dos años, y yo estaba con Visitantes. Entonces estuvo pariendo el disco. Frankcho se lo produjo a cambio de que nos hiciera de mánager con Almas para el Diablo... Y a partir de ahí la banda se formó y empezamos a hacer nosotros mismos ese trabajo de preproducción de los otros tres discos, que luego produce Kolibrí Díaz, de El Sótano (Navarra).

-¿Ese disco inaugural de EFFE necesitaba una nueva banda? ¿No podría haberse grabado con El Frío?

-F. N.: No, porque ya no existía como banda. El Frío terminó en 2009 y este primer disco salió en 2013. En ese impasse yo no tocaba, pero seguía en el mundillo haciendo el management con Almas para el Diablo. Tenía las canciones ahí, porque yo siempre estoy escribiendo, y aunque no quería hacer nada en concreto al final me decidí a grabarlas. Fue un poco al revés de como suele ser el proceso; primero hubo disco, y luego surgió la banda.

-Setenta bolos para el primer disco para un grupo que acaba de formarse son muchos bolos. Pero en una entrevista en Diario de Teruel justo después de aquella primera presentación tú ya decíais que el rock estaba en crisis... ¿cómo era entonces este mundo y cómo ha cambiado en una década?

-G. R.: Sinceramente, actualmente una banda puede hacer los bolos que quiera. Si nos vamos al formato sala, los tiempos han cambiado mucho. Hace 25 años una sala organizaba un concierto y te pagaba 50.000 pesetas por tocar, pero eso ya no existe. Ahora la sala te alquila sus servicios. Les abonas 300 euros y lo que sacas de entradas para ti. Las salas no asumen ningún riesgo, y todo el riesgo queda para la banda. Tú te vas a Madrid, entre furgonetas y dietas tienes 700 euros de gastos, y esos te los comes tú. Así que si tú quieres hacer una gira extensa a base de salas es bastante fácil, siempre que tengas un colchón de dinero para pagarla. Nosotros lo que hacíamos era montarnos bien el asunto durante el verano, conseguíamos ese colchón, y el resto del año íbamos invirtiendo tocando en salas. Lo que pasa es que llegó un momento en el que vimos que era inviable, porque es un sacapastas y no tienes la promoción que deberías tener. Así que en EFFE lo que ha cambiado mucho en estos diez años es ese enfoque a la hora de organizar giras, porque ahora somos mucho más selectivos, y tocamos en menos lugares, donde creemos que merece la pena en cuanto a la promoción que vamos a tener. El tema es que antes, si la sala te pagaba por actuar y tenía que amortizar ese gasto, se encargaba de promocionarte bien para que acudiera público. Pero ahora, como la sala ya se ha cubierto las espaldas un poco con lo que les pagas de alquiler, no te promocionan, ponen algo en la página web o en el Facebook y listos. Y si estás tocando en una ciudad donde no te conocen, pues van diez personas y pierdes dinero.

-F. N. : Las salas ahora se entienden como una galería de arte, que tú alquilas para exponer y obtienes beneficios de los cuadros que vendes. Pero el rock and roll y la música no es así, o no debería ser así. Yo creo que lo justo es que la banda y la sala compartan gastos, porque aunque ellos dicen que ponen el personal, nosotros ponemos música en directo y kilómetros. La sala hace barra con nuestra música y nosotros no sacamos nada de su barra. Así que en ese sentido sí que nos hemos plantado bastante, y nos hemos vuelto quirúrgicos a la hora de decidir dónde tocamos. Y en cuanto a la promoción también hemos cambiado el concepto. En lugar de invertir en muchos conciertos en salas ahora invertimos lo mismo pero de otro modo. Tenemos una persona encargada de prensa, Ana Laballo, que nos gestiona lanzamientos y entrevistas fuera de Teruel, que es una profesional del rock and roll con mucha trayectoria.

-¿En base a qué elegís los bolos donde vais a tocar?

-G. R.: Tenemos varios criterios. El principal es el económico, está claro. Si les decimos cuanto cobramos y les parece bien, pues hay trato. Otro es el promocional. Si te llaman de un festival que mete cuatro mil personas pues vas aunque te den lo justo, porque la promoción es importante. Y en tercer lugar está el criterio personal. De vez en cuando te apetece salir a tocar, quitarte el polvo, y buscas una sala. Es un poco como gastarte dinero en ir a esquiar con los amigos.

-¿Cuál es el techo que tiene ahora mismo EFFE? Cada uno de vosotros tiene su trabajo y el r'n'r no es ahora mismo el mejor género para vivir de la música...

-G.R.: No tenemos un techo, en el sentido de que somos conscientes de en qué situación estamos. Vivir de la música es inviable, al menos en mi opinión. Incluso sacarte un plus, un sobresuelo anual, es complicado en estos momentos.

-¿Es posible rentabilizar un disco? Tras todo el proceso de grabación, de distribución, tras los conciertos o festivales que puede generar ese disco... ¿termina en números rojos o en números negros?

-F.N.: Yo creo que en el balance anual sí que termina rentando. Personalmente a mí me compensa ir a una ciudad a hacer un bolo y que no me cueste dinero de mi bolsillo, porque lo asume la banda con los ingresos que has generado. Hemos hecho conciertos, hemos publicado videoclips y se han pagado con los ingresos generados por el grupo. Esa es la renta que saco yo, la satisfacción personal de hacerlo.

-G.R.: Claro, pero estamos hablando de una rentabilidad económica. Y que no te cueste dinero de tu bolsillo no significa que sea rentable. Nadie va a trabajar a cambio de comida y cama, el concepto de rentarte económicamente va más allá. Mira, si te vas a Ababuj, te llevas tu equipo, en media hora lo montas, tocas una hora y cuarto, y en media hora estás en tu casa. Te has llevado 1.500 o 2.000 euros según dónde vayas. Eso es rentable. Pero el otro día nos fuimos a Jerez. Tuvimos 800 o 900 euros de gastos, ¿y cuánto nos llevamos de Jerez? Cien euros. Eso no es rentable. Otra cosa es que te apetezca ir a Jerez, pero rentar, no renta.

-F. N.: Pero esos gastos de Jerez los has cubierto con el contrato anterior. Yo no pongo dinero de mi bolsillo, porque se paga con el dinero generado por la banda.

-G. R.: De ahí lo de ser más quirúrgicos y selectivos. Tienes que quitarte de encima esos bolos que te generan 700 euros de pérdidas. Pero es que ese es el gran problema que tiene el rock and roll ahora mismo. Hay muchas bandas, y yo lo entiendo, que tocan a cambio de la bebida y la cena. Y hay que decir que no. Hay que cobrar lo que sea, aunque sean 300 euros. Una banda ofrece un producto y tiene que cobrar por ello. Quizá no 3.000 euros, pero por lo menos 300 sí.

-Pero algunas bandas son grupos de amigos que tocan por afición y les ilusiona hacer conciertos en directo. Pero quizá no han invertido el tiempo y el dinero necesario para ofrecer un producto por el que se debe pagar...

-G. R.: Si compras un coche Audi pagas x, pero un Dacia tampoco te lo regalan. Pagas menos por él, pero no te lo regalan. ¿Para qué van a pagar un caché alto en un festival si hay otras bandas, que aunque tengan menos calidad, tocan a cambio de la bebida y unos bocatas?

-F. N.: Eso es verdad. Cada uno sabe lo que tiene y sabe lo que vale, y quien lo quiera tiene que comprarlo.

-Los artistas que vienen al concierto del décimo aniversario de EFFE, Ramoncín, Kutxi Romero, Quini Ruano o Jerry Erro, vienen de forma altruista...

-F. N.: Vienen a gastos, y nosotros desde luego vamos a cuidarlos. Pero es un concierto especial y ninguno de ellos han pedido nada para esta colaboración. En ese sentido estamos muy agradecidos a ellos.

-¿Qué experiencias peculiares habéis vivido con la banda?

-F. N.: Ufff... son un montón. Nos hemos dejado alguna vez una guitarra en Teruel...

-G. R.: Y una vez nos volvimos con un guitarrista menos. En una ocasión nos dejamos a Borja en Bezas. Íbamos con dos coches y cada uno pensaba que iba en el otro, así que nos lo dejamos, y a mitad de camino tuvimos que volvernos para recogerlo. Menos mal que era cerca, aquí a lado...

-¿La salida de Chema Mangas fue quizá el peor momento que ha vivido la banda?

-G. R.: Creo que sí, que fue lo más amargo que nos ha ocurrido.

-F. N.: Yo me meto nueve horas de furgoneta con esta gente, así que no puedes llevarte mal con ellos. Pero por circunstancias de la vida y porque su situación laboral se lo exigía, tuvo que dejar el grupo. A veces no se puede compaginar todo.

-Diego Soriano es desde entonces uno de los guitarristas de EFFE... ¿Es fácil compartir un proyecto como este con alguien que prácticamente pertenece a otra generación?

-G. R.: La verdad es que perfectamente podría ser el hijo de alguno de nosotros. Tiene bastante visión, armónicamente ve muchas cosas y sabe qué cosas se pueden hacer o se pueden cambiar para sonar mejor. Peor es que él tiene mucha formación como músico, lleva yendo a la Rock School de Valencia desde jovencito.

-F. N.: Diego se ha adaptado muy bien a la banda y aporta muchas cosas. La sangre fresca nos ha venido también muy bien al resto. Porque aunque musicalmente valgas mucho, para entrar en una banda de rock ya formada tienes que estar hecho de una pasta especial. No es fácil saber entrar en un grupo con años de trayectoria, formado por gente de cincuenta y tantos años más raros que la madre que los parió, cada uno con sus historias... En ese sentido Diego ha sido abrir una ventana de aire fresco.

-G. R.: Y hay cosas que no cambian. Antes cuando nos levantábamos a las ocho de la mañana de un domingo tras un bolo para marcharnos a casa había que ir a buscar a los dos guitarristas al Casco Viejo de la ciudad que fuera. Ahora es lo mismo (Risas).

-Vosotros que habéis tocado en muchos lugares... ¿qué creéis que necesita Teruel para poder acoger conciertos de rock and roll con cierta asiduidad?

-G. R.: Un sitio versátil. Teruel tiene el Maravillas o el Marín. El Auditorio de San Julián es lo mismo, con más o menos plazas, pero es exactamente lo mismo. Cuando grabamos con Visitantes nos fuimos a una jornadas de jazz en Burlada, al lado de Pamplona. Allí tenían una sala municipal que podían entrar 4.000 personas de pie perfectamente, con unas gradas mecánicas que podían sacarse y unos telones para acotarla, y era muy versátil. Nosotros en la presentación del último disco tuvimos que irnos a la Casa de Andalucía porque no hay ningún espacio a cubierto donde puedas meter a trescientas personas de pie. Cuando se hizo el centro de la plaza del Mercado debería haberse pensado en eso.

-F.N.: Ahora mismo el Ayuntamiento está trabajando en el Palacio de Exposiciones y Congresos, que es un espacio muy bueno pero con una acústica terrible. Pero si se acondiciona podría ser un lugar estupendo, y sé que ahora mismo el Ayuntamiento está implicado en ese proyecto, que es necesario en Teruel. Un lugar donde hacer conciertos y donde poder hacer una programación continuada a lo largo del año, con la gente de pie, a cubierto y donde puedan instalarse unas barras. Ninguna corporación ha planteado nunca tener aquí un espacio de esas características, es una pelea que yo, como músico, llevo años reivindicando. Así que si al final este año o el que viene existe ese espacio, genial.

-¿Hasta cuándo vamos a tener EFFE?

-F.N.: No contemplamos su final, la verdad.

-¿Pero la edad pasará factura, o no?

-F.N.: Claro que pasa factura. Pero existe el Ibuprofeno. Para mí, y creo que también para el resto de la banda, esto es un poco terapia. Tienes una vía de escape que te da muchas cosas... así que la lectura es que a EFFE le queda bastante mecha.

-G. R.: Físicamente cansa, eso es verdad, y cada vez más. Y la vida no es la misma cuando tienes 25 años que cuando tienes 52, familia e hijos... Pero tampoco pienso en el final de EFFE.

-¿Y si vuestros hijos no escuchan rock and roll cuando crezcan, qué haréis?

-G. R.: Matarlos (risas).

-F. N.: Pues llevarlos a conciertos de lo que les guste, qué vas a hacer... El otro día el mío estuvo conmigo viendo a Robe, así que algo estaré haciendo bien. Al final tienen que ser ellos los que elijan, desde luego. pero el que siembra recoge.

El primer disco de EFFE

Cuentos de Invierno, el primer disco de EFFE, nació antes que la propia banda. Escrito por Fabián Navarrete en invierno de 2013, fue producido por Frankcho Gallego y grabado en RockFlow (L’Alcudia), con los bajos del propio Gallego, la batería de Gustavo Ramos y la guitarra del productor Rafa Sánchez. Además colaboraron el cantante de Benito Kamelas, Quini Ruano (Sueño), el guitarrista y cantante de Visitantes o Abismo Alberto Arnau (Papel de plata), y el cantante de Azero, Jorge Pérez Kapi (Traficante).

El bajista Rubén Fernández y los guitarristas Chema Mangas y Borja Lacruz se incorporaron para girar en directo con ese disco. El concierto de presentación fue en el Cine Maravillas el 8 de noviembre de 2013. A partir de ese directo la banda se consolidó y ofreció cerca de un centenar de conciertos por diferentes lugares.

En 2017 vio la luz el segundo disco, Tras la tormenta. Pasada la vorágine llegó el momento de sentarse y ver hacia dónde caminar. Y la decisión que se tomó es la de avanzar, mantener la esencia de rock clásico en español y buscar cada vez más calidad. Tras la tormenta fue grabado, producido y masterizado por Kolibrí Díaz en los estudios R5 de Orikain (Navarra), que se hará cargo a partir de entonces de las producciones de EFFE. Contó con colaboradores como El Drogas (Vale ya) o Kutxi Romero (A la sombra de una encina) o David Kolibrí Díaz, con un solo de guitarra de Eterna, tranquila y formal. EFFE entra a formar parte de la discográfica Rock estatal Records (Madrid) y con Tras la tormenta se abrió sitio en el panorama del rock nacional recibiendo críticas muy positivas de la prensa especializada. Se superaron el centenar de conciertos un par de años.

Ni realidad ni quimera salió al mercado en 2019 de nuevo de la mano de Rock Estatal Records. La banda cambió de formación porque Chema Mangas abandonó la banda por motivos personales y se incorporó Diego Soriano, aportando nueva sangre a la banda y mayor intensidad en guitarras y escenario. EFFE realizó una gira de 25 conciertos en distintas salas de toda España pero la pandemia la paralizó, aunque pudo ser retomada en parte.

En la actualidad la banda está presentando su cuarto disco, Los días de palabras muertas que vio la luz el pasado mes de octubre. Hasta la fecha se han realizado varios conciertos de presentación y, cabe destacar la que se hizo en la sala El Perro de Madrid el pasado mes de noviembre, con gran presencia por parte de prensa especializada.

Este cuarto disco sale al mercado de mano de la discográfica Animal Records (Madrid), pero también es grabado y producido y masterizado por Kolibrí Díaz en los estudios R5 de Orikain (Navarra). Cuenta con las colaboraciones nuevamente de Kutxi Romero (La copla del rock and roll), Ramoncín (Aurora Boreal) y Jerry Erro, de la banda Cuatro Madres (El último).

En el aspecto visual EFFE ha trabajado con fotógrafos como Javier Reaktiu o Guada Caulín.

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